CRÍTICA



  • El valor de una película puertorriqueña
    Por Luis Freddie Vázquez *


    Mucho se comenta sobre el desarrollo del cine en Puerto Rico y en que punto estamos en estos momentos. Esa pregunta debería tener varias contestaciones que ahora no analizaremos. Pero lo que siempre se nos escapa de esa discusión es cuan importante es una película puertorriqueña en el momento histórico en que se filma, más aún quienes fueron sus realizadores y los actores que la protagonizaron enmarcados en ese tiempo. La melancolía o añoranza de recordar una época, nos hace buscar tal o cual película que dejó unas imágenes permanentes para el resto de nuestras vidas. Partiendo desde este punto, las películas puertorriqueñas que se exhibieron en la década que finalizó (2000 a 2010) serán recordadas para el año 2030, y entonces pasará igual que con los clásicos al día de hoy: la famosa La guagua aérea (1993) que donde quiera que vamos es la mas solicitada, Lo que le pasó a Santiago (1989), en conjunto con La gran fiesta (1985) y Linda Sara (1994).

    Pero lo que realmente recordamos de esas películas quizás es la temática, quizás las sitios donde se filmaron, quizás el evento que fueron o los actores del momento. Les daré varios ejemplos: ¿quién no recuerda aquella famosa escena de La gran fiesta donde Raúl Juliá nos demuestra sus quilates como actor en el famoso "sacro santo recinto" como él dice en la escena, Casino de Puerto Rico, donde se va a entregar a manos extranjeras? ¿O aquella romántica escena en donde Chayanne y Dayanara Torres nos deleitaban con sus besos en Linda Sara, aquel estreno que pasó al libro de Guiness de La guagua aérea, o aquella nominación al Oscar de Lo que le pasó a Santiago, cuando todo el mundo observaba con nerviosismo la entrega de ese año? Pero aún más interesante que estos eventos, las películas nos muestran el desarrollo de Puerto Rico en varias facetas sociales, económicas y políticas.

    Vemos a finales de los 50, películas como lo son Maruja, que nos presenta la infidelidad de la mujer, tema prohibido en aquella época y que causó revuelo en el país. El otro camino y Ayer amargo retratan el desarrollo económico con sus problemáticas sociales y diferentes locaciones importantes como La perla en todo su esplendor. El clásico Los peloteros con Ramón Rivero Diplo presentando un Puerto Rico virgen. Una criada malcriada con su recorrido por el puente del Condado y los actores de comedia recordados con mucho cariño.

    Aquellas películas de delincuentes que nos muestran el lado oscuro de la historia como La venganza de Correa Cotto, Correa Cotto así me llaman, Arocho y Clemente, Operación Tiburón o La palomilla.

    Es muy interesante observar como las personas se acercan y preguntan por las películas que una vez los cautivaron y que al pasar de los años las convirtió en valiosas. Estos quieren resaltar los quijotes de aquella época que, igual que hoy día, sufrían en demasía para dejar una pieza histórica para futuras generaciones… si, así como lo lee, una pieza histórica. Cada película tiene una motivación, y es un esfuerzo gigantesco el levantar un proyecto. Hay que recordar cuan valiosos y atrevidos son cada uno de estos proyectos que se hacen en una isla 100 x 35 que no tiene industria de cine, pero tiene una historia rica e interesante.

    La próxima vez que se detenga a observar una película puertorriqueña analice que de aquí a 20 o 30 años será un clásico y quizás usted quiera recordar como era el cine en principios del siglo 21, donde se comenzó la era digital en los cines.

    Entonces recordaremos títulos como 12 horas la primera, con las calles de Santurce y la vida nocturna, Maldeamores con sus historias de pueblo, Taínos con paisajes bellos del interior de la isla , El Cimarrón con retratos de Vega Baja, haciendas y poblados, Contraseña con su piratería y el retrato del Centro de Convenciones original y Ventana al Mar, Aventura Verde con su parque ecológico Punto Verde, Fuera de tinieblas con su mensaje y sus valores, Party Time con la música y los retratos de los 80’s, Mi verano con Amanda con las ocurrencias del rockero loco y el personaje de Chicho que nos hizo reír con sus fobias y ¡Qué despelote! la película más taquillera del 2010. Películas arriesgadas como Irak en mí, Miente o Las dos caras de Jano entre otras, se quedarán en nuestras mentes por su temática fuerte y directa. Y Talento de barrio la película más taquillera de todos los tiempos.

    Pero todas formaran parte de un cine sin restricciones, ni fronteras, un cine autóctono, de aquí, puertorriqueño, que recordaremos por sus retratos, sus actores, sus temáticas y por el momento histórico cuando se filmaron. Celebremos que en la década del 2000-2010 hubo sobre treinta producciones puertorriqueñas en pantalla, esas que en 2030 recordaremos con nostalgia.

    (*) Luis Freddie Vázquez es actor, guionista, productor, distribuidor y preservador del cine puertorriqueño, con ocho películas como productor y más de 20 películas y cortos como actor.

    (Fuente: Cinemovida Entertainment-abc guionistas)


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