Han transcurrido diez años desde que la Fundación
del Nuevo Cine Latinoamericano (FNLC) y la Organización Católica Cubana
para la Comunicación ( SIGNIS-CUBA), aprovechando la providencial
coyuntura de la entonces llamada Muestra de Jóvenes Realizadores,
idearon el Taller «Talentos para el futuro», un proyecto que tuvo su
génesis en Bruselas, Bélgica, sede de SIGNIS-Mundial, y que consistía
en buscar apoyo financiero y logístico para aglutinar a un grupo de
realizadores incipientes para que pudieran confrontar sus obras con
directores más experimentados. Esta iniciativa de SIGNIS- Mundial fue
efímera, todo lo contrario a su similar de La Habana que, como se ha
visto, ya cuenta con diez años.
Los inicios
La primera
cita se realizó en la antigua sede de la Casa Laical en Teniente Rey y
Villegas y se hizo dentro del marco de la III Muestra de Jóvenes
Realizadores y con el apoyo de esta; tuvo entre sus principales
promotores a la señora Alquimia Peña y al Sr. Gustavo Andújar, directora
y presidente respectivamente de la FNLC y de SIGNIS CUBA; y como
encomiables ejecutores y organizadores a María Caridad Cumaná y Alberto
Ramos. En esta primera edición de febrero de 2004 se contó, como
profesores, con la presencia de los realizadores: Lourdes Prieto, Daniel
Díaz Torres y Enrique Álvarez, quienes debatieron las obras de 12
creadores, entre los que se encontraban Lester Hamlet, representando el
trabajo conjunto del largometraje Tres veces dos, Waldo Ramírez por Freddy o el sueño de Noel, Arturo Infante por Utopía y Patricia Ramos por Na-na.
La
segunda edición tuvo igual sede que la primera, y en este caso
estuvieron como profesores el realizador y pedagogo Enrique Colina y el
director y profesor de animación Aramís Acosta, quien luego estaría
presente en todos los talleres, exceptuando el décimo, al cual no pudo
asistir. En este segundo taller lo más notorio fueron las producciones
de la Televisión Serrana y el documental Demoler de Alejandro Ramírez Anderson.
Promovido
por Alquimia Peña y María Caridad Cumaná el tercer taller se trasladó a
la espaciosa y confortable sala de proyecciones Glauber Rocha de la
FNLC, y desde entonces se dividieron los debates por géneros
cinematográficos, habilitándose tres sesiones: ficción, documental y
animación, contando para ello con profesores-realizadores de estos
géneros.
Ya avanzadas las ediciones del taller los organizadores
decidieron escoger eventualmente como profesores a jóvenes realizadores
con una obra destacada y que hubieran tenido la experiencia del taller.
Esta decisión resultó muy eficaz, pues los jóvenes se encontraron muy a
gusto confrontando sus obras con realizadores de su misma generación.
Una
de las «normas» de los talleres es que los creadores discutieran sus
obras solamente con los profesores-realizadores. Pero ya sabemos lo
difícil que es mantener en silencio a un grupo de cubanos y esta
«norma», bastante esquemática para estos lares, solo se cumplió en la
primera edición… pues a partir de la segunda tanto los jóvenes
realizadores entre sí como los organizadores e invitados de la FNCL y
SIGNIS-CUBA se «involucraron» en los debates. Este elemento, que podía
traer consigo la disociación anárquica, milagrosamente enriqueció los
intercambios y esta práctica informal se mantiene hasta la actualidad
con buenos y provechosos resultados.
Pequeñas sombras
El
Taller no ha dejado de tener, como todo en esta vida, sus pequeñas
sombras: algunos profesores de una ideo estética anquilosada no han
logrado conectar con la frescura y el atrevimiento de los realizadores
más jóvenes, produciéndose pequeñas colisiones entre profesor y novel,
todas, por cierto, salvables gracias a Dios. Por otra parte, la
extensión del taller, desde temprano en la mañana hasta las primeras
horas de la noche, unido a lo alejado del centro de la ciudad que se
encuentra la FNCL, ha provocado que en los últimos años haya ocurrido
una disminución sensible de una parte de los realizadores seleccionados,
a los que se les invita y por diversos motivos no pueden asistir a la
cita. Una parte de los que sí asisten al taller, incluyendo a los
profesores, no concurren a la habitual cena de despedida que con tanto
esmero preparan los empleados de la Casa Laical, lo que provoca cierto
quiebre en el cronograma del taller.
Aciertos
El
mayor acierto del taller Talentos para el futuro es, a mi juicio,
otorgarle una mayor visibilidad a las obras de los bisoños creadores y
lograr que por única vez1 estos puedan confrontar sus
trabajos con creadores experimentados. Esta experiencia ha traído como
fruto el apadrinamiento de algunos jóvenes realizadores por directores
bien situados en la industria del cine cubano, léase Instituto Cubano
del Arte y la Industria Cinematográfica (ICAIC). Es de resaltar la
participación de jóvenes realizadores de provincia, pues a estos
—exceptuando a los pertenecientes a la Televisión Serrana— les resulta
más difícil la visibilidad de sus trabajos, mucho menos la posibilidad
de seguir tejiendo una obra. Otro elemento favorable es que el taller ha
sido inclusivo y no ha obviado obras incómodas que testimonian aspectos
crudos y dolorosos de nuestra realidad. Por el taller Talentos para el
futuro han pasado buena parte de lo que más brilla y vale del
audiovisual joven cubano a los citados nombres de «consagrados» como
Hamlet, Ramírez, Infante o Ramírez Anderson, se le puede agregar los
nombres de Aram Vidal (Degeneración), Alina Rodríguez (Buscándote Habana), Sandra Gómez (Las camas solas), Laimir Fano (Model Town), Ariagna Fajardo (Adonde vamos), Jeffrey Puente (25 KM), Ernesto Piña (EME-5), Milena Almira (Alina, 6 años), Harold Rensoli (Las flores feas), Karel Ducasse (Zona de silencio), Yimit Ramírez (Hombres verdes), Sebastián Miló (Camionero), Víctor Alfonso Cedeño (Dany y el club de los verracos ), entre tantos que han prestigiado a la cita.
Breve epílogo
El
taller Talentos para el futuro con sus altas y bajas, aciertos y
desaciertos, ha devenido en una sólida oportunidad de provechosos
encuentros tanto para los creadores jóvenes como los experimentados, lo
mismo para los organizadores e invitados, pues ha sido y es una
oportunidad única de tomarle el pulso a una parte importante de lo más
interesante y renovador de la producción joven del audiovisual cubano.
Único en su tipo en la región, solo queda desearle larga vida y buen
aniversario.
1 En las primeras ediciones de la
muestra de cine joven no existían espacios de debates para los
directores y sus obras. Por tanto el taller Talentos para el futuro era
el único al respecto. En la actualidad sí existen y se programan durante
la semana que el ICAIC le dedica a la muestra. Además de existir otros
espacios en los que fuera de la muestra joven se programan y discuten
las obras de los realizadores jóvenes.
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Arístides
O´Farrill. Crítico cinematográfico, miembro de SIGNIS Cuba y de la
Asociación Cubana de Prensa Cinematográfica, filial de FIPRESCI. Sus
reseñas sobre cine cubano, latinoamericano y mundial aparecen
frecuentemente en las revistas Espacio Laical y Palabra Nueva, así como en ECOS, de
cuyo consejo editorial es miembro desde la fundación de la publicación
en 1998. Se desempeñó como asistente de dirección en los documentales Habemuspapam (Carlos León, 1997) y Hacedor de puentes (Caridad
Abascal, 1997), y ha sido miembro de jurados de SIGNIS (y antes de
OCIC) en varias ediciones del Festival Internacional del Nuevo Cine
Latinoamericano, del Premio Caracol de la UNEAC, del Festival Cine-Plaza
y de la Muestra de Nuevos Realizadores (actualmente Muestra Joven) del
ICAIC. Es uno de los coordinadores del taller anual para jóvenes
realizadores que organizan conjuntamente SIGNIS Cuba y la Fundación del
Nuevo Cine Latinoamericano. Labora en la oficina de SIGNIS Cuba y en la
videoteca del Arzobispado de La Habana.