publicación No. 2

  ISSN 2218-0915
Revista Cine Cubano No.173-174
Alejandro Zamora Montes


Apuntes sobre un período de esplendor cinematográfico cubano
Alejandro Zamora Montes
Un machete con 40 años de edad, aún afilado
Alejandro Zamora Montes
Revista Nuevo Cine Latinoamericano No. 10
Alejandro Zamora Montes
Viviendo la vida loca… pero sin alegría
Alejandro Zamora Montes
Sobre Polvo de alas
Víctor Fowler Calzada
Primavera del documental para Santiago de Cuba
Zaira Zarza

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Revista Nuevo Cine Latinoamericano No. 10
Alejandro Zamora Montes
Un buen mercado es aquel sitio que está surtido con ofertas variadas y donde abundan productos de calidad. Por mercado también se entiende la relación establecida entre potenciales compradores y vendedores. A su vez, un nicho de mercado es un segmento en el cual confluyen individuos con características y necesidades homogéneas. Tanto en una como otra acepción, existe un denominador común, y es el cliente. En este caso, cliente-lector-receptor. Los trabajos presentados en esta décima edición de la revista del Nuevo Cine Latinoamericano, logran subyugar gracias a sus atrayentes y complejas variedades temáticas, y cumplen sobradamente su función: satisfacer los deseos (formas que adoptan las necesidades) de un sector amante del Séptimo Arte.

Los tres primeros textos hacen referencia a la tríada: maternidad/ matrimonio/parentesco, sostenida entre el cine y el teatro. En el primero, de la mano de Jaime Gómez Triana, Pensar el cine y el teatro. Apuntes sobre encuentros, diálogos, espectadores… nos es mostrada la trascendencia de una relación ancestral, de amor-odio, donde; al parecer, ninguna de las dos manifestaciones resulta del todo triunfante o derrotada, salvo el anhelo por privilegiar una permanencia de la ilusión, debido a que, para muchos, el arte de la filmación del movimiento parecía llevar ventaja sobre el arte de la expresión. El mencionado autor recurre a nombres míticos como Vsevolod E. Meyerhold, (director ruso del cual fuera discípulo Serguei M. Eisenstein), Steele MacKaye (creador de la cortina de luz, el escenario flotante y el dispositivo desplegable de comentarios mudos), así como Linda Seger, Lajos Egri, John Howard Lawson, Quentin Tarantino, Madeleine Di Maggio, Irwin R. Blazer, Martin Scorsese, Carmen Sofía Brenes, Federico Fellini, Andrej Wajda, Orson Welles, Georges Méliés y Michel Chion, entre otros, para así corroborar que buena parte de las historias y la dramaturgia utilizadas en el cine fueron y son localizadas en el teatro. Un dato interesante es el de Peter Brook, con la versión cinematográfica del Marat/Sade (1964), culminación de su experiencia dentro del Teatro de la Crueldad, pues es de sobra conocida la amplia labor creadora de este director, así como su concepción del retorno a lo sagrado, a lo ceremonial e iniciático en el teatro. Amado del Pino nos presenta un segundo trabajo titulado: Diatriba contra un mito enraizado, en el cual se expone, con un enfoque bien estructurado, la esencia liberadora  del teatro, cuánto hay de beneficioso en tener una formación en el mundo de las tablas para luego poder enfrentarse a medios de comunicación, dígase la radio, el cine o la televisión, así como cierta promesa esperanzadora de no temer ante el empuje de las imágenes audiovisuales cada vez más fuertes, sino de prepararse teatralmente para lograr un intercambio entre el universo escénico concreto y el universo referencial bajo la mirada acuciante del espectador. El tercer título es una entrevista realizada al director Juan Carlos Cremata (Nada, Viva Cuba, El premio flaco) por Ariel Felipe Wood, y lleva por nombre: El cine es onanismo mientras que el teatro sigue siendo orgía. Vale aclarar que la palabra onanismo proviene de Onán, personaje bíblico que suscitó la ira de Dios porque en lugar de cumplir la orden de fecundar a la viuda de su hermano, ¨derramó la simiente en la tierra¨*. A lo largo de seis páginas, y con preguntas muy bien enfocadas por el autor, Cremata realiza una defensa exhaustiva del arte teatral, cuando menciona: "(…) uno puede filmar una escena muchas veces hasta poder llegar a la toma que considera perfecta, pero eso queda ahí, ya no se puede cambiar, seguirá repitiéndose con sus virtudes o con sus defectos en cada proyección. Sin embargo, el teatro es cambio constante, adaptación y readaptación, creación y re-creación perenne… (…) o también: En el cine se recurre más al oficio mientras que el teatro es pura vocación, más o menos lo comparo así: el cine es sexo sentido, consentido, pasión desbordante y sin límites pero se ha banalizado mucho, comercializado y hasta prostituido. El teatro es amor duradero y para toda la vida." Es válido cuando habla de la disciplina del actor, y la búsqueda, en muchos de ellos, de falsas quimeras aportadas por el cine y la televisión, olvidando por completo el alma o la Biblia de su profesión, al no hacer teatro. Y culmina con una extensa lista de creadores nacionales e internacionales del mundo cinematográfico, que recurren a los valores, la pasión y los motivos del arte teatral.

Un texto de la UNICEF conmovedor y al mismo tiempo un llamado de alerta sobre la explotación infantil titulado: La trata viola el espectro de los derechos de la infancia, nos es presentado con cifras alarmantes: se calcula que la trata afecta anualmente a alrededor de 1,2 millones de niños y niñas, y 8,4 millones de niños se ven envueltos en estas circunstancias. Investigaciones realizadas en el Salvador indican que un 66% de las niñas utilizadas en el servicio doméstico han sufrido abuso sexual o psicológico. El temor de que infantes caigan en las redes de tráfico llevadas a cabo por criminales, con el objetivo de ser utilizados en el mercado pornográfico, doméstico o militar, es abrumador. Engaños, violencia, secuestros, niñas reclutadas como novias por correo, ventas de niños para saldar deudas y consentimientos debido a jugosas ganancias, son sólo algunas de las herramientas empleadas por la trata. Estas criaturas inocentes son, al mismo tiempo, empleadas como trabajo sumamente barato en el turismo, zonas rurales o en la industria. Sin dudas, la humanidad debe luchar día a día contra este flagelo, sin descanso. Este trabajo es el preámbulo para que Frank Padrón nos ofrezca un artículo que tiene por nombre Los niños que no van al paraíso, donde se pone de manifiesto la relación entre el cine y la infancia. Ejemplos como El Chicuelo (1921) con Charles Chaplin y Jackie Coogan, La vida es bella (1997) con la dirección y actuación de Roberto Benigni, junto a Nicoletta Braschi y el niño Giorgio Cantarini, el filme brasileño Pixote, a lei do mais fraco (Pixote, la ley del más débil), (1981) del director argentino Héctor Babenco, Tire dié, de Fernando Birri, Anjos do sol (Ángeles del sol), del brasileño Rudi Lagemann, así como Perfume de violetas o El brassiere de Emma, ambas de Maryse Sistach y la cinta mexicana De la calle (2001), de Gerardo Tort, ganadora del Premio a la mejor Ópera Prima en San Sebastián, son una muestra de la preocupación de creadores por estos temas tan delicados. Como bien menciona Frank, el cine tiene el compromiso de seguir luchando para que un día esta realidad sea solo un triste pasado, y estos niños protagonistas puedan abandonar el infierno cotidiano y construir, habitar, ese paraíso hasta ahora negado pero real, tangible: aquí en la tierra.

Eduardo Galeano siempre nos contagia de dudas para poder vislumbrar lo real de lo artificial, lo bueno de lo malo, con su texto Disculpen la molestia, y preguntas como: ¿Es justa la justicia? ¿Por qué el mundo premia a quienes lo desvalijan? ¿Por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? o ¿no es de sentido común, y también de justicia, ese lema de las feministas que dicen que si nosotros, los machos, quedáramos embarazados, el aborto seria libre? ¿Por qué no se legaliza el derecho al aborto? ¿Será porque entonces dejaría de ser el privilegio de las mujeres que puedan pagarlo y de los médicos que puedan cobrarlo? Estas y otras muchas preguntas del autor pican, y bien duro, pues cuestionan el consumo irracional, la contaminación, la globalización del egoísmo y otros males, pero estamos acostumbrados a que el autor de los que muchos consideran una suerte de Biblia Anticolonial Latinoamericana (Las venas abiertas de América Latina) nos increpe, nos empuje a reflexionar y a disculparnos por la molestia de no pensar, por un instante, en el prójimo.  

La revista también cuenta con una sección de ¨páginas amarillas¨ llamada Tiempos de fundación, con la publicación de respuestas de Alfredo Guevara a una entrevista publicada en Bohemia en 1966, respuestas a Fausto Canel, para Lunes de Revolución, el 8 de Agosto de 1960, fragmentos de entrevistas y artículos realizados a Tomás Gutiérrez Alea (Titón), así como una reveladora entrevista realizada en marzo de 1975 a Santiago Álvarez (Now, Los cuatro puentes, Muerte al invasor) por Eliseo Alberto, en la cual se indaga para saber en que consiste la magia de este importantísimo documentalista, quien contó con un aproximado de 700 noticieros de incuestionable importancia divulgativa para el proceso revolucionario, amén de haber creado una revalorización del cine documental cubano al no constituir un cine de relleno, como era costumbre en las distribuidoras capitalistas. Se incluyen también fragmentos de la entrevista realizada por el poeta y ensayista Víctor Fowler al director Julio García Espinosa (El Mégano).

De Ana Cairo nos llega un collage de fotos y sentimientos, cartas de amor entre Tina Modotti y Mella, así como la de Tina a Xavier Guerrero, firme y terrible a la vez, pero sincera. La imagen y el carisma de Mella, y el impacto que supuso en el escritor Lezama Lima, al punto de recrearlo en su novela Paradiso como Apolo, dios de la luz, hijo de Zeus y de Latona, darán al lector un instante de complicidad y una recomendación psicológica: Conócete a ti mismo.

La revista concluye con un importante artículo de Gabriel de Broglie llamado: Qué es lo que no va con la imagen. Ante la pregunta ¿es la televisión un arte o solo sirve para reproducir? el autor nos ofrece lo que él mismo llama una estética de supermercado. La preocupación por una escenografía de salón, pensada, programada, el rendimiento esperado de los realizadores, la poca visibilidad de las artes plásticas en este medio, el papel de los intermediarios, así como la cada vez más preocupante banalidad de los mensajes y la expansión de la forma sobre el contenido, dando como resultado la alienación y la evasión de la realidad, nos da la medida de que la televisión avanza hacia una ¨filosofía del olvido o empañadora del conocimiento¨. Como un rayito esperanzador; apunta Broglie, el arte es salvado por las nuevas tecnologías, al tener la opción de la multiplicación de los programas difundidos, la opción de las grabaciones, con horas de lectura y relectura, así como la posibilidad viable de tener un patrimonio individual de obras e imágenes impecables, apunta a una reconciliación entre el arte y la televisión.

* Extraído del Diccionario del amor, de Alberto Orlandini.

- www.cinecic.com.ar/
- www.cinematecadistrital.gov.co/servicios.htm
- www.cinecubano.com/persona/escuela.htm
- www.cubacine.cu/directorio/icaic.htm
- www.filmotecadeandalucia.com/
- cuib.unam.mx/mapabiblio/datosbiblio.pl?biblio=416
- www.documentalcolombia.org/index.html
- www.enerc.gov.ar/inst_biblioteca.html
Dirección : Víctor Fowler Calzada
Edición : Zaira Zarza
Diseño: Joany Savigñon

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