“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ARTICULO


  • El cine indígena, “subversivo y contestatario”
    Por Ulises Fonseca Madrigal

    Las vicisitudes que han pasado los pueblos indígenas para hacer su propio cine, la crítica fílmica en Morelia a principios del siglo XX, fueron parte de lo que se compartió en las ponencias iniciales del II Foro “Territorios del cine en México”, que arrancó el pasado 12 de julio en la Universidad de Morelia.

    La visión y voz indígena
    “Historia y rasgos del cine indígena michoacano” fue la ponencia con la que Karina Lizeth Chávez Rojas narró la evolución que ha tenido el cine enfocado a los pueblos originarios. De esta forma, al hacer una semblanza histórica, Chávez Rojas mencionó que en un inicio se negaba la sumisión en la que estaban los pueblos, más bien había una visión folklórica y exotista.

    “Las representaciones de lo indígena constituyeron conceptos erróneos, por ello las poblaciones decidieron dar a conocer su propia autodefinición y cosmovisión”, mencionó Chávez Rojas, quien dijo que al inicio los indígenas entraron al arte fílmico en la década de los 50 supeditados a la visión de otros directores.

    Para la década de los 80, dijo Chávez Rojas, inició el programa transferencia de medios, impulsado por el Instituto Nacional Indigenista, con lo cual comenzó la relación entre el video y el cine, fenómeno que tocó a Michoacán. Gracias a esto, para 1996 los centros de video indígena abrieron sus puertas a las producciones hechas por indígenas, quienes “comenzaron a decidir cómo usar las cámaras y micrófonos, contaron con la libertad de expresarse con un medio hasta entonces ajeno a su cultura (…) lograron la apropiación de narrativas descolonizadoras”.

    En este contexto, Chávez Rojas mencionó que aquellos realizadores que son ejemplo de ese proceso son Dante Cerano, Pavel Rodríguez, Raúl Máximo y Valente Soto.

    Por otra parte, Chávez Rojas mencionó que los realizadores indígenas “están incorporando elementos que además de caracterizarse por ser de entretenimiento y un agente informal de formación, pueden abonar para la construcción de un pensamiento autónomo y crítico (…) desde el surgimiento del cine indígena, ha sido en gran medida visto por los purépechas como un acto subversivo, ideológico y contestatario”.

    El cine y Morelia a inicios del siglo XX
    La crítica cinematográfica en Morelia: Ángel Campero y la revista Cine-Mundial en 1918, es el título de la segunda ponencia, que corrió a cargo de Fernando Saldaña Benítez.

    En esta, el ponente compartió el hallazgo que encontró en los archivos digitales resguardados por la biblioteca del congreso estadounidense, la revista Cine Mundial y la publicación en ésta de 10 crónicas que abordan la actividad cinematográfica en Morelia en el lejano año de 1918.

    De acuerdo a Saldaña Benítez, la revista era mensual, se publicaba en Nueva York y tenía corresponsales en varios países del mundo. En el caso de la Morelia, los textos dedicados a esta ciudad permitieron saber que “en Morelia el cine es recibido con entusiasmo ya que es visto como un modelo de progreso”.

    El autor de las crónicas fue Ángel Campero, quien envió 10 textos sobre el acontecer del cine en Morelia. El ciclo inició en marzo de 1918, la primera fue una apología del cine así como de los beneficios del arte estadounidense, en la segunda, expone el auge que tiene el desarrollo de las artes norteamericanas, en específico el cine; en la tercera, describe las películas que se mostraron en Morelia; en la cuarta se comenta que la ciudad tuvo falta de luz casi todo el mes, por tanto hubo pocas proyecciones; la quinta colaboración es una crónica de las exhibiciones en el salón París y el gusto del público local por las películas americanas.

    En la sexta colaboración, se destaca una crítica a la película La Máscara roja; para la séptima, Campero abordó el papel social del cine, su función difusora y de reproducir la vida para dejar testimonio; la octava colaboración refiere a la proyección de títulos referentes a la historia italiana; en la novena colaboración destacó el papel del Liceo Michoacano.

    “La crítica que Campero escribe es una fuente de información sobre la presencia del cine en Morelia en 1918, la conciencia del papel social que tiene el cine, aventura hipótesis del futuro del cine y la ciudad en base a lo que observaba en la ciudad”, mencionó Saldaña Benítez.

    (Fuente: www.redlab.mx)


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