“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • Heloisa Passos: "Todo documental es un filme político"

    La directora brasileña Heloisa Passos fue una de las invitadas de la XVII edición del Festival Internacional de Cine Documental Encuentros del Otro Cine (EDOC), que se celebró hasta el 20 de mayo en Ecuador. La directora  es la autora de Construyendo puentes, cinta que muestra las distintas miradas del mundo que se pueden generar dentro de una familia.

    ¿Qué la motivó a filmar este documental? 

    Lo que disparó la realización de esta película fue la colección de películas Super-8 que me regaló un amigo de mi padre. En estas cintas encontré imágenes de su familia y de las cascadas Sete Quedas. Recuerdo que tenía 15 años cuando desaparecieron. Después de verlas, viajé a la frontera entre Brasil y Paraguay para ver qué había quedado en ese lugar. Mi idea era armar un documental contemplativo, pero todo cambió luego de charlar con mi padre.

    ¿Cómo se convierte él en el protagonista del ­documental?

    Entre el 2010 y el 2016 conversé mucho con mi padre sobre su visión de lo que estaba pasando en el país e investigué sobre todas las carreteras y puentes que había construido durante la dictadura militar. Ahí me di cuenta que quería que el documental se centrara en la relación de un padre y una hija que tienen dos puntos distintos de ver el mundo.

    Esa relación padre e hija muestra que hay una línea muy delgada entre la vida diaria y la política.

    Siempre me han gustado las historias familiares en el cine. Creo que la familia es un micromundo político que puede ser visto como una representación de la sociedad. Esas diferencias que hay entre mi padre y Heloisa se expanden al macromundo que es Brasil, un país polarizado... donde hay dificultad para dialogar.

    ¿Cómo fue ese ejercicio de dirigir y al mismo tiempo ser uno de los personajes de la cinta?

    Siempre supe que mi padre es un hombre conservador, que defiende el capitalismo. Lo que me llamó la atención durante el rodaje fue que siempre permaneció sereno, dominó las cámaras y fue muy performático. Me sentí afligida porque no encontraba buenos argumentos para debatir, algo que no me pasaba con amigos o compañeros. Fue duro descubrir que entre él y yo todavía existía una relación jerárquica dominada por el machismo.

    A más de los puentes familiares, se ve que hay un diálogo entre la autobiografía y la historia...

    Creo que no se puede despolitizar una historia familiar. Convivir con tu familia también es una acción política. Lo público y lo privado siempre están mezclándose en un mismo lugar. Para mí, todos los documentales son filmes políticos.

    ¿La cinta es una metáfora de la polarización política que vive Brasil?

    Para mí no es una metáfora. La polarización que hay entre mi padre y Heloisa es real. Lo que descubrimos es que a través del afecto se pueden construir puentes. Que este hombre haya decidido hacer la película para mí es una declaración de amor y la convivencia entre los dos logró que quebráramos esa polarización.

    ¿Los afectos como una herramienta para eliminar las diferencias?

    Para mí, la gente que nos gobierna no genera conversaciones humanas sobre cómo mejorar la condición de nuestras vidas. Un diálogo entre dos personas con distintos puntos de vista se consigue solo con paciencia, afecto y dignidad.

    ¿Es nuevo en Brasil el interés por hablar sobre la dictadura militar?

    No es nuevo. Muchos cineastas habían hablado pero enfocados en padres o madres de izquierda, yo lo hago con un padre conservador.


     



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