“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano. Así de simple, y así de desmesurado”.
Gabriel García Márquez
Presidente (1927-2014)

NOTICIA


  • Todo por Estela
    Por Pedro de la Hoz

    No hay una sola imagen de su extensa e intensa filmografía en la que no estén presentes los valores humanos, la poética de la emancipación y el compromiso con la justicia y la verdad. Tampoco hay un solo instante de su vida ajeno a esos principios.

    De una hermosa manera ello se refleja en el libro Estela, con el que Ediciones Icaic ha querido honrar a Estela Bravo, memoria testimonial puesta en circulación hace apenas unos días en La Habana del 42 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano y de la primera estación del Encuentro de Mujeres Cineastas.

    Entrega que completa dos años después la reseña homenaje de su documentalística organizada por la institución, Mercy Ruiz y Olga Teresa Pérez Berra reunieron valoraciones, vivencias y aproximaciones que penetran en la descomunal saga audiovisual de la realizadora estadounidense que ha echado raíces en Cuba y ponen de relieve la coherencia entre la obra y la vida.

    Estela se sostiene mediante un impresionante y pulcro diseño y despliegue gráfico, concebido por el artista Ernesto Niebla. Como antecedente cabe resaltar la publicación en 1992 del libro Estela tal como es, de José Luis Lobato, publicado por la editorial José Martí, al que se suma una búsqueda en los archivos de Estela y su entrañable compañero Ernesto Bravo –ella se debe a él, y él a ella en armoniosa e indivisible unidad–, en la hemeroteca y fototeca de Juventud Rebelde y en fuentes de la propia casa editorial.

    Reveladoras devienen las tempranas iluminaciones a la obra de la cineasta suscritas por Nicolás Guillén –«representa lo más fresco y original en eso de hacer documentales llenos de vida, humor y valentía»– y Eliseo Diego, quien escribió: «Un día, Estela Bravo encontró un arma no solo eficaz, sino inocente de toda sangre. Era la cámara de cine. Desde entonces la maneja con pericia, lucidez y, sobre todo, un corazón de los buenos». Rasgos estos sintetizados por Eduardo Galeano al firmarle una dedicatoria: «Yo quisiera tener tantos ojos como la cámara de Estela».

    El agudo oficio periodístico que nutre buena parte de sus realizaciones queda subrayado en lo que afirma la comunicadora Magda Resik en la entrevista-prólogo del libro: «Nos acostumbramos a escucharla, sin afán de protagonismo, preguntando a los entrevistados de tal modo que conseguía las revelaciones más inusitadas y las respuestas más conmovedoras».

    La muchacha que tomó por primera vez una cámara en sus manos para reflejar las protestas de sus compatriotas contra la sevicia macartista, que se lanzó a fondo en el ámbito documental siendo ya una mujer madura, que pulsó importantes acontecimientos en Argentina y Chile, Estados Unidos y Namibia, Sudáfrica y en la Cuba que ha hecho suya, ha despertado admiración y respeto entre políticos, activistas sociales, intelectuales, periodistas, críticos y hombres y mujeres de medio mundo.

    Una foto en la página 163 resume su pasión, la que la muestra junto a Fidel.



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