El Atelier (Taller) de la Cinefondation del Festival de Cannes ha elegido este año a una única cineasta iberoamericana, de un total de quince de otros tantos países, entre los que dominan los procedentes de Asía, desde el Oriente Próximo a China o Filipinas. Se trata de la mexicana Yulene Olaizola, con ya una sólida carrera a pesar de su juventud, que incluye Epitafio, estrenada en 2016, y Paraísos artificiales, que fue galardonada en Tribeca. Su proyecto, cuyo guión será retocado en París, lleva por título internacional Tragic Jungle (Selva trágica).

La futura película tiene que ver con el auge de la industria chiclera mexicana, a partir de la explotación en el sureste del país de la savia o látex del chicozapote, árbol que ya conocido por los mayas en la época prehispánica con el nombre de "sicté" (de donde vendría la palabra chicle), y Olaizola, descendiente de vascos, se propone filmarla en la frontera con Belice, donde aún existen frondosas selvas.

"Es una historia de época, pero atemporal, porque como ocurre dentro de la selva, hay pocos signos que digan dónde estamos ambientados. El contexto es la explotación chiclera, que fue una de las industrias más importantes en esos años y tiene qué ver con un grupo de hombres que trabajan ahí", avanzó a finales del año pasado la cineasta a El Universal.
 
Olaizola, que ha esbozado la historia junto a su pareja creativa, Rubén Imaz, añadió: "Mi película retoma cosas similares en el sentido del ambiente selvático y fantástico, la magia, tiene que ver con la cultura maya, sus tradiciones, espíritus y criaturas que habitan esa selva. No todos los personajes son mayas, sólo algunos, pero muchos se dedicaron al chicle, así que muchas tradiciones iban permeando en pobladores de otros estados. Hay beliceños, ingleses, indígenas, muchas cosas...

La realizadora y guionista chilanga, que se formó en el Centro de Capacitación Cinematográfica, CCC, destacó ya con su trabajo de fin de carrera, que recibió la distinción Summa Cum Laude, el documental Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo, ganador de 28 premios internacionales, entre ellos un Ariel. Al año siguiente rodó su primera cinta de ficción, Paraísos artificiales, a la que seguirían Fogo y Epitafio. Junto a Rubén Imaz fundó la productora Malacosa Cine.

Además de los meses que pasará en París manteniendo encuentros con productores y especialistas que la asesorarán para mejorar el guión de su nueva película, Olaizola estará presente en mayo en el Festival de Cannes, donde podrá presentar el proyecto a potenciales coproductores.