“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA
  • Midnight Family, una grave situación respecto al auxilio de víctimas
    Por Javier Espinoza

    El documental Midnight Family expone una grave situación respecto al auxilio de víctimas bajo percances en Ciudad de México, pues solo hay 45 unidades oficiales de emergencia para una población de 9 millones de personas. Sin el servicio de la familia Ochoa, la situación sería mucho peor.

    Trabajan como paramédicos privados no-registrados en la Ciudad de México y deben de pagar sobornos a policías para que les pasen reporte de accidentes que requieren servicios de ambulancia. No son los únicos en esa situación. Deben, además, competir contra otros servicios de emergencia para llegar a las escenas del crimen. Somos testigos de varios rescates y los intentos de prácticamente todos los accidentados por no pagar el servicio – cotizado en 3,800 pesos – lo cual pone en un notable aprieto a los Ochoa, pues se establece una cadena de trabajo que no reditúa; invierten en equipo y material por gente que no lo quiere o no tiene la posibilidad de pagarlo.

    Alexis (el chofer de la ambulancia) asegura que no querer pagar es como decirle a un puesto de tacos que los regale, ¿cómo va a comprar la carne el taquero? Los Ochoa se ponen creativos, ya que además de mantenerse, deben pagar por el “aviso oportuno” a los patrulleros y convenciendo a los accidentados de que recibirán mejor atención en un hospital particular. A veces lo logran, otras no. El líder del grupo, Fernando, deja de lado los sentimentalismos ya que, pese a las familias estar en un momento vulnerable, debe cobrarles.

    El documental expone una grave situación respecto al auxilio de víctimas bajo percances, pues solo hay 45 unidades oficiales de emergencia para una población de 9 millones de personas. Sin el servicio de estos paramédicos, la situación sería mucho peor. Son una especie de “héroes anónimos”, donde la palabra voluntario adquiere nuevas dimensiones, toda vez que tampoco tienen las características solicitadas por el gobierno – al que ayudan con su labor, cabe mencionar – para poderlos registrar debidamente.

    Mientras tanto, la familia espera su siguiente misión, cantando, comiendo, divirtiendo y dándole educación al más joven del clan, Josué, quien siempre los quiere acompañar. Merece un aplauso la labor de los Ochoa, y los demás involucrados en el tema, a fin de cuentas, que te salven la vida viene con un costo, pero pocos se ponen a pensar en ello.


    (Fuente: esquinadelcine.com)


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