“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Camino a La Paz, cómo concebir el mundo
    Por Cinestel.com

    Francisco Varone es un egresado de la Universidad del Cine de Buenos Aires. Camino a La Paz es una road movie protagonizada por el destacado actor de cine Rodrigo de la Serna y el eminente actor y director mendocino de teatro, Ernesto Flaco Suárez. Como síntesis argumental se puede contar que Sebastián (De la Serna) es un joven de 35 años recién casado, cuyas pasiones son la pionera banda de rock argentina Vox Dei y su viejo Peugeot 505 SR. Obtiene empleo como remisero (chófer de alquiler) y recibe una curiosa propuesta de un cliente.

    Jalil (Suárez) es un pasajero musulmán que solicita sus servicios de transporte asiduamente y que un día determinado le ofrece a Sebas una importante suma de dinero para que lo lleve en auto desde Buenos Aires hasta La Paz, en Bolivia. Dudoso y con mucha desgana, Sebastián acepta hacer ese viaje, planificado con mucha meticulosidad por el anciano.

    Una vez que comienza el trayecto, Sebas casi siempre inicia discusiones con Jalil por temas como que no se permite comer dentro del coche, o el tipo de música que se va escuchando. Mientras que el viejo espera poder llegar a tiempo a La Paz debido a sus asuntos personales, el viaje se convierte en una especie de éxodo y redención para el joven, ya que parte de un punto de vista algo opuesto a conocer más sobre otras culturas o creencias, al tiempo que padece una crisis con su pareja por cuestiones económicas. En ese sentido, Jalil pone a prueba durante el trayecto sus nervios y temperamento.

    Camino a La Paz es un drama con muchas pinceladas de humor cuyo tema principal es el de “la pereza de quedarse en la superficie” a la hora de concebir el mundo bajo otra perspectiva que no sea la del aprendizaje constante y el intercambio entre creencias y culturas. Aquí se produce un debate entre lo exterior y lo profundo, entre el transitar por ese terreno superficial de la ruta y el sondear por lo más hondo en el interior de las personas.

    Para la representación del universo musulmán que envuelve a Jalil, Varone eligió a la que posiblemente sea la secta del Islam más pintoresca y peculiar, el sufismo, capaz de transformar su espiritualidad en algo más místico y transversal a diferencia de ramas religiosas islámicas distintas, e inclusive de algunas otras confesiones que quizá son menos pragmáticas e intuitivas. Esta es una decisión clave que favorece el buen desarrollo de la película hasta su final.

    Francisco Varone demuestra ser en este debut como director, un experimentado conocedor de los recursos técnicos y narrativos del cine, aparte del notable impulso que le supuso el haber contado con unos actores principales de primera categoría. El rodaje de esta interesante y recomendable road movie se llevó a cabo en las localidades argentinas de Buenos Aires, Pergamino, La Falda, Rosario de la Frontera y La Quiaca; y en las bolivianas de Villazón, Potosí y La Paz.


    (Fuente: José Luis García)


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