A lomos entre el documental y la ficción, la memoria íntima y la colectiva, la violencia y el arte, Cuatreros es el nuevo largometraje de Albertina Carri (Buenos Aires, 1973). La cineasta argentina concurrió con este ensayo experimental y performativo en la Sección Oficial del 17º Festival Internacional de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, donde presentó su sexto largometraje, en el que, a partir de la idea de hacer una película sobre Isidro Velázquez, asesinado por la policía argentina en 1967, explora el pasado de la dictadura, pero también su propia historia, como hija de desaparecidos.

La memoria robada en los años de la dictadura militar argentina y la memoria íntima que explora ese vacío por medio de la imagen se entrecruzan en Cuatreros, el nuevo largometraje de la cineasta argentina Albertina Carri. La autora de Los rubios, que la distinguió en 2004 como nueva directora en el Festival Internacional de Cine de Las Palmas, construye un ensayo visual performativo que sigue las huellas del cuatrero Isidro Velázquez, el último gauchillo alzado y asesinado por el gobierno de Onganía en 1967, que arropa con pasajes de este episodio glosados en el prólogo del primer libro de su padre, el sociólogo Roberto Carri, desaparecido en la dictadura.

Pero fue el aluvión de dificultades y escollos que minó el camino de Cuatreros lo que posibilitó el resultado de esta película, donde la cineasta reconstruye su historia personal y la historia colectiva con un collage audiovisual en pantallas simultáneas urdido con fragmentos de noticiarios, películas y reflexiones, que hila con su voz en off.

"El cuento dentro de la película es el proceso de las imposibilidades, frustraciones y angustias para hacer la película", declaró Carri durante la presentación del filme, que concurrió en la Sección Oficial del certamen capitalino. "Yo simplemente quería hacer una película sobre Isidro Velázquez, pero, a medida que no podía y la iba abandonando, en ese viaje errático fueron apareciendo otras partes de la historia. Así que Cuatreros no es, en realidad, sobre todo aquello que dice que es. Y esa es su gran trampa por encima de los desafíos".

Desilusión

Fraguada a partir de testimonios y documentos públicos y privados sobre la represión sistemática de los años 60 y 70 en Argentina, reunidos durante 10 años de obstáculos y empeño, Cuatreros "nace de la desilusión, pero también como un acto de fe". "La sensación con la que convivo ahora respecto a Argentina es de una gran desilusión política, pero creo profundamente en el cine y en que puede ser una herramienta de modificación. Y ahí hay un entusiasmo", manifiesta.

"Creo que uno de los hallazgos de la película es que, a pesar de todo lo dramático y lo terrible que cuenta sobre lo que los seres humanos somos capaces de hacernos los unos a los otros, tiene un gran entusiasmo y eso es lo que la hace posible y lo que conmueve. Además, diría que ese entusiasmo es el sentimiento más parecido a mí misma", añade Carri.

En cuanto al diálogo de los hechos históricos con el presente, la cineasta destacó que "en aquel prólogo, mi padre expone que lo importante no es tanto la crónica de los sucesos, sino la significación actual de esos sucesos. Y Cuatreros es un poco eso". "No me interesaba hacer memoria en términos de recuerdos, sino poner la memoria en presente y plantear qué significa todo esto hoy o cómo replica en nuestros mundos actuales. Quiso darle una perspectiva universal y que sus personajes se convirtieran en actores sociales del presente y sus problemas, como las fronteras, de las que nadie se hace cargo".

Por otra parte, la mirada de la autora, sus circunstancias como hija de desaparecidos y madre reciente, y su propia experimentación con el lenguaje cinematográfico son los otros de los mimbres de Cuatreros. "Tengo un talento para la autorreferencia y la reflexión en el plano narrativo", admite Carri. "Pero también tengo una condición muy particular como persona física, porque soy hija de desaparecidos, latinoamericana, lesbiana, mujer; es decir, soy víctima y soy vulnerable para la sociedad. Y eso lo convierto en relato".

En ese sentido, la cineasta asegura que "es momento de reaccionar de algún modo y creo que una de las formas también es a través del arte". Sobre el cine, en concreto, sostiene que "el cine se ha convertido en un espacio ultraconservador a diferencia del arte o la performance, porque en la batalla entre arte e industria, la industria ha ido fagocitando al arte". A este respecto, "Cuatreros es también una discusión sobre el lenguaje, sobre lo posible y lo imposible, no tanto de la memoria, sino también sobre qué es hacer y ver cine".