“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

NOTICIA


  • Los Amores contrariados, Gabriel García Márquez y el cine, un libro de María Lourdes Cortés
    Por Senel Paz

    Como parte de las actividades colaterales de  la fnCl durante el Festival de La Habana fue presentada la edición cubana del libro Los Amores contrariados, Gabriel García Márquez y el cine, de la investigadora y escritora costarricense María Lourdes Cortés, publicado por los Sellos Editoriales FNCL e ICAIC, en 2019. El destacado escritor y guionista cubano Senel Paz tuvo a su carlgo la presentación del volumen:

    Me llamó Alquimia Peña y me habló con esa voz suave y dulce, apenas audible, que ella usa cuando quiere lograr algo difícil, y me dijo: Senel, quiero pedirte que presentes un libro. Para mí fue como si me hubiera gritado, tragué en seco y le dije rotundo: Alquimia, como tú bien sabes porque ya me lo has pedido otras veces, yo no presento libros de nadie ni sobre ningún tema, excepto si se tratara de un título que yo considere extraordinario y cuyo autor o autora sea una persona lúcida y enloquecida a un tiempo. Con su voz queda Alquimia me respondió: "Precisamente".
    Y aquí estoy, muy a gusto, con este libro de María Lourdes Cortés que cae en la categoría de "los que no necesitan presentación", pero sí merece algo de promoción no por consideración a la autora sino a ustedes, que en la ignorancia de los datos pudieran quedarse sin un ejemplar.

    Lo he dicho muchas veces en los diferentes lugares en que me ha tocado referirme a la relación de Gabriel García Márquez con el cine: este es el mejor libro sobre el tema. Y no solo se trata de que sea el mejor, sino que es buenísimo. Yo lo he leído repetidamente, y hasta me he robado cositas de él.

    Todo texto que indague en un aspecto cualquiera de la obra o vida de García Márquez es interesante por la grandeza del autor. Si trata sobre su relación con el cine lo es aún más porque  es terreno menos explorado y probablemente de más difícil examen. No es virgen, pero tiene mucho terreno por explorar.

    La investigación de María Lourdes es la más completa hasta el día de hoy;  sus comentarios y análisis tocan todas las obras y, como se dice en Cuba,  todas las aristas, incluyendo los procesos de adaptación, tema que la autora domina muy bien. Ella no solo cuenta y completa el puzzle de la información, sino que valora con tino, precisión y audacia. No deseo que me crean, en el texto lo podrán comprobar.

    Se dice sencillo, pero la tarea se hace particularmente difícil por el personaje y el asunto.  La relación de Gabo con el cine comenzó temprano y fue avanzando a trompicones pero de modo constante, y se divide en dos grandes etapas como señala la autora: la etapa de cuando García Márquez corría tras al cine, y la etapa de cuando el cine corre detrás de García Márquez.

    Rastrear esta trayectoria no es fácil, primero porque García Márquez no cuenta las cosas siempre del mismo modo ni con los mismos datos, como es de esperar de él que también fue ficcionando su propia historia hasta perder la certeza de los hechos; y segundo porque los guiones son un terreno impreciso donde muchos meten la mano, a veces para agregar y otras para  borrar, las fechas parpadean porque no se fijan bien y tenemos los datos del estreno o la filmación de la película pero no del comienzo o el fin de un libreto, y porque los guiones pueden tardar años, pasar algunos durmiendo en gavetas, y hasta despertar en otras manos. Y también porque García Márquez lo intentó con el cine por todas las puertas, que  durante un largo tiempo no se le abrieron amablemente, hasta que se cansó de puertas y ventanas y se dejó caer desde el techo con Cien años de soledad  que marca la línea divisoria. Esta novela es al propio tiempo la más cinematográfica obra de García Márquez y la más inalcanzable para el cine, porque en ella lo visual, lo plástico y lo sonoro se alcanza a través de las palabras. Pero la novela está escrita, no cabe dudas, por un cineasta.

    Con todo esto quiero señalar algo que María Lourdes dirá, analizará, ampliará  y demostrará mucho mejor en su texto, y es que Gabo escribió guiones originales, adaptó ideas y obras de otros, permitió que terceros adaptaran sus novelas y cuentos, y trabajó tanto solo como con colaboradores. Como si fuera poco, dio clases de guiones y, a su manera, teorizó sobre los procesos de su escritura.

    Leyendo este libro llegué a la conclusión de que la vida de García Márquez también se puede interpretar como la de un cineasta que devino escritor. El objetivo de convertirse en cineasta parece guiar los actos del personaje más que cualquier otro propósito. Siguiendo sus propias confesiones, el deseo de hacer cine aparece primero y que fue marcando decisiones esenciales como ir a Roma a estudiar este arte o trasladarse a México a escribir guiones, no literatura. Es Cien años de soledad quien centra y coloca su obra definitivamente en la literatura. Tal posición privilegiada no lo llevó a olvidar lo cinematográfico sino que reforzó su pasión y lo convirtió en uno de los gestores más apasionados y certeros no de su cine sino de la cinematografía latinoamericana en su conjunto. Nunca contamos con un defensor tan incansable y lúcido.

    Para poner un solo ejemplo, cuando tuvo oportunidad de dirigirse a los presidentes de Iberoamérica en esas reuniones continentales que ellos celebran o celebraban, Gabo, que en ese instante ya era inmenso, no habló a favor de la literatura y los libros sino del cine y las películas, reclamó para estos y tiró duro de las orejas de los mandatarios, que un poco de caso le hicieron.

    Todo, y muchísimo más, nos lo cuenta con detalle María Lourdes en Los amores contrariados: García Márquez y el cine, que ediciones ICAIC y la Fundación del Nuevo Cine  Latinoamericano han tenido el buen tino de editar para el lector cubano. Ahí está el fruto de una investigación minuciosa, paciente, rigurosa, extensa, abarcadora. A mí me cuesta trabajo imaginar a María Lourdes investigando pacientemente, pero algún brebaje que dominó su  jiribilla habrá tomado porque el resultado lo tenemos en las manos. Este texto destaca por su confiabilidad. Y eso es mucho. No quiere decir que esté definitivamente completo, que todo haya acabado, porque un autor como Gabo y un material como el cine y su área de guión, siempre dan sorpresas, siempre podrá aparecer, si tenemos suerte, un manuscrito escondido o un dato no sospechado.

    Pero la solidez y seriedad de un libro no bastan para que este brille y se haga imprescindible. Aquí entra el agregado del autor, su personalidad, su sello. Este texto es muy María Lourdes Cortés: salta en las manos, es divertido, dinámico, veloz, cinematográfico él mismo, visual y con banda sonora. Este es el punto que a mi juicio lo hace extraordinario y único.

    María Lourdes Cortés es la prueba viva de que Costa Rica es del Caribe.
    Mencionemos, también, que los editores, comprometidos con el cine y con el Gabo, han puesto particular empeño en su labor, y lo han puesto la edición en las manos expertas y amorosas de Silvia Gutiérrez. Entre todos han logrado que tengamos la mejor edición del texto.

    No agrego más porque el resto lo dice el libro, y quiero incitarlos  a su lectura pero no influir en ella. Lo precede un excelente, amoroso y cuidado prólogo del cineasta y escritor Arturo Sotto. No lo lean. Quiero decir, no lo lean de entrada, pásenlo de prólogo a epílogo para que no haya intermediarios entre ustedes y el texto, pero no se pierdan  las consideraciones de Arturo y disfrútenlas al final, y agreguen las suyas, y hagan clic.

    Por último, cierro con una recomendación. Si trajeron poco dinero, compren este libro, y el resto de los títulos que se presentan esta tarde, déjenlo para luego. Muchas gracias.



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