“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Litigante, a ratos excitante
    Por Emilio Luna

    Charles Tesson, delegado general de la Semana de la Crítica, en la presentación de la película, se apoyaba en primer lugar, referenciando el título, a la definición de litigar: según la RAE, «pleitear, disputar en juicio sobre algo», para describir la naturaleza de este trabajo. Sin embargo, el segundo filme del cineasta colombiano Franco Lolli necesita acudir, como añadido, a su segunda acepción, «altercar, contender», para situarnos en el momento vital de Silvia, una mujer que habita un espacio estanco en el que se halla en una búsqueda constante de luz, de una vía que la libere de la ansiedad. Silvia es madre de un niño de cinco años, condicionado por un entorno emocionalmente inestable, donde no existe figura paterna y la materna se encuentra a la deriva. Silvia también es hija. Lo es de una madre enferma que rehúye cualquier tratamiento posible a un cáncer pulmonar en fase avanzada. La relación entre ambas está erosionada por una convivencia compleja, marcada por una involución madurativa fruto de unas expectativas no cubiertas y una personalidad rebelde. Un vínculo metastásico que ni tan siquiera la promesa de una muerte inminente es capaz de sanar. Silvia, además, es abogada, de un grupo empresarial de alto calado en Bogotá. Un consorcio cuyo futuro está en entredicho ante la posible imputación de este por una denuncia de la fiscalía por una licitación corrupta. Una licitación negociada y firmada por la letrada. Una coyuntura que sumerge a la protagonista en un estado continuo de litigio vital cuyos contendientes son la traducción de unas heridas sin cerrar; de unos giros cuestionables, inherentes a nuestra humanidad, que la han situado en los intersticios de lo que debía ser su propia historia.

    En la mentada presentación, Lolli subrayaba la vocación autobiográfica de su propuesta, cimentada como homenaje a las figuras femeninas que componen su vida. Un amor trasladado a una puesta en cuadro que trata con delicadeza las interacciones entre los roles principales a la vez que muestra ese caos contenido que mapea un entorno difuso, desconcertante en ocasiones. A través del desenfoque elimina la profundidad de campo, dibujando con sutileza las dudas e indefensión de Silvia –interpretada de manera sensacional por Carolina Sanín, en un registro donde la sonoridad de su timbre otorga los matices necesarios para extrapolar el desgarro casi visceral al que se ve sometida.

    El realizador formado en La Femis articula su trabajo en encuadre elegante, donde predomina el primer plano, que capta con acierto las inseguridades de Silvia. Unas decisiones visuales que benefician el desarrollo de un relato cuyo aparato narrativo, empero, deja más dudas, en especial por la inclusión de caracteres accesorios que buscan engordar el impacto sentimental del filme atrayendo elementos fuera de plano inicialmente para desvelar una información a todas luces intrascendente. Una solución que reviste a Litigante de una pátina de melodrama formulario salvado por su elenco y, en especial, los instantes compartidos entre madre e hija; almas de un trabajo irregular, a ratos excitante, que sugiere el talento y sensibilidad de su director pero que nunca termina por encontrar su identidad.


    (Fuente: elantepenultimomohicano.com)


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