CRÍTICA



  • Octubre, no se puede ser igual toda la vida

    Se inicia el día y Clemente (Bruno Odar) aplasta con su tenedor el huevo fresco del desayuno. El chancay finge ser un pan y recibe a la yema y a la clara. Tras el desayuno, empieza la chamba del día a día, se dedica a hacer préstamos y ganarse con los intereses. En caso de que no le paguen, siempre solicita una garantía a sus clientes. Terminado el día de chamba tiene relaciones sexuales con una puta, no cualquiera, a él le gusta las que sean carnudas y es más, en la repetición está el gusto, siempre lo hace con la misma.

    La soledad que abunda en su vida parece hacer que los días fueran iguales. Comer, trabajar y tirar. Su rostro expresa tanto una abundancia de falta de amor como un apetito increíble por el dinero. Clemente guarda su dinero en un lugar especial, el horneador de su cocina a gas. Si entra un ratero, en la vida se le va ocurrir buscar ahí los billetes y joyas de sus clientes.

    Una noche que él regresa de tirar, se da con la puerta abierta de su casa. Busca una piedra, camina en la oscuridad, prende la luz. Va en busca de su tesoro y lo encuentra a salvo. Está tranquilo, cuando de pronto escucha de uno de los cuartos, un ruido como de la presencia de alguien. Agarra una cuchilla y va al cuarto, enciende la luz y encuentra una canasta que se mueve, dentro hay una bebé.

    La vida le cambió en solo horas. Por la noche no puede dormir porque la niña llora. Cuando quiere ver televisión, la niña también llora. Al mirarse al espejo, Clemente solo encuentra ojeras. Él tiene que seguir trabajando, logra encontrar una ferviente devota del Señor de los Milagros para que le haga de nana por un tiempo.

    Es el mes de Octubre, la gente viste de morado y cree que se le va hacer aunque sea un milagro. La nana, de nombre Sofía(Gabriela Velásquez), también es un ser solitario en busca de amor y felicidad. La bebé llena en parte ese vacío en su corazón llegando un punto en el que se encariña con la criatura, sin embargo eso puede ser peligroso teniendo un patrón como Clemente. Las cosas pueden empeorar si ella también llegara a interesarse platónicamente por este hombre, del cual la gente mal hablada dice que tiene hijos de putas.

    La película de los Hermanos Vega nos propone una historia de seres solitarios en búsqueda de mucho amor. Inclusive el personaje del viejo cliente, amigo del prestamista, interpretado por Carlos Gassols vive aferrado a su vieja enamorada que más parece en estado vegetativo que viva. La actuación de Odar, Velásquez y Gassols es sobresaliente. Tener un buen equipo de actores permite que la historia fluya por si misma. Acertadas las locaciones escogidas en el Centro de Lima y alrededores. Una escena que siempre recordaré es la escena del calzón con agua, habían tres chicas en la fila de butacas posterior a la mía y emitían unos sonidos onomatopéyicos durante la proyección de dicha escena que me hacían pensar que ellas habían hecho lo mismo con algún pobre hombre.

    (Fuente: observandocineperuano.blogspot.com)


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