“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

NOTICIA


  • Todas las lenguas
    Por Ernesto Carlín Gereda

    Magallanes, el debut cinematográfico de Salvador del Solar estrenado hace un par de años, tiene una escena clave. El personaje de Magaly Solier, en medio de una diligencia policial, deja de hablar en castellano y empieza a recriminar a todos los presentes en quechua. El impacto de ese momento es que, al carecer de subtítulos, los espectadores hispanohablantes tienen un atisbo sobre los problemas de comunicación que padecen los que solo hablan alguna lengua originaria.

    El año que acaba de concluir tuvo una peculiaridad en lo que se refiere a las películas nacionales estrenadas: un par de cintas no solo tenían una escena clave, sino también todo el metraje en una lengua distinta a la española. Estos largometrajes que circularon por medios culturales con buenas críticas fueron rodados en quechua y aimara: Retablo y Wiñaypacha.

    Aunque filmar en quechua no es algo inédito –la cusqueña Kukuli es de 1961–, tampoco es algo habitual. Retablo, del debutante Álvaro Delgado-Aparicio, tiene también otra singularidad. En este filme se aborda el tema de la homosexualidad y de la homofobia en el mundo rural.

    Tiene el mérito de ser el primero en quechua que compite en la sección oficial de ficción del Festival de Cine de Lima, el de mayor renombre del país. Narra los problemas familiares que afronta un artesano dedicado a la confección de retablos, interpretado por Amiel Cayo, en su relación con su hijo y aprendiz, encarnado por el menor Junior Bejar. Interpretando a la madre está Magaly Solier.

    El caso de Wiñaypacha, del cineasta puneño debutante Óscar Catacora, es distinto. No se conocen ejemplos de largometrajes enteramente en aimara hechos en el Perú. Este proyecto ganó una ayuda del Ministerio de Cultura en el 2013. Se pudo apreciar por primera vez en el Festival de Cine de Lima, pero incluido en una sección paralela y no en la oficial.

    No obstante ello, cosechó varios halagos de la prensa conocedora. Se aplaudió la solvencia formal con la que narra su historia. En Wiñaypacha se cuenta la rutina de dos ancianos campesinos en la sierra de Puno que viven esperando el retorno de su hijo.

    Algunas de las opciones de Catacora son emplear actores no profesionales, el uso extensivo de encuadres fijos y tratar los elementos de la naturaleza casi como unos personajes más. Varios críticos, al comentar el filme, señalaron que tenía la calidad como para ser incluido en la sección oficial del Festival de Lima. Se espera que ambas cintas sean estrenadas comercialmente este año que recién empieza.

    Pantalla políglota
    Entre las películas peruanas estrenadas en los pasados doce meses hay una que llamó la atención por el idioma de sus protagonistas: Nasca Yuukai, de Alex Hidalgo, cinta con varias escenas en japonés. Este filme de terror narra las peripecias de un grupo de turistas nipones en las Líneas de Nasca. Asimismo, se ha visto el uso del quechua en una película peruana con éxito comercial: La hora final, de Eduardo Mendoza. En este filme, que narra la captura de Abimael Guzmán, una oficial de inteligencia entabla un par de conversaciones en este idioma ancestral con un familiar, generando un efecto similar al provocado en la conocida escena de Magaly Solier en Magallanes.

    El dato
    25 películas peruanas se estrenaron comercialmente en el 2017.
    En el festival de Cine de Lima participó la película Carpinteros. En gran parte de la historia, los personajes se comunican por lenguaje de señas.

    (Fuente: elperuano.pe)


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