ENTREVISTA

  • Madame Sata: celebración de la resistencia

    ¿Por qué elegiste al personaje de Madame Sata como tema de tu primera película?
    Lo que más me interesaba del personaje era quizás el tema de la exclusión. A lo largo de su vida, Joao Francisco fue un paria por un gran número de razones, reaccionó a esa exclusión de maneras muy diferentes – con rabia, creatividad, violencia y dulzura. Joao Francisco fue un luchador, siempre haciéndose valer, no desanimándose nunca. Su postura de resistencia en un país donde la exclusión de la sociedad es una regla mas que una excepción fue lo que mas me atrajo.

    ¿Cómo descubriste a Joao Francisco, Madame Sata?
    Durante mucho tiempo Madame Sata era solo el nombre de un nightclub de Sao Paulo. Yo solía ir en los años 80 y a principios de los 90. Encontré, leyendo una pequeña biografía escrita por el periodista brasileño Rogerio Durst, uno de los libros de la colección Encanto Radical, quien era Madame Sata. Estaba fascinado y quería saber mas de él. Pensé que sería un buen personaje para una película, una mezcla de Josephine Baker, Jean Genet y un Robin Hood tropical. En 1994, recibí un premio del fondo Hubert Bbals en Holanda para desarrollar el guión y empecé la búsqueda. Busqué en los Archivos Nacionales, en fuentes legales, entrevisté a gente de Lapa y de la cárcel de Ilha Grande que le conocían. También fui a la ciudad donde nació en las tierras de Pernambuco y al cementerio donde se dice que enterraron a su madre. La música popular brasileña de los años 20 y 30 fue también una fuente importante para entender aquella época – parece que Noel Rosa compuso la canción Mulato Bamba para él. Después de una extensa búsqueda, me di cuenta que Joao Francisco era un mitómano y el mito sobre él se creó por su propia invención y reinvención.

    Madame Sata tuvo una vida muy problemática, de sus 76 años 27 los pasó en la cárcel. ¿Por qué elegiste centrarte en su vida en los años 30?
    Porque en esa época dos de los ritos del pasaje ocurrieron: se convirtió en una estrella reconocida, consiguiendo su sueño de ser adorado en el escenario, y poco después cometió un delito serio y se convirtió en un criminal. Y estos dos hechos culminan con la creación de Madame Sata, un nombre que resume la dualidad del personaje, Madame – femenina, sofisticada, delicada, importada de Francia, y Sata – masculino, violento, destructivo. No me interesaba contar como nació el mito, ni explicarlo. Quería retratar al personaje antes de la creación del mito. Quería compartir su intimidad.

    Pobre, negro, homosexual. ¿Cómo tratas a este personaje pisoteado por tres estigmas?
    Estigmatizándole a él. En su vida cotidiana Joao Francisco aniquiló esas definiciones empezando con el tema de la homosexualidad. Esto nunca fue un problema para él, por tanto no se podía mostrar como un conflicto para el personaje en el sentido narrativo. Era simplemente un poco de información sobre él. Lo que más me interesaba era tratar las razones que le llevaron a retar cualquier intento de aislar, segmentar o atomizar su identidad. Sería una pena si el personaje fuera percibido a través de segmentos sociales porque sería todo lo contrario a su experiencia. Los temas raciales, sexuales o sociales no son nunca el punto de interés de la película.

    Entonces, ¿cuál es el punto principal de la película?
    Diría que es mostrar como alguien para el que el lujo de soñar debería haber sido un imposible cumple sus sueños. Como para el que el hecho de ser libre debería haber sido imposible fue libre toda su vida. Como para el que de niño fue vendido como un animal reinventó y eligió una familia. En la vida real, tenía siete niños acogidos. El tema central de la película es cómo una persona como esta actuó mas allá de sus deseos y creó un ejemplo de libertad mas allá de su propia vida. Un tema no tratado en realidad pero presente en su vida es: “Si puedes hacerlo, ¿por qué no puedes? En lugar de gente diciéndole que no podía hacer esto o aquello, gente despreciándole. Se transportaría a una dimensión diferente que él mismo creó. El tema central de la película también es retratar a un personaje que vivió y entendió su propia época  de una manera fantástica. Estos son los aspectos importantes de la película, mas que etiquetar al personaje por un motivo u otro.

    Un personaje como Madame Sata podría verse fácilmente desde una perspectiva folclórica o estereotipada ¿qué precauciones tomarías para prevenir este riesgo?
    Un rasgo del personaje que siempre me ha gustado es que creó pequeños circuitos en las definiciones; cuando le decían negro, se mostraba  gay, cuando le llamaban gay, se mostraba pobre, siempre era algo más. Era reinventándose a sí mismo como podía transgredir y resistir. No es mi intención hurgar en la sociología, pero diré que optimiza Brasil en la manera en que encuentra el placer en la vida cotidiana, a pesar de la gente y las cosas. Hay un aspecto fascinante a la vez que cruel para los brasileños ya que su constante búsqueda de placer puede implicar sumisión a las reglas establecidas, una actitud de “nada funciona” (incluso faltándose el respeto a sí mismo) por tan solo cinco minutos de placer. En este sentido, él no es el típico porque siempre pide respeto. Además de ejercer su libertad encontrando el placer y cumpliendo sus sueños y a pesar de todos los obstáculos siempre se consideró un ser humano. Es un testimonio de resistencia. Para él, luchar por su afirmación personal nunca fue en silencio. Nunca aceptó ser degradado por el hecho de ser esto o aquello.

    Incluso evitando las definiciones, hoy en día sería visto como un paria por un gran número de razones. ¿Crees que el escenario social que hizo de Joao Francisco un paria todavía existe hoy?
    Sin lugar a dudas. Desgraciadamente muchos de los problemas de los años 30 todavía existen y una manera de hablar del presente es mirando en la historia pasada. Durante mi búsqueda, encontré un cuadro de 1928 en el que había una mujer negra con sus hijos sentada en un bordillo de la calle. Esa foto se podía haber hecho fácilmente hoy en día. Mucho ha cambiado de aquella época a ahora, pero mucho no ha cambiado y la exclusión social como una barrera para la exclusión del individuo como parte de una comunidad o como parte de una sociedad es una de ellas. La sociedad brasileña carece de permeabilidad e incluso aunque allí parece haber integración entre los diferentes sectores, el abismo social parece seguir creciendo. No soy pesimista, sino todo lo contrario. Creo que es una película optimista y redentora. Después de todo, Joao Francisco nunca se consideró a sí mismo una víctima.

    Es curioso que una película sobre Madame Sata la hiciera un nativo del estado de Ceará, que nunca vivió en Río.
    Para intentar entender la así llamada cultura brasileña, tuve que entender la cultura carioca de Río de Janeiro. Yo nací en Ceará, mi madre era de allí y mi padre de Algiers. Empecé  a bajar a Río cuando tenía 12 años a pasar cortos periodos de tiempo. Siempre me intrigó esa ciudad. Quería entender porque la cultura carioca era considerada la cultura dominante, incluso su acento. Empecé a darme cuenta que en Río había un gran sincretismo que es muy típico de Brasil y también de Latino América. El Río de Janeiro de los años 30 era una ciudad portuaria donde los extranjeros y los inmigrantes de diferentes partes del país y del mundo convivían, y también un significante número de negros. En esta cultura cambiante, era urgente que una voz original, en constante transformación, se estableciera. En este sentido, la experiencia de Madame Sata es bastante significativa, ya que creó un gran número de personajes para sí – la Negra de Bulacoche, Jamacy, la Reina del Bosque, Santa Rita del Cocotero, el Tiburón, la Gatita Peligrosa – e incluso añadió algunos personajes de Cecil B de Mille como Candomble (una religión de origen africano), Josephine Baker, y también de la mitología china. Al hacer este emblemático collage de las culturas brasileña y latinoamericana, creó un personaje original, carnavalesco, pero con una voz única.

    ¿Cómo preparaste la película?
    Escribí el primer borrador del guión sin haber estado en Lapa. Cuando llegué a Río sentí que era la persona mas apropiada a la vez que la menos para hacer la película. Dibujé un mapa de donde vivió, busqué las casas y algunas estaban todavía allí. Me llevó de seis meses a un año encontrar a los actores y preparar la película fueron seis meses de intensos ensayos. Pero no hubo ensayos de texto, no quise imponer un método sino comunicar la intimidad de  Joao Francisco, Laurita y Taboo en la pantalla. Les sugerí que fueran a la playa, salieran, hablaran, se conocieran, porque esa intimidad se impregna en la pantalla. Como esta era mi primera película, pensé que tendría control sobre todas las cosas. Apunté todo al detalle para tener control sobre el rodaje pero ocurrió algo gracioso el primer día. No pude encontrar lo que había anotado así que rodamos de cualquier manera. El segundo día seguí mis apuntes y esas tomas no se utilizaron en la película. A partir del tercer día no utilicé ningún tipo de anotación. Disfruté no teniéndolo todo bajo control todo el tiempo.

    Hablemos de la dirección artística y la fotografía, básicamente hecha con una cámara de mano.
    La película se hizo casi completamente en exteriores. Los exteriores tienen olores, historia, vida y quería comunicar este fétido y obligatorio aspecto, que es difícil de conseguir en el estudio. Nuestro trabajo estuvo bien integrado con el diseño de  producción de Marcos Pedroso y la dirección fotográfica de Walter Carvalho. Me di cuenta que tendría que traducir a este personaje que nunca renunció a su libertad a través de la traducción de su libertad en la manera de rodar. Era una cuestión de coherencia. Pensé en hacer una película en 16mm pero mi contrato de producción no me lo permitía. Entonces rodamos en 35mm pero intenté mantener la luz de 16mm. Esto permitía un gran contraste de imagen, sin medias sombras, justo como era el personaje.

    Y ya que nuestro principal objetivo era comunicar esa intimidad, no podíamos rodar de la manera tradicional. Muchas veces, la cámara rodaría de lo que los actores tuvieran que ofrecer. Era importante para mí tener un ángulo de 360º para rodar. Esa libertad también se empleó al editar, dejándose llevar por la emoción.

    ¿Cómo escogiste a Lázaro Ramos – en su primera película – para el papel de Joao Francisco dos Santos?
    Era como un todo o nada, después de todo el personaje está en un 99% de las escenas. De una manera la película es el personaje. Lázaro fue uno de los primeros actores que vi y se le eligió por varias razones. Quería un actor completamente intuitivo – incluso se me pasó por la cabeza la idea de no contratar a un actor. A la misma vez quería alguien teatral. Quería a alguien que pudiera cumplir estos dos requisitos opuestos. Lázaro tiene mucho talento y es muy intuitivo y tiene una cualidad física visceral que es crucial para el personaje. A la misma vez ofrecía un registro muy natural, podía inventar los personajes que Madame Sata inventaba con un gran sello cinematográfico. Creo que este fue el primer punto de referencia para elegir a Lázaro. Además, se mostró bastante accesible y estuvo de acuerdo en unirse a la aventura corriendo todo tipo de riesgos. Estábamos creando y encontrando a la misma vez. 

    Un aspecto importante de la película es el cuerpo de Joao Francisco. Su cuerpo es su fuerza; objetivamente es lo único que posee. Es por eso que todo lo que crea lo hace a través de su cuerpo, de su voz, la manera en que se viste, como se mueve – parte del cuerpo para exhibirse y para esconderse. Después de todo ¿qué fue lo que quedó de la cultura negra después de la diáspora? El cuerpo, utilizado en la música, el baile, la ropa, el placer sexual. Durante mucho tiempo, debido a la exclusión social, las manifestaciones culturales de la gente negra solo podían ser a través del cuerpo o eventualmente a través de la cocina. Esta es la razón por la que la forma de resistencia mas objetiva es a través de su cuerpo. Para mí el paisaje de esta película es su cuerpo, y esto es por lo que Walter Carvalho y yo decidimos trabajar en el negativo de tal manera que la textura de la piel y la presencia de su cuerpo pudieran definir constantemente al personaje.

    La película termina con una celebración del personaje, ¿puedes hablarnos de ello?
    El final es una trascripción casi exacta de cómo ganó en 1942 el concurso de trajes de Carnaval de Deer Hunters, después de pasar 10 años en la cárcel. Joao Francisco hizo mucho por su mito, pero la historia ha sido extendida por muchos otros. Es verdad que mató a un hombre, pero es cuestionable el hecho de si mató al compositor Geraldo Pereira, que tenía tres certificados de defunción. Estuvo en la carcel 27 años por indecencia, robo, prostitución, y otros delitos. Como director no me interesa juzgar a los personajes sino documentarme en ellos. Sería un hipócrita si dijera que no hay una lección moral en la película. Esta lección no es sobre el personaje sino sobre la experiencia. Para mí, el rasgo principal del personaje es que nunca se sintió una victima. Siempre estaba reinventándose a sí mismo, como el ave fénix, y Lázaro se las arregla para resurgir de las cenizas victoriosamente – un testimonio de amor y vida. La película es una celebración de esta resistencia en vida.

     

     


    (Fuente: vertigofilms.es)


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