En lo que marca el debut en la realización televisiva de la argentina Ana Katz, Al borde, la ficción de este año de Fundación Huésped para el Día Mundial del Sida, trabaja desde el absurdo y la comedia una problemática que exige un discurso claro y específico. Hace años que Fundación Huésped viene trabajando con envíos que desde la ficción permitan incorporar en los medios el debate en torno al VIH/sida asociándose a El Trece que aporta el equipamiento y el espacio.

En esta oportunidad además la productora Kocawa se suma para producir el programa que intenta potenciar conceptos relacionados al amor, la familia, la amistad, y, principalmente, el desmitificar mitos no sólo sobre el VIH/sida, sino también sobre otras formas de amar.

Al Borde posee humor e ironía, apoyando conceptos que descansan en la simpleza del guon para ejemplificar una problemática compleja y que muchas veces está acompañada de prejuicios que estigmatizan, pero que, en esta oportunidad, y de la mano de Katz fluyen sin una mirada complaciente, al contrario, presenta personajes irritables, que en el fondo, terminan por hacerse entrañables.

Al Borde comienza cundo Martín (Daniel Hendler), un hombre con VIH, es abandonado por Franco (Fernando Dente), un joven que está cansado de la depresión y oscuridad que en el último tiempo lo ha rodeado.

Así el envió comenzará a desandar la rutina de Martín quien aún en medio del dolor que le genera la separación debe seguir con su vida tratando de superar la ausencia de su pareja, recibiendo a una serie de visitas que invaden su espacio personal e íntimo.

Cuando comienza a ordenarse todo, recibe un llamado de un extraño que le comunica que su “suegro” (Boy Olmi) está a punto de suicidarse desde un trampolín en una pileta, razón por la cual Martín deberá ir a buscarlo y hacerse cargo de él, sin saber que el momento del “rescate” será viralizado por youtube exponiéndolos a situaciones insospechadas.

Una vecina (Soledad Silveyra), su hermana (Muriel Santa Ana) y una serie de personajes secundarios que conforman el abanico de conflictos que sumarán la tensión necesaria para que el relato avance.

Ana Katz demuestra una vez más su habilidad para generar un relato sin eufemismos ni grandilocuencias sobre una problemática que requiere una mirada lúcida para evitar que la reproducción de prejuicios y esquemas sumen más confusión al debate sobre el VIH/sida.

La solidez del elenco encabezado por Daniel Hendler ubica a Al borde en un lugar de privilegio dentro de la oferta televisiva, que en este caso, además, sirve para concientizar y difundir un mensaje para que más gente se sume a una Fundación que hace años viene trabajando para ayudar a aquellos que más lo necesitan.