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Conversaciones al lado de Cinecittá, u honor a quien honor merece |
Alejandro Zamora Montes |
De la mano de ediciones ICAIC nos llega una pequeña joya periodística: Conversaciones al lado de Cinecittá,
del director y guionista Arturo Sotto. Es este un libro digno de
conciliar generaciones, al menos, para los apasionados del cine. También
una magnífica idea para fomentar el justo reconocimiento a la labor de
múltiples personas que han logrado (y logran), con su trabajo,
engrandecer este arte. También para una institución que ya cuenta con 50
años: el ICAIC.
Este proyecto es fruto de una serie de
entrevistas realizadas por el autor en el transcurso de casi dos años,
por las que desfilan personalidades (muchas de ellas fundadoras de la
mencionada institución), de diferentes especialidades: directores de
fotografía, animadores, productores, editores, asistentes de dirección,
sonidistas, entre otros; esa “otra cara”, no tan visible para los que
acostumbran a reconocer solo el mérito de actores o directores. Nombres
como los de Miguel Mendoza (productor de Memorias del subdesarrollo, La primera carga al machete, Fresa y chocolate), la catalogadora e investigadora Maria Eulalia Douglas (Mayuya), autora de libros como: La tienda negra (el cine en Cuba 1897-1990) o Catálogo del cine cubano (1897-1960),
entre otros, o nombres bien conocidos como el de Juan Padrón (animador,
director y creador del popular personaje Elpidio Valdés), también del
editor Nelson Rodríguez (Historia de una batalla, Nosotros, la música, Memorias del subdesarrollo) o ese gran director de fotografía llamado Raúl Pérez Ureta (Jíbaro, Hasta cierto punto, Papeles secundarios, Suite Habana),
son solo algunas de las voces experimentadas que se pasean por estas
páginas. Mediante las entrevistas nos acercamos a un mundo donde el
éxito de público, el aplauso de la crítica, la satisfacción ante el
logro estético y la fama coexisten con casualidades, desavenencias,
injusticias y errores. De esta manera, la obra consigue acercarnos a la
verdad del cine nacional que se nos torna, entonces, un mundo más
entrañable y humano. Resulta interesante enterarse de que Raúl Pérez
Ureta, por ejemplo, durante la filmación de Un señor muy viejo con unas alas enormes,
de Fernando Birri, haya querido montar unos alambritos con bombillos
que se movían para que simularan luciérnagas, y resultó que
“fliqueaban”, no logrando el efecto deseado; o cuando se le ocurrió
pedir ayuda a Rodolfo López Jr. para que en una secuencia de Papeles…
localizada en el cementerio, “escondiera” los colores verdes, y este
utilizó un aparato de fumigar, pintó de ocre todos los árboles alrededor
de la zona y, por este motivo, fueron expulsados ambos de ese lugar. O
saber que a Juan Padrón no le aprobaban muchos de sus guiones para el
ICAIC, por no interesar mucho en aquella etapa el dibujo animado, y la
extinción del primer estudio de marionetas, perteneciente a dicha
institución.
Es realmente sorprendente lo que es posible
alcanzar o realizar cuando se ama lo que se hace. Amén de las
dificultades técnicas, y las imposiciones y carencias a las que se
enfrenta esta industria, se palpa -en cada uno de los entrevistados- un
hilo conductor, un camino, una vía de acceso hacia un crecimiento
espiritual que va más allá de la simple pasión. Resulta un compromiso.
Con la lectura de este libro, el lector-receptor se vuelve partícipe de
una manera propia de concebir el cine cubano como sagrado, de una
entrega incondicional hacia este arte con valores indiscutibles, para
conformar lo que llamamos identidad cubana. Para dejar nuestra huella en
este mundo. No en balde Maria Eulalia Douglas aclara: "El ICAIC fue
un proyecto de la Revolución que se colocó en la vanguardia de la
cultura cubana y que fue, en ciertos aspectos, una Isla dentro de otra
Isla. Cuentan que cuando a alguien del ICAIC le preguntaban: ¿Dónde tu
trabajas?, respondía: Yo soy del ICAIC".
La manera en que Arturo
Sotto logra engarzar las diferentes entrevistas y saber “por donde
coger”, solo nos confirma que estamos ante la presencia de un profundo y
entusiasta conocedor de la materia, con excelentes habilidades de buen
conversador y periodista, una persona joven que sabe que escuchando y
aprendiendo de las generaciones anteriores se divisa mucho mejor el
camino. Director de filmes conocidos como: Amor vertical, Entre Stalin y un hombre dormido, Talco para lo negro, Pon tu pensamiento en mí, Bretón es un bebé,
entre otros, nos propone un libro que deviene excelente material de
estudio, no solo para especialistas. El prólogo corre a cargo de
Norberto Codina.
Para descargar: Conversaciones al lado de Cinecitta2.doc
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