El destacado actor cubano de cine, radio, televisión y teatro, Salvador Wood, Premio Nacional de Televisión Por la Obra de Toda la Vida, falleció el sábado 1 de junio a la edad de 90 años.

Wood, uno de los más respetados y queridos actores de la Isla, es admirado por generaciones de cubanos y recordado por sus inolvidables roles en los filmes La muerte de un burócrata (Tomás Gutiérrez Alea, 1966) y El brigadista (Octavio Cortázar, 1977), entre otros.

Sus primeros retos como actor fueron en la radio, en 1943, en un programa especial sobre el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina, el 27 de noviembre de 1871. Hizo el papel de uno de los estudiantes fusilados.

Después llegó al teatro y su primer trabajo fue con solo 17 años, en 1945, organizado por el Cuadro de Comedia y Arte Dramático creado en Santiago de Cuba por el actor matancero José María Béjar, en la obra Don Juan Tenorio, de Zorrilla. Béjar hacía el Tenorio y él, su contrafigura, Don Luis Mejías.

Le siguió, en 1952, su primera aparición en un programa de televisión, en el que interpretó a un personaje campesino. Después de eso encarnó a 18 campesinos distintos.

Más tarde, en 1960, debutó en el cine, en un documental bajo el título de Chinchín, donde hizo el papel de otro campesino. El director fue Humberto Arenal y el fotógrafo, el canadiense Harry Tanner.

Donde Salvador fue más feliz como actor y sintió un mayor impacto emocional fue en la película El brigadista, en la que pudo trabajar junto a su hijo, Patricio Wood.

Entre los múltiples lauros que recibió también estuvieron el Lucía de Honor, que entrega el Festival Internacional de Cine de Gibara, y el Premio ACTUAR por la Obra de la Vida, otorgado por la Agencia Artística de Artes Escénicas ACTUAR.