“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

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  • Asfixia, de Kenya Márquez, entre los filmes que destacaron la cruel realidad de México en Morelia

    Morelia está de fiesta. No sólo se llevó a cabo la decimosexta entrega del FICM, sino que este año en particular hicieron gala con su presencia un abanico de filmes con tramas profundas y excelsas producciones que retratan sin miedo, en la mayoría de los casos, temas tabúes o polémicos a través del séptimo arte. Hablamos de películas que nos muestran un espejo cruel de la realidad en México, y es justo decir que entre éstas resaltó la obra de la cineasta Kenya Márquez: Asfixia.

    Protagonizada por una mujer albina, Asfixia nos muestra las diferentes caras de la discriminación racial en nuestro país, una marginación que no se casa con un particular color de piel o status social.

    Desde la “otredad”, la inclusión

    Asfixia nos plantea una mirada desde la “otredad”, en este caso desde los ojos de Alma (Johana Blendl), una mujer joven que ha sufrido bullying durante toda su vida debido a su albinismo y que termina en prisión por un crimen que no cometió, inculpada por “el Berny” (Raúl Briones), su pareja. Al cumplir con su sentencia, Alma no sólo luchará por recuperar su libertad, sino que irá en busca de algo más que le fue arrebatado.

    Alma, tras salir de la cárcel, iniciará el camino hacia la reinserción social, y para lograrlo cuidará por las noches a Clemente (Enrique Arreola), un hipocondríaco con una obsesión compulsiva hacia su inminente y fulminante muerte. La relación entre ambos personajes será de suma importancia para la trama de la película, pues transitará desde el miedo hasta la compasión y el amor.

    Quisiéramos decir que el mensaje de esta cinta es claro, que uno sale de la sala de cine con una epifanía digerible, pero de acuerdo con Raúl Briones, quien ganó el premio a Mejor Actor en la sección de largometraje del FICM 2018 por su interpretación en Asfixia, más que regalarnos un aprendizaje desmenuzado nos genera una serie de preguntas: ¿qué tan clasista soy? ¿qué tan racista? ¿hay algo de misoginia en mí? ¿qué heridas tengo abiertas que me hacen actuar de la manera en que actúo?

    “No sólo el Berny sino los demás personajes me inspiran un montón de preguntas que a lo mejor no me respondo en el momento o en este proyecto, pero sí me echan a andar la cabeza…”, aclara Briones, para quien acceder a la psicología de un personaje representa un acto de valentía.

    Para empezar debes entender o ser capaz de reconocer que tú también tienes eso dentro de ti -nos explica-. Quizá tu educación o tus valores te ayudan a no caer en esos vicios de carácter, pero todos los tenemos, en mayor o menor medida, porque somos seres humanos. Por irónico que parezca hay que escuchar primero a un personaje, después darle vida.

    El personaje de Raúl Briones se vale de la manipulación hacia las mujeres para lograr sus propósitos. Pero más allá de ser un hombre malo, es un hombre ignorante en muchos aspectos.

    “Él se dedica a traficar medicamentos en el mercado negro, y este punto es clave para entender la historia de Alma, pues él la inculpa de un delito”, confiesa Raúl.

    “Personalmente, fue un reto estar frente a dos compañeras (Johana y Azul) que estaban experimentando su primer acercamiento con la actuación. Fue más reto para mí que para ellas en ese aspecto. Los actores solemos estar exponiendo nuestras emociones todo el tiempo; nuestro oficio se basa en eso, en la capacidad de poder transmitir emociones a través de un código legible para el espectador. La capacidad expresiva tiene que ver con qué tanto el espectador reconoce en mí un sentir que le genere una empatía. Pero conforme nuestra trayectoria avanza, perdemos esa capacidad de mostrar algo intrínsecamente natural, con verosimilitud, como el pudor. Cuando tienes a tu lado a alguien que está iniciando apenas en esto y que tiene una manera muy orgánica de acceder a esas emociones naturales, es todo un reto tú no verte como una caricatura de una persona, sino estar en un tono realista como tu compañero o compañera. Ese fue mi mayor reto, y aún así fue muy fácil para ellas dos entrar a ese mundo de ficción. Hubo una especie de híbrido muy interesante al trabajar con ambas. Azul, por ejemplo, es una niña que entiende la ficción muy rápido, además tiene muchos referentes similares a los míos y creo que eso permitió una relación muy entrañable. Me ayudó a descubrir uno de los motores más básicos de mi personaje”.

    No sólo para el actor que dio vida a Berny representó un reto enfrentarse a los demonios personales de su personaje, también para Johana Blendl, quien es psicóloga de profesión y se sometió a un proceso riguroso para poder interpretar a Alma.

    “El personaje de Alma lo construimos desde pensamientos y recuerdos, mismos que tuve que crear desde un contexto muy diferente al mío, por lo que necesitó ser vivencial. Tuve que adoptar un estilo de vida totalmente opuesto al que llevo, por ejemplo, se me prohibió usar coche, sólo podía moverme en camión o metro. Obviamente, no me podía maquillar. Usé la ropa interior de Alma todo el proceso. Bueno, tuve que llenar y mantener mi cabeza con pensamientos muy dolorosos. Sostener un estado de ánimo muy pesado por el bien del personaje y que éste pudiera representar todo lo que está pasando gente real. Son situaciones de mujeres encarceladas, que salen y no saben qué hacer; que salen y buscan familiares por todos lados. Me parece que ése, justamente, es el mensaje de la película, pues toca temas muy relevantes: racismo, clasismo, violencia entre parejas, violencia social sobre los estigmatizados y estigmatizadas que salen de las cárceles; Asfixia toca todos estos temas sociales tan importantes y además lo hace a manera de humor negro. Ése es el trip de la película. El humor es una herramienta muy poderosa para que un mensaje se quede. Por eso vale la pena verla, y porque la van a pasar bien mientras lo hacen”.

    De acuerdo con Blendl, no fueron únicamente aspectos psicológicos los que necesitó adoptar, sino físicos.

    “Hubieron partes drásticas además de visitar mujeres en cárceles y platicar con ellas, pero no me costaron trabajo. Subí cinco kilos, cambié mi vestimenta, adopté una tonalidad de voz neutral con entrenamiento vocal y de dicción, porque al parecer tenía una dicción que podía mejorar mucho (risas). Lo que sí me costó trabajo fue dedicarme unos momentos antes de dormir para recordar quién soy yo, Johana, hacía cosas como ver series que me gustan para no perder piso. Se me pidió alejarme de mis amigos durante el mes de entrenamiento y mes de rodaje. Fueron dos meses en los que no vi a nadie. Veía a mi novio una vez a la semana. Esa parte fue complicada porque todas las personas con las que convivía eran personas del rodaje que no conocían a Johana, sólo a Alma. Traté de mantener el personaje muy presente incluso cuando no estábamos grabando, por eso tenía que darme unos minutos en las noches antes de dormir para recordar”.

    De igual forma, Johana nos cuenta que, por su trabajo como psicóloga, siempre ha estado en contacto con personas en situaciones y contextos diferentes a los suyos, todo el tiempo viéndolo desde afuera, como algo externo, y jamás como una de ellos. Asfixia le dio la oportunidad de probar la otra cara de la moneda.

    “Me costó unos meses quitarme el dolor de Alma. Me costó trabajo recuperar no mi autoestima, pero sí la alegría”.

    Recientemente, Jou, como es conocida por familiares y amigos, expresó en redes sociales que el estreno de Asfixia es un evento importante para ella, pues pocas veces se ha vista a un albino en la pantalla grande sin ser un personaje malvado o cómico.

    “Para mí fue increíble poder abrirle paso a más albinos en el cine con papeles que no tengan que ver con burlas o con maldad. Mi tirada es seguir actuando y, para continuar con la lucha por la visibilidad de las personas con albinismo, alzaré la voz cada vez que pueda; por supuesto, tampoco me gustaría que toda mi carrera se basara en mi albinismo. La verdad es que hay muchas causas sociales por las que quiero luchar: feminismo, vegetarianismo, un sinfín de cosas. Pero sí creo que es muy importante que si estás en el ojo público le des voz a personas que no tienen, y que de alguna manera yo puedo empatizar con ellas y nadie las ha escuchado antes”.

    “Poner el foco sobre cualquier sector vulnerable de la sociedad es un paso adelante en el proceso de respeto entre todos nosotros. La historia desde la que se toca este tema es diferente porque no solamente señala el racismo de manera literal, lo señala desde la vida, conflictos y motores de una persona albina. No es una película de denuncia nada más, es una historia de amor, y en medio está el albinismo. También tratamos una historia de hipocondría, que sufre el personaje de Arreola. Ésa es otra historia importante que le da una cualidad angelical a la presencia de Alma en la vida de esta persona”, agrega Raúl Briones acerca del tono social de la película de Kenya.

    Kenya Márquez logra una labor impecable al tratar el tema de la inclusión desde la otredad. Asfixia representa una bella y desgarradora contemplación de la discriminación racial de la que las personas con albinismo son víctimas. Quizá desde la perspectiva de alguien que sufre esta segregación, podremos entenderlo, interiorizarlo, aceptarlo y seguir adelante con un comportamiento inclusivo. Porque nuestras diferencias psíquicas y físicas no deberían separarnos, sólo unirnos.

    De parte del equipo de Cine O’culto agradecemos al elenco y directora de Asfixia por la entrevista.


    (Fuente: cineoculto.com)


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