“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

NOTICIA


  • Balance del 2016: México, Colombia, Ecuador, Panamá y Uruguay

    Jorge Sánchez, director del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE); Adelfa Martínez, directora de la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura de Colombia; Isabel Mena, directora ejecutiva del Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador; Stephan Proaño, director de la Dirección General de Cine de Panamá (DICINE) y Martín Papich, director del Instituto del Cine y el Audiovisual de Uruguay pasan revista a la actividad cinematográfica de sus respectivos países durante 2016.

    Balance 2016: Jorge Sánchez, director del Instituto Mexicano de Cinematografía

    Hay varios datos positivos que debemos destacar de 2016. Sin duda, la creación de la Secretaría de Cultura, a la que está adscrito el IMCINE, le da a la actividad cultural un lugar de primer nivel dentro de las políticas públicas en el país.

    Este año lo estaremos cerrando con una producción de alrededor de 160 películas, con lo que se superará una vez más el récord histórico; hay que recordar que el año pasado se produjeron 140, la cifra más alta desde 1958. De acuerdo con datos de la UNESCO, México se mantendrá entre los veinte países con mayor producción de películas en el mundo y dentro de los tres primeros en Latinoamérica.

    Por otro lado, podemos afirmar que la exhibición de cine nacional en salas del país va muy bien. Hasta noviembre, tenemos contabilizados 28 millones de asistentes —proyectamos cerrar en 29 millones— a producciones mexicanas, con cerca de 85 películas estrenadas. El 70 % de esta asistencia es para películas de comedia. Así, 2016 será el segundo año con más alta asistencia a cine nacional en las últimas tres décadas, sólo por debajo de 2013, cuando se llegó a 30.1, millones. Cabe señalar que a diferencia de ese año, cuando dos películas por sí solas sumaron 22 millones, en 2016 tenemos ya 11 películas que superan los 700 000 asistentes.

    Si bien estos números muestran un panorama alentador, una de nuestras principales actividades institucionales en estos años ha sido generar condiciones favorables para que toda la diversidad del cine mexicano encuentre a su público.

    La estrategia digital del IMCINE a través del uso de las plataformas digitales presenta avances importantes. En 2016, Pantalla Digital Cinema México ha operado en 11 entidades de la República Mexicana, con 300 puntos de recepción en bibliotecas públicas, casas de cultura y comedores comunitarios. Al finalizar el año se habrán tenido más de 350 000 asistentes a estas proyecciones. Al tercer trimestre de 2016, la plataforma Filminlatino lleva registradas 167 000 visionados y cuenta con unos 40 000 usuarios. Este año agregará más de 250 nuevos títulos a su catálogo, entre largos y cortometrajes; 52% de ellos internacionales y 48 % mexicanos. En 2016, Pantalla CACI continúa ofreciendo sus servicios de proyecciones programadas y realizadas por Cinema México, en 20 instituciones educativas, culturales y formativas de nivel superior. La alianza que tenemos también con Retina Latina permite tener más posibilidades de acceso del cine mexicano para la región. Todo esto refleja la importancia de que las plataformas digitales públicas coexistan con las que ofrecen otro tipo de contenidos y en las que el cine mexicano e iberoamericano tiene muy baja presencia. Consideramos que posicionar las plataformas digitales de participación pública permite llenar un gran vacío en la oferta de contenidos VoD para los ciudadanos.

    Otro aspecto a resaltar es que las realizaciones mexicanas han tenido una participación constante y destacada en los principales festivales de cine durante el año. Hasta noviembre tenemos registradas 310 participaciones en eventos como festivales, muestras y mercados en 71 países. Con esta presencia se han obtenido 70 premios internacionales. Destaca el León de Plata a Mejor Director para Amat Escalante por La región salvaje, en el Festival de Venecia. Estamos convencidos que la presencia de productores, agentes de ventas y creadores mexicanos en el mundo ha fortalecido la imagen del cine nacional en los aspectos industriales, comerciales y culturales.

    Pasando a los desafíos que enfrentamos para el año que está por comenzar, el alto nivel de producción de películas mexicanas nos obliga a generar escenarios favorables para su distribución. En ese sentido, encontramos que en general hay dos tipos de películas nacionales: películas con vocación popular dirigidas a un público amplio y una gran diversidad de películas que buscan abrirse canales para llegar a mayores sectores de la población. Cada uno requiere de estrategias diferentes; por ejemplo, para el segundo tipo, los esquemas de bajo costo y las plataformas digitales son medios idóneos para su estreno. Como mencioné, en el IMCINE hemos implementado estrategias para el acceso en varias ventanas de exhibición. Las plataformas digitales, la televisión pública y los circuitos alternativos son espacios que están siendo fortalecidos para la proyección de cine nacional. El reto es ofrecer un mayor acceso que impacte a más sectores de la población. Por ello continuaremos con los programas establecidos hasta ahora como la Semana de Cine Mexicano en tu Ciudad, Pantalla Digital Cinema México y el apoyo a exhibidores independientes.

    Posicionar las plataformas digitales públicas es un reto que hemos empezado y que tenemos que fortalecer. La tarea no es fácil frente a un mercado muy competitivo y con cada vez más agentes. En este complejo escenario es que operan las iniciativas de participación pública como Filminlatino, Pantalla Digital Cinema México, Pantalla CACI y Retina Latina. Creemos que estamos trabajando para que cada una encuentre su lugar y que diversifique la oferta de las plataformas existentes.

    Por otra parte, la participación del cine mexicano en el orden global es también una tarea que tenemos que atender a través de alianzas estratégicas con instancias internacionales, tanto públicas como privadas. Desde luego que ya estamos trabajando en ello. Un claro ejemplo es que México será el primer “País en Foco” en el European Film Market del próximo Festival de Berlín, todo esto en el marco del año dual Alemania-México 2016-2017.

    Nos interesa especialmente generar alianzas con países de la región. En este sentido, México llevará a cabo el Estímulo Gabriel García Márquez para la creación cinematográfica en México y Centroamérica apoyando la producción de 24 documentales sobre equidad racial, participación comunitaria y contenidos infantiles.

    Esperamos un año complicado en materia económica por los escenarios nacionales e internacionales que atravesamos, pero estamos seguros que podremos alcanzar los resultados esperados para desarrollar nuestro cine, que es una de las expresiones artísticas y culturales de mayor tradición y arraigo en nuestro país.

    Balance 2016: Adelfa Martínez, directora de la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura de Colombia

    Para nosotros, desde la Dirección de Cinematografía del Ministerio de Cultura, 2016 deja excelentes resultados para la industria cinematográfica nacional. Es un hecho muy positivo que en Colombia el consumo de cine continúe en ascenso y que cada vez más personas asistan a las salas. Especialmente, porque dicho crecimiento incide positivamente en el aumento de los recursos de fomento a nuestra industria, dado que nuestro Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FCD) se alimenta de la taquilla.

    2016 nos deja cifras récord en número de espectadores y recaudo de dinero a través de la taquilla. Más de 61 millones de personas asistirán a los cines al cierre del año, generando unos ingresos por entradas de más de 533 000 millones de pesos (unos 174 millones de dólares). Esto se traduce en un incremento del 4 % en espectadores y del 8 % en la taquilla en comparación con 2015.

    Este año también ha sido significativo frente al incremento de asistencia a cine colombiano, las películas nacionales registrarán a diciembre más de 4,3 millones de espectadores en las salas del país, presentando un incremento del 26 % frente a la asistencia de cine nacional en 2015, con lo cual tenemos la cifra más alta en la historia del cine colombiano.

    Un total de 36 películas nacionales se estrenarán a diciembre, la mayor cantidad de obras estrenadas por año. Asimismo, el promedio de espectadores por estrenos colombianos asciende a 120 238 espectadores, 25 018 espectadores más que en 2015. El share del cine nacional (número de espectadores de películas colombianas / número total de espectadores) es del 7 %, porcentaje superior al de los cinco años anteriores.

    Un dato relevante para el cine del país, es que el 24 % de sus espectadores, lo suman dos películas El abrazo de la serpiente y Uno al año no hace daño 2, que si bien se estrenaron en 2015, capitalizan para 2016 un porcentaje alto de taquilla para el cine del país. El caso de El abrazo de la serpiente marca un hito para la historia reciente de nuestro cine, pues además de ser una de las películas en competencia para los premios Oscar en la categoría de mejor película en lengua extranjera, logró atraer después de esta destacada participación un número significativo de espectadores. Este indicador de que los colombianos están dispuestos a ver películas con otros enfoques y temáticas de manera más masiva y no únicamente los grandes éxitos de comedia locales, abre caminos para otro tipo de producciones que demostrando calidad técnica e impacto nacional e internacional pueden cautivar a nuestras audiencias.

    Todos estos resultados favorables para el cine nacional se derivan de una política pública consistente y bien administrada que permite hoy cosechar frutos cultivados desde 2003.

    En Colombia la producción de cine y en general la actividad cinematográfica cuenta con el fomento del Estado, por medio de la Ley de Cine 814 de 2003 la cual ofrece estímulos para producciones y coproducciones colombianas a través de dos mecanismos: Estímulos Tributarios y el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico.

    A través de los Estímulos Tributarios, la Ley de Cine busca fomentar la donación e inversión en cine de personas y empresas privadas con el otorgamiento de estímulos tributarios para inversiones y donaciones a proyectos cinematográficos. Entre 2004 y 2016 este mecanismo ha permitido entregar al sector más de 175 300 millones de pesos (unos 57 millones de dólares).

    El FDC, que recibe los dineros recaudados a través de la cuota parafiscal que pagan los exhibidores, distribuidores y productores como resultado de la exhibición de películas en salas de cine en el país, ha recaudado desde su creación en agosto de 2003 a 2016, 170.000 millones (unos 56 millones de dólares), lo que ha permitido premiar 914 proyectos cinematográficos a través de las Convocatorias y 1 782 estímulos automáticos por un total de 123 000 millones (unos 40 millones de dólares).

    Con respecto a los resultados de la Ley 1556 (Ley filmación Colombia, promulgada en 2012) con el fin de promocionar el territorio nacional como escenario para la filmación de obras cinematográficas, se llega a 2016 con 26 proyectos extranjeros aprobados con una inversión de 113 mil millones, donde el gobierno nacional ha aportado 39 000 millones como contraprestación.

    Como respuesta a los retos de cautivar nuevas audiencias, fortalecer la circulación de la cinematografía latinoamericana, y aprovechando las nuevas prácticas de consumo digital de los espectadores, este año se crea el portal de cine latinoamericano Retina Latina, desarrollado por los institutos de cine de seis países (Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Perú y Uruguay) entre los cuales Colombia ejerce la Coordinación General, que en 9 meses de funcionamiento cuenta con 23 525 usuarios registrados, 173 278 visitantes y 102 películas de cine latinoamericano para acceso gratuito de los ciudadanos de la región.

    En conclusión, tanto los mecanismos públicos de fomento a nuestra industria, como la profesionalización del sector y el espectro cada vez más amplio y variado de nuestra producción han contribuido notablemente a que sigamos creciendo y consolidándonos como una de las industrias cinematográficas en ascenso en la región, con un amplio reconocimiento no solo en América Latina sino en otras latitudes.

    Junto a los procesos de la creación y la producción audiovisual, y asociadas a las transformaciones tecnológicas crecientes en el tipo de contenidos (series, obras transmedia), modelos de producción y medios de consumo de las audiencias (plataformas digitales), nuestro desafío es atender las nuevas exigencias del mercado y de los espectadores frente al tipo de obras qué quieren ver y cómo quieren verlas. Entender y generar soluciones de creación y entrega de contenidos que articulen las formas tradicionales, alternativas, pero especialmente los nuevos espacios y nichos que genera el mundo digital.

    Asimismo, potenciar el fortalecimiento de eslabones clave de la cadena de producción, a partir de la identificación de los vacíos para coordinar acciones de mejora en conjunto con los agentes de la industria. Es un desafío ganar más y nuevos espectadores para el cine nacional. Nuestros creadores se enfrentan al desafío de contar diversas historias que conecten con los públicos. Estos retos solo podremos enfrentarlos a través de un trabajo conjunto entre la institucionalidad y el sector.

    Finalmente, el objetivo es consolidar una industria de manera sostenible e integrada, que cada vez sea más visible su contribución al desarrollo del país no sólo a través de su contribución económica, sino participando en la consolidación de los capitales sociales, culturales y creativos, toda vez que en este proceso de construcción de paz para nuestro país, el cine se convierte en un excelente escenario de diálogo y de desarrollo cultural y social.
     
    Balance 2016: Isabel Mena, directora ejecutiva del Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador

    A escala mundial, el cine independiente -es decir, toda propuesta cinematográfica que se produce al margen o por fuera del sistema de grandes estudios-, puede seguir existiendo a condición de que cuente con un apoyo económico del Estado, a través de las respectivas autoridades cinematográficas de cada país. Ecuador, con una cinematografía de corta data, no es la excepción. En ese sentido, consideramos que el fomento al cine nacional, no solo implica una inyección sostenida de recursos en el sector cinematográfico y/o audiovisual a través de ciertos mecanismos –entre ellos, la convocatoria pública-, sino ir más allá al generar políticas públicas que “hagan sentido” y, así, lograr que esos mecanismos se institucionalicen y fomenten una producción diversa, que aborde diferentes temáticas, desde múltiples miradas, escuchas, voces y propuestas narrativas y estéticas.

    En Ecuador, el cine y el audiovisual ecuatorianos han ido ganando un mayor peso económico -y también simbólico- como una actividad permanente, que ha crecido y se ha desarrollado de forma significativa en los últimos años, lo que se evidencia en los logros indiscutibles a nivel nacional e internacional. Esto no habría sido posible sin la Ley de Fomento al Cine Nacional, que el pasado 3 de febrero de 2016 cumplió años de vigencia. Este cuerpo legal surgió como una conquista de un sector organizado de la sociedad civil que, a lo largo muchos años, luchó por una ley que apoye de forma decisiva la producción cinematográfica y audiovisual a través de mecanismos de fomento.

    La Ley permitió la creación de una institución que, a lo largo de una década, ha gestionado diez convocatorias consecutivas al Fondo de Fomento Cinematográfico, lo que ha hecho posible, la inyección de forma directa de recursos económicos desde el Estado hacia el sector, para cumplir así un compromiso institucional: fomentar el crecimiento y desarrollo del cine y el audiovisual nacional, en sus diferentes ámbitos. Hoy, tras diez años de vigencia de la Ley de Fomento de Cine Nacional, nuestro trabajo como Consejo Nacional de Cinematografía se evidencia en los 9 092 194,00 USD en incentivos económicos, entregados a 405 proyectos beneficiarios.

    El contexto actual nos obligó a replantearnos el rol que juega el Consejo Nacional de Cinematografía del Ecuador como la institución clave para el fomento del cine y el audiovisual ecuatoriano. En 2016, el apoyo del Ministerio de Cultura y Patrimonio fue clave para lanzar una nueva convocatoria al Fondo de Fomento Cinematográfico en un “tiempo récord”. Sin embargo, la responsabilidad de gestionar esta convocatoria en poco tiempo y con menos recursos que el año pasado, nos obligó a plantearnos algunas preguntas sobre nuestro quehacer. Nuestro objetivo no fue otro que asegurar que la Convocatoria anual siga siendo un mecanismo efectivo para el fomento de un cine diverso, caracterizado por múltiples miradas y propuestas narrativas y estéticas.

    ¿Cómo agilitar los procesos técnicos y administrativos financieros tras la convocatoria? ¿De qué manera seguir implementando acciones afirmativas a favor de esas “otras formas” de hacer cine? ¿Cómo apoyar la reconstrucción del tejido social en las zonas afectadas por el terremoto que asoló el país el pasado mes de abril? ¿Cómo contribuir a la profesionalización del sector, mediante unas bases con criterios técnicos?

    Todas estas preguntas nos obligaron a repensar la institución y sus procesos y, con el apoyo del Consejo Directivo de la institución, poner en marcha una Convocatoria sui géneris por los resultados alcanzados. Esto se evidenció el 31 de octubre cuando, pese al recorte presupuestario que enfrentamos, se anunciaron públicamente los nombres de los beneficiarios del Fondo de Fomento Cinematográfico que, este año, inyectará incentivos económicos por un monto de 485 000,00 USD destinados a 20 proyectos en siete categorías: Guion y/o desarrollo, Producción, Postproducción, Promoción y estreno, Exhibición de cine independiente, Formación de cine y Difusión en Manabí y Esmeraldas.

    Durante los últimos diez años la acción afirmativa; es decir, las medidas a favor de aquellos grupos o colectivos que históricamente no han ejercido sus derechos culturales, han sido el eje de nuestra gestión, en el contexto de un país muy diverso y atravesado por varias problemáticas sociales de larga data. Ecuador es diverso desde el punto de vista geográfico, pues un territorio relativamente pequeño abarca cuatro regiones naturales. Es diverso desde el punto de vista étnico ya que existen 14 nacionalidades y 20 pueblos. Y es también un  diverso también desde el punto de vista cultural, porque esos grupos éticos comparten una cultura en común, pero también conservan sus propias prácticas y valores. De allí, la producción cultural, en este caso el cine, también debe dar cuenta de esas múltiples miradas y escuchas.  De cara a 2017, nuestro reto sigue siendo apoyar esos diferentes tipos de producción que, para acceder a recursos económicos del Estado para su realización, deben cumplir con ciertos requisitos que son, ante todo,técnicos.

    Otro desafío es la construcción participativa y colectiva de unas políticas pública de fomento al cine y al audiovisual como formas de expresión cultural. En ese sentido, la Ley Orgánica de Cultura, aprobada el pasado 10 de noviembre/2016 en segundo y definitivo debate en la Asamblea Nacional, dispone que el CNCine pase por un proceso de transición para transformarse en un Instituto de Cine y Creación Audiovisual, articulado al  Sistema Nacional de Cultura.

    El nuevo instituto ampliará el campo de acción del CNCine, a través de la gestión y el fomento a la producción de contenidos, tanto cinematográficos como audiovisuales. Con este fin, el fomento de la creación cinematográfica y audiovisual se financiará con recursos públicos y  el importe de multas y sanciones, entre otros aportes. Los fondos serán  administrados y distribuidos en base a criterios técnicos, pero cumpliendo un principio de no discriminación en el acceso a dichos incentivos.

    La ley también se destaca la necesidad de la construcción de matrices culturales a través de la producción audiovisual que reflejen parte de la identidad cultural nacional. Además, con el objetivo de impulsar exhibición y difusión de este tipo de producciones, la Ley establece la implementación de la Red de Espacios Audiovisuales integrada espacios idóneos para la proyección de contenidos cinematográficos y audiovisuales, administrados por el sector público o privado, para los cuales se establecerá un sistema de incentivos. De esta forma, la nueva Ley Orgánica de Cultura es un cuerpo legal sienta las bases para la construcción de política públicas para el sector, con el fin de institucionalizar los mecanismos de fomento que ha implementado el CNCine en los últimos diez años, y lograr una mayor incidencia en ámbitos como los de la exhibición y la distribución, que son clave para el desarrollo y crecimiento del sector.

    Ecuador cierra 2016 con diez largometrajes estrenados en salas de cine comercial durante 2016, así como una proyección internacional importante. Así, por ejemplo, Alba, la ópera prima de Ana Cristina Barragán, ha recorrido 27 festivales y se ha llevado 13 premios, uno de ellos la Mención Especial del Jurado en el Festival de San Sebastián y está nominada para representar al Ecuador en la edición 207 de los Premios Goya. Otra película que sin duda tendrá una proyección internacional significativa es Sin muertos no hay Carnaval,  la más reciente producción de Sebastián Cordero,  que competirá con otras 14 producciones latinoamericanas para ser nominada como Mejor Película de habla no inglesa en la 89º edición de los Premios Oscar.

    De cara a 2017, nuestro mayor reto es seguir  apoyado el cine nacional a través de mecanismos de financiamiento a la producción y, al mismo tiempo, cumplir con una tarea pendiente: apoyar de forma  efectiva la exhibición y distribución. El primer paso para ampliar la difusión sería pensar en nuevos mecanismos de financiamiento a la exhibición y distribución, desde una visión más amplia de lo que entendemos como difusión. No hay que perder de vista que el mercado  no está limitado al theatrical (salas de cine multicomplejo, ubicadas en centros comerciales), sino que también incluye otras ventanas de exhibición desde las cuales se puede consumir cine: la televisión, el DVDy/o Blu-ray, las plataformas VoD, etc.

    Los nuevos hábitos de consumo “acortan” la exhibición de una película en sala, ya que los consumidores exigen o demandan una oferta constante de nuevos filmes, lo que obliga a los exhibidores a destinar más pagos por exhibición. Además, hay que tener en cuenta que si bien no es imprescindible que una película se estrene en una sala, la exhibición de una producción nacional en el mercado theatrical le da una “existencia oficial ” a esa película e inaugura su carrera comercial de una manera más sólida y con mejor proyección en otras ventanas de exhibición. Tenemos que trabajar en una política de promoción de nuestro cine a nivel regional, a cargo de las autoridades cinematográficas de los países de la región.

    En el Ecuador, si bien el Consejo Nacional de Cinematografía apoya desde mecanismos de financiamiento la exhibición y distribución (categoría Promoción y estreno del Fondo de Fomento Cinematográfico) es necesario trabajar en dos grandes temas: un acercamiento sostenido hacia los exhibidores con el fin de llegar a la firma de convenios de exhibición y distribución para la que las películas nacionales se estrenen con un número establecido de copias, por un plazo de dos o tres semanas en salas, y que continúen en exhibición si la taquilla de la película supera un número promedio de espectadores.

    Otra tarea pendiente es incidir en la formación a nivel universitario, o bien mediante procesos de enseñanza-aprendizaje no formal, ya que la distribución de cine nacional en el caso ecuatoriano aún es un campo en vías de profesionalización. La formación en las universidades está orientada hacia la producción de cine y frecuentemente pasa por alto la distribución y exhibición de una película e salas u otras ventanas, que son etapas clave para que una película llegue a sus espectadores.

    Las autoridades cinematográficas de la región debemos incluir en nuestras agendas nuevos mecanismos de financiamiento para la difusión de cine en las nuevas ventanas: la televisión, el DVDy/o Blu-ray, las plataformas VoD, etc… En Ecuador, un balance general de la exhibición cinematográfica a lo largo de 2015 evidencia que el mercado theatrical no es la única ventana desde la cual se puede ver cine. Un ejemplo en este sentido fue “Un secreto en la caja”, del director Javier Izquierdo. La película estuvo disponible en la página web www.unsecretoenlacaja.com, así como la red social Youtube, desde el 20 hasta el jueves 31 de marzo/2016, con un total de 8 000 visualizaciones (según datos proporcionados por los productores)  Luego de su estreno on-line, la película se exhibió en el mercado thetrical (Cine Ochoymedio). Esta película obtuvo un apoyo de $16 000 en la categoría Promoción y Estreno del Fondo de Fomento Cinematográfico Convocatoria 2015.

    Otro ejemplo ilustrativo fue la puesta en marcha del Sistema Nacional de Difusión Cinematográfica, siendo uno de sus  proyectos “Territorios de Cine”. Este proyecto opera como una red que articula nuevos contenidos (cine ecuatoriano) con el trabajo de gestores de exhibición en territorio (gestores que programan de forma permanente cine en espacios que no son salas de cine). Territorios de Cine cuenta con un fondo de películas en constante crecimiento, para proyecciones en teatros, auditorios y otros espacios que vayan más allá de las salas de cine comercial. La información sobre este proyecto está disponible en: http://territoriosdecine.gob.ec/forma-parte/

    A  nivel regional, el mercado cinematográfico de cada país presenta un nivel de desarrollo distinto. No se puede hablar de un mercado único, con las mismas características comunes en todos los países, ya que si bien hay problemáticas comunes, la legislación varía de  país a país. En Ecuador, por ejemplo, la Ley Orgánica de Cultura prevé la creación de un instituto de cine con nuevas competencias, sobre todo en el ámbito de la regulación y control. Desde Ecuador, hay trabajo por hacer: en primer lugar, debemos potenciar la producción de información sobre nuestro mercado cinematográfico, para que la política pública debe dar cuenta de nuestra realidad; y, en segundo lugar, pensar en la legislación que norma nuestro trabajo, para hallar posibles puntos en común con la legislación de otros países y, desde ahí, pensar en la posibilidad de posibles regímenes de coproducción y distribución.

    Balance 2016: Stephan Proaño, director de la Dirección General de Cine de Panamá (DICINE)

    Sin lugar a dudas el cine panameño ha continuado el ritmo ascendente que mantiene desde el año 2014. La producción no solo se ha incrementado en cantidad sino también en calidad. Definitivamente, este año ha sido muy productivo en materia de cine nacional. La nueva Ley de Cine ya está dando sus frutos y generando mucha actividad entre los cineastas locales. Como un caso inédito, tres películas panameñas estuvieron al mismo tiempo en cartelera, manteniéndose en los primeros lugares de asistencia durante 4 semanas, frente a productos de Hollywood. La gran recepción que ha tenido el público a los primeros estrenos también obedece a que fueron exhibidos simultáneamente en 18 salas por todo el país. Afortunadamente la digitalización es total y ha permitido darle más fuerza a la exhibición. Nuestra Ley de Cine también contempla una cuota de pantalla, que por ahora no la hemos podido completar.

    Al finalizar 2016 se habrán producido y estrenado siete nuevos largometrajes y aproximadamente dos docenas de cortometrajes. Una cifra excelente si la comparamos con la exigua producción anual de uno o dos títulos antes de 2013. Un factor vital para este crecimiento es la Ley de Cinematografía que incorpora importantes apoyos económicos en el Concurso Anual FONDOCINE.

    Otros aspectos relevantes son el éxito y crecimiento que está logrando el Festival Internacional de Cine de Panamá, que se afianzó como el principal de la región. La quinta edición del certamen fue escenario del estreno de siete producciones locales, algunas de las cuales obtuvieron los principales premios: Mejor Película de América Central y el Caribe (Salsipuedes, de Ricardo  Aguilar y Manolito Rodríguez); y Mejor Cortometraje (A la deriva) de Miguel González). Igualmente, en el work in progress Primera Mirada, la panameña Sultán (Enrique Castro) compartió el premio con la dominicana Noeli de Laura Amelia Guzmán.

    A mediados de agosto, se estrenó la producción más ambiciosa de la industria panameña: Hands of Stone, la vida del legendario boxeador panameño Roberto Durán, con una promoción que jamás ha tenido en Estados Unidos una película latinoamericana.

    Paralelamente hay otros proyectos en producción o proceso final, seis largometrajes de ficción y un documental, que serán estrenados a principios de 2017.

    Es indudable, el cine panameño está hoy en su mejor momento gracias a los realizadores y al respaldo masivo del público. Uno de los filmes estrenados en el IFF Panamá (El cheque, de Arturo Montenegro) rompió el récord de taquilla en su primer fin de semana público.

    La dinámica de la industria mundial y regional, así como la de nuestro país en los últimos  años, ha superado las previsiones originales y, por lo tanto se hace necesario ejecutar algunos cambios para mantenernos competitivos. Eso incluye, entre otras cosas, adecuar nuestra legislación para ofrecer mejores beneficios a productores internacionales que estén interesados en filmar en Panamá.

    El Ministerio de Comercio e Industrias, a través de su Dirección de Cine (DICINE) está trabajando intensamente en analizar los cambios y ajustes necesarios en la Ley 16, para recomendar la actualización de varios de sus artículos. Aunque se han logrado avances, la Ley ya ha quedado obsoleta en algunos de los aspectos contemplados originalmente. Pero las ventajas de otra índole como, seguridad, conectividad, dólar, variedad de escenarios a muy corta distancia, etc., unidas a la constante promoción internacional, nos han permitido mantener un ritmo positivo. En los últimos tres años más de 181 producciones internacionales han dejado aproximadamente 42 millones de dólares a la economía nacional.

    Una actualización de la Ley mejoraría sustancialmente estas cifras y, además, intensificaría la práctica y, por ende, la calidad de nuestros profesionales.

    En consecuencia, pondremos un especial énfasis en el desarrollo profesional de los cineastas. Se han planificado varios Talleres sobre los distintos aspectos del oficio con figuras internacionales, que incluyen cursos especiales del London Film Institution, y las Escuelas de Cine de Caracas  y Buenos Aires.

    La Dirección de Cine del Ministerio de Comercio dará inicio a un Nuevo Concurso Anual de Cortometrajes. Pero también, por supuesto, contemplamos proponer mayores beneficios para los inversionistas locales, para incentivar el apoyo a las producciones nacionales. Queremos crear un espíritu de colaboración y aporte a las expresiones culturales que, como el cine lo está demostrando, están teniendo un amplio desarrollo, a pesar de los obstáculos económicos.

    Si seguimos a este ritmo, con los ajustes que proponemos, tenemos un futuro muy positivo, con un desarrollo intenso de técnicos y profesionales, la empleomanía multiplicada, un público fanático del cine nacional, un creciente prestigio internacional y, sobre todo, un mayor sentido de la autocrítica que permita a nuestros realizadores producir obras de gran calidad artística.

    Balance 2016: Martín Papich, director del Instituto del Cine y el Audiovisual de Uruguay

    El 2016 ha determinado que la gestión institucional redefiniera e identificara cuatro aspectos centrales o focos estratégicos. Este proceso sobre la base de un ajustado ejercicio de diagnóstico, en función de aspectos coyunturales, datos objetivos de la realidad y necesidades de proyección estructural, por encima de las lecturas puntuales o lineales. Estos ejes son:

    – Los públicos y las audiencias

    – Sostenibilidad de la actividad audiovisual en su conjunto

    – Internacionalización

    – Institucionalización

    Y dentro de cada uno de ellos, los siguientes aspectos principales:

    Con respecto a los públicos, debemos decir que partimos de ciertas alertas, y preocupaciones que obedecen a una multiplicidad de factores, una de las cuales es la evolución decreciente de las cifras de taquilla del cine nacional, proceso que, justo es decirlo, se ha empezado a revertir favorablemente sobre el segundo semestre del año.

    Entre las diferentes acciones que están a nuestro alcance, se establecieron planes con foco en la circulación de contenidos nacionales y regionales en diferentes circuitos en todo el país: salas culturales, espacios abiertos, circuito comercial, etc., determinando  que en buena parte del año estuvieran en programación en estos espacios más de una decena de títulos nacionales, a lo largo y ancho de todo el territorio.

    Este es un hito absolutamente inédito y por tanto lo establezco como uno de los rasgos distintivos del año.

    Estas acciones incluyeron la programación adicional de contenidos regionales, la llegada a espacios no convencionales como centros carcelarios, el trabajo con la enseñanza primaria, entre otros, así como el inicio de la experiencia de exhibición de cine nacional y regional gratuita en la modalidad on demand en la Plataforma regional Retina Latina.

    Paralelamente hemos avanzado y a punto de culminar el año en un acuerdo con distribuidores y exhibidores sobre un Protocolo en el tratamiento de las películas nacionales en el circuito comercial, elemento que, inclusive antes de su firma, ya ha consolidado aquellas mejores prácticas por encima de ciertas deficiencias constatadas.

    En igual dirección, y en el sentido de asegurar todos los instrumentos complementarios de flujo de contenidos nacionales, se programaron y estrenaron una media decena de series de televisión promovidas y financiadas por el Fondo de Fomento del ICAU en acuerdo con los dos canales públicos y el Ministerio de Industrias.

    El eje de Sostenibilidad tiene varias dimensiones que van desde las estructurales a las operativas. Hubo un incremento del presupuesto del Fondo de Fomento, se comenzaron a ajustar los mecanismos de incentivo fiscal para promover la participación de capitales privados, y se inició el análisis de nuevos instrumentos de estímulo.

    El Fondo de Fomento se desplegó en cuatro concursos en el año: en las líneas de producción, desarrollo, en coproducciones minoritarias y el protocolo bilateral con Brasil.

    Cabe destacar en este capítulo, la irrupción de una nueva línea para desarrollar contenidos en nuevos formatos.

    En paralelo se articularon las líneas de apoyo no concursable, que atendieron proyectos de posicionamiento internacional, presencia en mercados y festivales internacionales, como asimismo la línea que apoya la promoción del cine nacional para el lanzamiento y estreno de películas.

    De igual manera, este despliegue se articula con el cuarto eje, en el sentido de garantizar una “malla” interinstitucional que aporta nuevos llamados abiertos para producir contenidos.

    En otro orden es de destacar el ingreso necesario en la implementación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

    En cuanto a la internacionalización, que la concebimos por diferentes factores como sinónimo de desarrollo integral a lo local, se ajustaron prioridades ya ejecutadas en el año con relación a presencias articuladas con el conjunto de los ejes y siempre vinculadas mayormente a la presencia de contenidos y proyectos. Sin embargo, se puso énfasis en la presencia estructurante de la promoción sectorial en consonancia con el aspecto anterior.

    Se vuelve sobre las prioridades que se desprenden de eventos en Uruguay que ya han adquirido gran prestigio internacional formando parte especialmente del calendario documental global.

    En lo que tiene relación con la institucionalización, concebida como el conjunto de la actividad, tanto del sector público como el privado, se concentró el esfuerzo y se logró recuperar un espacio de encuentro estratégico del sector, fruto de un rico proceso de asociatividad que se había discontinuado, con la coordinación del Consejo Sectorial Audiovisual entre el Ministerio de Industria y el Ministerio de Educación y Cultura.

    Ámbito tripartito en donde tiene lugar el encuentro de presencias institucionales públicas, privadas, gremiales y de trabajadores.

    Se estableció la marca sectorial Uruguay Audiovisual como parte integrante de la marca país, como forma de visualizar un único soporte que pone foco en los valores y virtudes de los diferentes subsectores de la actividad cinematográfica y audiovisual, no solamente como forma de representarnos internamente, sino especialmente en la proyección internacional.

    En el plano local y como forma de vehiculizar también el despliegue de los cuatro elementos, se vuelve al formato histórico de Día del Cine Nacional, en todo el país y en todas las pantallas, a nivel territorial, televisivo y virtual. En igual dirección se vincula especialmente con la prioridad de difundir el cortometraje y el vínculo con el público con el programa “Servime un corto”, desarrollado en todo el país en bares y boliches.

    Se vuelve también  a presentar en este aspecto institucional los acuerdos con otras instituciones públicas y privadas para facilitar mediante proyectos asociativos establecer apoyos a la ejecución de contenidos.

    También se comienzan a ejecutar los planes interinstitucionales en materia de preservación del Patrimonio Audiovisual, vinculando formalmente a los principales actores institucionales en la materia.

    Continuar profundizando el fomento de la actividad en su conjunto, concebida hacia toda la cadena de valor, con especial cuidado en la identificación de la prioridad en los públicos y las audiencias, es uno de los desafíos que enfrentamos.

    El título principal de estos años, ya no sólo de este año o del que vendrá, es la concreción de una Política de Estado para el desarrollo integral de la actividad audiovisual en el largo plazo. Este es el gran desafío a través del cual podremos estructurar lo que podemos imaginar en prospección para los próximos veinte o treinta años.

    En atención a estos desafíos y los nuevos escenarios de la digitalización, nos proponemos avanzar en mejorar la ocupación y el abordaje de todas las pantallas y todas las plataformas para obtener un mayor y mejor vínculo con la ciudadanía.

    (Fuente: latamcinema)


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