“Mi película es ciento por ciento para las nuevas generaciones”, afirma la cineasta Lissette Orozco en nuestra sección Función Vermú, sobre su documental El pacto de Adriana, el cual se estrenó en Chile el 5 de octubre, y a la fecha ya cuenta con varias nominaciones a nivel mundial y nacional.

Esta realización que recibió el Premio de la Paz (Peace Film Award) o el Friedensfilmpreis de la Berlinale, ha recorrido más de 15 países siendo aclamada en distintos festivales como el de Guadalajara, el Cinélatino Rencontres de Toulouse, el Cinematográfico Internacional del Uruguay, entre otros.

La historia relata el proceso por el cual Lissette decide involucrarse e indagar en el pasado de su Tía Channy, Adriana Rivas, agente de la DINA y secretaria de Manuel Contreras. El relato trata la desilusión de la autora, para quien su tía llegó a ser un referente principal durante su infancia: “En una hora y media de película ves 5 años de mi vida donde me entero de toda la historia de Chile y me tengo que hacer cargo de esa historia. Entonces invito al espectador a vivir conmigo ese proceso”, cuenta Lissette.

Valiosamente, la nominación del trabajo de la joven cineasta, no sólo prolifera en el círculo cinematográfico, sino también para el público que se ve impactado ante un trabajo empeñoso en documentar el punto de vista de los victimarios a casi 45 años del Golpe: “Traté de hacer una película con responsabilidad. Cuando estás haciendo un documental hablas desde un discurso donde hay una sala entera que se va a ir con un mensaje. Entonces no podía ser irresponsable y hacer un lavado de imagen de mi tía porque la quiero”.

Para Lissette el proceso del trabajo con su tía significó convertirse en el personaje de su propia creación -y quizás también en su heroína-, en tanto persistió en buscar la verdad confrontando el pacto de silencio e incluso el sigilo de su familia: “se supone que en una película un protagonista tiene un conflicto y lucha por conocer la verdad y ese no era el personaje de mi tía que funciona como una figura antagónica. Ella no tenía ningún conflicto de haber pertenecido a DINA”, nos cuenta Lissette.

Para Gabriela Sandoval productora de la película, este trabajo es representativo de una nueva mirada generacional diferente a la que ofrece cierto imaginario de la memoria reciente, pues levanta el valor del testimonio desde el escenario del presente: “hay nuevos directores y nuevas voces que están tocando estos temas desde otros puntos de vista, desde un presente. Liss no vivió el Golpe, entonces lo ve desde ahora. Entonces me parece que eso es algo nuevo, algo rico que pase”, manifiesta Gabriela.

En relación a ello, el montaje del film también significó un complejo armazón: años de preparación, más de 40 bocetos de guion y sobre todo la  polémica que la realizadora levantó en su círculo cercano: “Fue una lavadora de emociones de 5 años donde decía voy a traicionar a mi tía y voy a traicionar a mi familia. Sentía ese conflicto personal pero éticamente no me estaba traicionando a mí misma. Traté de hacer una película lo más consecuente con mis propios valores”.

Esta es una película que genera muchas emociones -considera Gabriela Sandoval-,  necesaria y que todo debemos ver: “es una película un poco atemporal, porque se puede reestrenar, hacer un recorrido por universidades, colegios, etc. O sea, es una obra que te invita a un dialogo y a una reflexión muy importante”

El documental El pacto de Adriana ya se encuentra en la cartelera chilena Cine Hoyts, Cine Planet, Cineteca Nacional, Cine Radicales, Sala Insomnia en Valparaíso, y próximamente en otras regiones del país. Para mayor actualización, revise el Facebook y la página web  www.elpactodeadriana.com