Mi obra maestra (2018), primera obra en solitario de Gastón Duprat, protagonizada por Guillermo Francella y Luis Brandoni, reflexiona sobre el mundo del arte a partir de la historia de amistad de un galerista y un pintor. Con guion de su hermano Andrés Duprat y producción de Mariano Cohn, la película, rodada en escenarios de Buenos Aires, Jujuy y Brasil, desanda los pasos de los protagonistas para hablar del esnobismo y cierta mirada impuesta sobre el arte y sus derivados. “No hay campaña de carteles, televisión o lo que quieras que pueda levantar una película que no esté buena, solo podes engañar un fin de semana”, afirma en diálogo exclusivo con EscribiendoCine.

¿Cómo fue dirigir en solitario?

Después de El ciudadano ilustre (2016), se nos abrieron más perspectivas para filmar con menos dificultad y decidimos hacer dos películas con Mariano Cohn en cruzado, uno dirigiendo y el otro produciendo. Para mí fue comodísimo, en otras he sostenido hasta micrófono.

Otra vez trabajás con un guion de tu hermano Andrés Duprat ¿qué estrategia utilizan?

Debatimos las ideas, es como una especie de cosa colegiada, él escribe, pero qué lo hacemos entre todos. Con Andrés hacemos una especie de sinergia, y por suerte no se ofende cuando metemos ideas y damos vuelta las cosas.

¿Siempre imaginaste a Guillermo Francella y Luis Brandoni como protagonistas?

Sí, y por suerte ellos también son amigos entre sí, y esa clave del código de entendimiento más allá de los textos que entre ellos está, empieza la película y entendés qué tipo de amigos son, y eso es clave. Tienen mucha experiencia, incluimos muchas de sus ideas y aportes, hasta que tuvimos un guion antes de rodar muy trabajado, casi para una obra de teatro y eso da mucha seguridad a la hora de filmar.

¿Qué trabajo hubo con Brandoni para convencer al espectador como artista?

Hay muy buen trabajo de arte de Cristina Nigro, bien documentado, vimos 50 atelieres reales, la mano que pinta y el coach de pintura de Beto fue German Gárgano, nos ayudó mucho y la obra, los cuadros, son de Carlos Gorriarena, artista fallecido, con mucha obra, que se luce en la película.

Hay un trabajo muy preciso con la simetría en tus películas… ¿cómo fue el scouting de locaciones?

Está filmada mayormente en Buenos Aires en una galería, vimos como cuarenta o cincuenta, elegimos esta, Elías Robirosa, perfecta para la dimensión de galería que imaginábamos para este hombre. Después necesitábamos una mega galería para la millonaria, que es la fundación Fortabat, y después necesitábamos un lugar internacional, tuvimos opción de filmar en el Reina Sofía de Madrid, el Museo de Arte Contemporáneo de Roma, y elegimos el museo de Niterói, al lado de rio, es de Oscar Niemeyer, discípulo de Le Corbusier. En Jujuy necesitábamos un lugar alejado que represente el lugar ideal para este personajes que detesta la ciudad y Buenos Aires, tuvimos apoyo de la secretaria de cultura de Jujuy y la Film Comission, filmamos a 4700 metros de altura, fue muy incómodo, fuimos con ambulancias.

¿Se dificultó llegar con el equipo?

Llegás y tenés que filmar rápido, te quedás sin oxígeno, te mata, te parte la cabeza, había que cuidar a los actores, tenían una escena clave, la pudimos hacer, pero todos nos sentíamos mal, atendidos en ambulancia. Fueron 10 días, pero en esa altura un día.

¿Tenés ganas de seguir dirigiendo en solitario?

Vamos a seguir haciendo películas juntos, está bueno dividir los roles, para poder guiar la ficción y el rodaje pero no todo el resto de la película, que es muy grande, que tiene que ver con producción, convenio, lanzamiento, tareas delicadas y complicadas y Mariano pudo meterse con eso.

¿Expectativas ante el estreno? ¿Te da miedo que todas las semanas en este momento se estrenen grandes películas y que se fagociten entre sí?

No sé mucho de taquilla, si sé qué hace dos años y medio que teníamos la fecha, después se sumaron varias, no las vi, no sabría qué contestarte, me gustaría que nos vaya bien, siento de alguna manera que hace unos años el público argentino de cine es muy inteligente y sofisticado y no hay campaña de carteles, televisión o lo que quieras que pueda levantar una película que no esté buena, solo podes engañar un fin de semana, lo que importa son las películas y si tienen éxitos es porque son buenas pelis, y eso veo que pasa, con alegría, hace algunos años.