En su edición 2019, la selección se conformó por nueve títulos. De Chile participaron “Itrofill Mongen, de todo vivimos” de Diego Olivos, filme que retrata la lucha contra la desaparición del bosque nativo en la comuna de origen mapuche Tiruá; “Patu, la leyenda” de la realizadora rapa nui Waitiare Kaltenegger Icka y el cortometraje “Amucha” de Jesús Sánches Fuentes, basado en un relato Lafkenche.
También desde Colombia llegaron tres películas. “Kamashik, el camino del bastón” de Fernando Guerrero muestra un ritual ancestral de los Pastos, pueblo también retratado en “Kerpuel, sembrar con la luna” de Mauricio Telpiz. “Saakhelu kiwe kame, ofrenda a la madre tierra” de Mateo Leguizamón Russi sigue al pueblo indígena nasa en su intento por recuperar las tradiciones de sus ancestros. De Perú se vio “Kausay Tarpuk – sembradoras de vida”, documental dirigido por Álvaro y Diego Sarmiento que acompaña a cinco mujeres en Los Andes peruanos que trabajan la tierra.
Completaron la sección el ecuatoriano “Kawsak sacha – la canoa de la vida”, filme sobre el pueblo originario kichwa de Sarayaku dirigido por Eriberto Gualinga y el mexicano “Júba Wajiín, resistencia en la montaña del guerrero” de Nicolás Tapia y Laura Salas. “Creo que por urgencia se empezó a utilizar el género documental, pero ahora ya vemos realizadores de pueblos indígenas que están haciendo ficción o animación, como en esta sección que contamos con una ficción de una realizadora rapanui. Incluso ya hay cine experimental, pero obviamente también va a seguir fuerte la presencia documental en parte para registrar conocimientos muy antiguos a través de personas mayores que son sus portadores” concluye Berrocal.
Además de la exhibición de estos nueve trabajos, el festival de Valdivia contó con un panel sobre el rol del audiovisual en la promoción y defensa de las Primeras naciones, moderado por Gerardo Berrocal y con la presencia de la mencionada directora rapa nui Waitiare Kaltennerger Icka, el director peruano Diego Sarmiento y el realizador chileno Coté Correa.