“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

ENTREVISTA


  • La realizadora colombiana Laura Huertas Millán: “Es difícil integrarse a la Industria”
    Por Rolando Gallego

    La realizadora colombiana, afincada en Francia, Laura Huertas Millán, cuyas películas han sido proyectadas en museos como el Guggenheim y el Centro Pompidou, y premiadas en festivales como Locarno, FIDMarseille y Doclisboa, entre otros, se encuentra en el país invitada por el 33 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata con una retrospectiva de sus cortos que incluye El laberinto, Sol negro, Aequador, Jeny303, La Libertad y Viaje en tierra otrora contada. “Estamos sumergidos en una nube de contradicciones que perjudican a cineastas como yo”, afirma en diálogo con EscribiendoCine.

    Siendo tan joven ¿cómo sentís la invitación para una retrospectiva?

    Creo que es interesante armar retrospectivas de cineastas emergentes porque permite tomar el pulso a la creación contemporánea, alguien que está empezando tiende a tener propuestas más arriesgadas. He visto que en festivales se les da lugar, y yo no creo que la cultura patrimonial debe ser una musealización o de autores mayores en pedestales, la cultura es algo dialéctico, con personas de distintas generaciones, que permitan confrontar prácticas y miradas diferentes. Una retrospectiva así es un impulso grande para seguir trabajando.

    ¿Cuándo decidiste ser cineasta?

    Me costó mucho tiempo asumirme cineasta, primero porque en Colombia ir al cine era un evento exepcional y llegué al cine por copias piratas. Mi relación con el cine de niña era muy idealizada, creyendo que no era parte de mi clase social, y tampoco a mi género. En mis estudios pensé que iba a ir hacia el videoarte, pero poco a poco, cuando se complejizaron mis proyectos, me seguía costando verme como cineasta, y en Francia, siendo inmigrante, era aún peor. No hubo un evento que me impulsara en esa visión, sino una suma de cosas que de a poco me permitieron aceptar mi legitimidad como realizadora. Viajé a China, y lo único que llevé era una cámara, no sabía hablar, y fui muy nómada, pienso que la experiencia de la inmigración y el viaje me llevaron a eso, fueron como 10 años.

    ¿Fue difícil desarrollarte en otro país?

    Es difícil integrarse a la Industria, o a Proimagenes, nos observan, pero es difícil obtener subsidios. A mí me ha costado conseguir la etiqueta para viajar, por el origen, ya que el modo de producción de mis películas no se corresponde a los de Colombia, y hay cuestiones administrativas que ya ni sé cómo resolver. Ese abismo administrativo de taxonomía me causa muchas cuestiones negativas al trabajo. Me gustaría que haya más fluidez en qué es una película, que haya más conocimiento en lo que está pasando en el cine actual, que corresponde a prácticas de arte e híbridos. En estos ámbitos hay muchas contradicciones, irreconciliables, y no comprendo cómo se apoyan a producciones privadas con grandes empresas, estamos sumergidos en una nube de contradicciones que perjudican a cineastas como yo.

    ¿Cómo te percibís como cineasta? ¿Crees en la división entre cine de hombres y mujeres?

    No, no creo que de hecho los hombres y mujeres no están diferenciados, yo muchas veces no me identifico con el rol de mujer, sociológicamente, no natural, sí hay una desigualdad clara al acceso a posiciones de poder para los hombres en la industria. Se ha utilizado el argumento de cine de mujer para crear exclusión, identificándolo como cine que no es de verdad, de nicho, y eso ha hecho excluir prácticas. En los setenta las feministas necesitaban excluir a hombres para pensarse, espacios para hablar de luchas, como aquí La mujer y el cine. Reconozco que hay muchas organizaciones que necesitaron esos espacios no mixtos, pero no hay que confundir lo sociológico de lo ontológico.

    ¿Por dónde pueden entrar los espectadores a tu obra?

    Para que alguien tenga una idea más concreta de la complejidad de la obra recomendaría que comenzaran por Sol Negro (2016) y El Laberinto (2018), son muy diferentes entre sí, pero entre ambas está la constelación de obsesiones y metodología que he desarrollado y el espacio cinematográfico, inmersivo, oscuro, con naturaleza. En términos de acceso, me gustaría desarrollar opciones para que puedan acceder a mi obra, y estoy pensándolo ahora mismo, porque no es común tener acceso a este tipo de eventos como un festival si no estás en grandes ciudades.


    (Fuente: Escribiendocine.com)


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