CRÍTICA



  • Más que nada una historia de poder
    Por Pablo


    El pez que fuma, nombre del burdel donde transcurre la trama, es más que nada una historia de poder, poder representado por la potestad o el gobierno de dicho local, y que pasa de mano en mano, de generación en generación, siempre por el mismo patrón. Es así como el que desplaza tiene su momento de gloria, pero igualmente tiende a ser desplazado [de la misma forma que él lo hizo].

    La Garza, es la dueña del local, y aunque es quien tiene realmente el control sobre su burdel y sus trabajadores, de cierta forma le da a entender a sus amantes que ellos lo controlan todo, inclusive a ella, dándoles las riendas de la administración de El pez que fuma, dinero y todo lo que quieran. Los tres hombres que se disputan el amor de La Garza y por tanto, la potestad de El pez que fuma, son: primero, Tobías, que es desplazado por Dimas, el segundo, y que a su vez es desplazado por Jairo, el tercero.

    Todos estos siguen más o menos una misma rutina [excepto Tobías por ser el primero] para lograr su propósito final: primero, llegan al burdel, siendo nadie, sin dinero, buscando trabajo y ayuda; La Garza y su marido de turno le dan empleo, así que éste ya dentro del juego, se gana la confianza de ambos.

    Pero el último amor de La Garza, con Jairo, da un cambio trascendental en la historia de El pez que fuma, ya que Dimas, el anterior marido, no conforme con perderlo todo a la primera vez, se las arregla para salir de la cárcel, y una vez afuera, trata de matar a Jairo, pero mata a La Garza, con lo cual va definitivamente a la cárcel, y Jairo queda como el jefe absoluto de El pez que fuma, junto a una de las prostitutas jóvenes del burdel, Selva María, quien suple a La Garza. Es así, como el funeral de la antigua dueña y el encarcelamiento de Dimas, se convierte más bien en la toma de posesión de los nuevos y jóvenes herederos del poder.

    La historia, aunque si bien refleja la realidad social venezolana, no dejando de lado los elementos de la ya típica película nacional como son el barrio, las prostitutas, los desnudos, las groserías, la delincuencia, tampoco los coloca como protagonistas, en el centro de la historia.

    Además, incorpora elementos nuevos como el simbolismo de la música, que acompaña a las imágenes y transmite sentimientos tanto de los personajes como de las situaciones, además de representar una cultura muy nacional.

    Por otra parte, las actuaciones de los personajes principales son muy bien realizadas por sus interpretes.


    (Fuente: www.alohacriticon.com)


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