“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

CRITICA


  • Asfixia, con un tono más pausado y opresivo

    Entre espacios claustrofóbicos, como un cuarto diminuto o el encierro de un hombre enfermo, Alma (Johana Fragoso) sigue sin encontrar su libertad aun después de salir de la prisión.

    La protagonista de Asfixia, una joven albina, cumple su condena sólo para encontrarse con una Ciudad de México de por sí hostil para quienes viven en la precariedad, pero implacable para las mujeres que, como ella, han cometido alguna falta. Después de la acidez de Fecha de caducidad, la directora Kenya Márquez vuelve a sondear los terrenos de la pérdida. En esta ocasión y con un tono más pausado y opresivo, lo hace a través de un personaje atravesado por distintas formas de discriminación, quien tiene como objetivo recuperar a su hija.

    Alma, quien ha aprendido el trabajo de cuidados, sólo encuentra empleo con un hombre de enfermedades imaginarias (Enrique Arreola), cuya agonía es bastante real. Y aunque este personaje le hace compañía y contribuye a su crecimiento, el peso de su historia está centrado en la impotencia por verse despojada de su hija. El obstáculo, además de un sistema que le pone trabas en cada paso, es su ex pareja, “El Bernie” (Raúl Briones).

    Tanto en un sentido literal, como en lo metafórico, Alma aporta luz a los encuadres de una ciudad sucia y caótica. La cámara de Márquez y del fotógrafo Javier Morón la dotan de una presencia pacífica, acorde con el ritmo de la cinta y con su desarrollo como personaje: de los espacios preponderantemente cerrados a los abiertos (en donde ella sigue siendo el centro de la luz y de miradas, pero también de un profundo desprecio).

    El guion de la cinta, escrito por la directora en colaboración con Alfonso Suárez, deja bastante claras sus posturas, desde la de ubicar a su protagonista como el centro de las injusticias, como la de construir a la sociedad como una red de complicidades. Pero si la cadencia de la narración y algunos diálogos enrarecidos hacen que la película tropiece por momentos, los actores son quienes ayudan a mover el engranaje con eficiencia. Desde el trabajo primerizo y sumamente sensible de Johana Fragoso -actriz natural-, pasando por un Enrique Arreola en calidad de hombre sometido a su propia miseria, hasta el patetismo exasperante encarnado por Mónica del Carmen como cliché de mujer dispuesta a todo por evadir la soledad.

    El cuadro acaba de completarse con la presencia del hombre victimario interpretado con soberbia por Raúl Briones. Y es que, así como Alma es una heroína que ha cometido errores, Márquez nos presenta a “Bernie” como un villano que evade lo unidimensional. Las contradicciones dan pie a un vaivén importante en la cinta: ¿Cómo puede una persona tan vil mostrar un rostro tan amoroso con su hija? Asfixia atina en dibujar las múltiples aristas de las cosas: un lado angelical y otro casi mortuorio en la presencia de Alma, así como la complejidad en las personas y en la injusticia.


     


    (Fuente: Fabiola Santiago)


PELICULAS RELACIONADAS
Asfixia


BUSQUEDA DE TEXTOS









RECIBA NUESTRO BOLETIN

APOYO DE
COLABORACION
Copyright © 2024 Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano. Todos los derechos reservados.
©Bootstrap, Copyright 2013 Twitter, Inc under the Apache 2.0 license.