“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Manos Sucias, resistir en un callejón sin salida
    Por José Luis García

    Producida por Spike Lee y rodada en el Valle del Cauca y Buenaventura en Colombia por el director estadounidense Josef Wladyka, Manos sucias es una película dramática sobre los estrechos límites entre los que se mueven unos jóvenes de piel morena que se embarcan de lleno en el peligroso mundo corrompido por el narcotráfico. El filme fue galardonado en el Festival de Tribeca 2014 con el premio al mejor director novel y refleja hilos de esperanza entre sus protagonistas unidos a la paradoja de un terror y un gran miedo interior a morir, inconmensurable. Su ambición de huir de la pobreza económica conlleva aspiraciones que ellos ya saben de antemano que no van a conseguir, pero insisten en la necesidad de encontrar espacios de futuro.

    Tal vez a través de una mirada más desinhibida y alejada que la que pudieran tener ciertos realizadores locales, en Manos sucias Josef Kubota Wladyka no habla de capos ni de grandes narcotraficantes, se ocupa de seres corrientes cuyas vidas terminan alteradas por la tentación o la necesidad de ingresar a trabajar en el negocio. Los personajes centrales del filme son dos jóvenes de la costa pacífica colombiana, pescadores por oficio y por tradición familiar, quienes en determinado momento aceptan el encargo de transportar un cargamento de droga. El sentido del título del filme alude al cambio que se sucede en la vida de los hombres y lo de las manos sucias toma un alcance simbólico especialmente revelador.

    La película mantiene una línea más potente en las acciones antes que en los diálogos cuyas palabras vienen a reforzar la idea de desamparo y racismo solapado que padecen cuando en distintas conversaciones los escuchamos mencionar, por ejemplo, que en Bogotá “no hay negros”. Los protagonistas tienen que conducir una lancha que arrastre bajo el agua un narco-torpedo lleno de 100 kilogramos de cocaína, simulando ser pescadores. Como única guía siguen unas coordenadas misteriosas que los van a llevar a un viaje inesperado que nunca antes podrían prever.

    Rodada en su mayor parte con cámara en mano, Manos sucias es una crónica desde el lado más humano posible sobre la pérdida de la inocencia de estos dos hermanos afrocolombianos que por increíble que parezca, viven en el mismo barrio de Buenaventura pero no se habían visto durante años. Los actores que los encarnan pertenecen a un grupo de teatro de la localidad y nunca antes habían hecho cine. Sus actuaciones aquí son convincentes con cierta tendencia al ímpetu en algunas escenas de acción que tiene la película, filmada en una zona a la que normalmente no llega la policía pero donde continúa una disputa sin fin entre paramilitares de derecha, guerrillas izquierdistas y narcotraficantes.

    Algunas partes de cantos populares y religiosos colombianos aderezan momentos de la película, un filme cuyo guión se confeccionó a partir de testimonios reales y que plasma la lucha por la vida, la afrocultura colombiana, un mundo dominado por las drogas, alcohol incluido, y el uso del mar como vía de tránsito de sustancias tóxicas hacia la zona en el entorno de Panamá.


    (Fuente: Cinestel.com)


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