CRÍTICA



  • De jueves a domingo, sensible y personal
    Por Carlos Bermúdez


    De jueves a domingo es básicamente escenas de un matrimonio, visto desde el espacioso asiento trasero de un Mazda 929 que una familia chilena utiliza para ir de vacaciones por un par de días. Un debut de la directora Dominga Sotomayor que ha sido calificado por la crítica y los programadores del Festival holandés como sensible y personal, formidablemente rodada por la camarógrafa Bárbara Álvarez, quien ya hiciera sus primeros trabajos en películas como 25 Watts o La mujer sin cabeza.

    Esta road movie chilena participa en la sección oficial optando a uno de los tres premios principales dotados de 15.000 euros cada uno y transcurre enteramente alrededor y dentro de un vehículo perteneciente a una familia de clase media en un viaje de cuatro días por el norte de Chile. Éste será su último viaje como familia. Aunque habían decidido separarse, la salida ya había sido programada de antemano.

    Raras veces ponemos nuestro foco de atención más afinado en los problemas maritales, pero lo cierto es que las crisis de pareja muchas veces están más implícitas de lo que parece. Probablemente sea que no nos queremos dar por enterados de que sea así pero la visión que los niños tienen de las cabezas de sus progenitores desde la parte de atrás resulta muy esquemática y premonitoria frente a lo que parece que va a venir.

    Ese viaje que comienza con tantísima alegría, con todo tipo de juegos dentro del coche, rápidamente adquiere matices melancólicos. Los niños sólo piensan en llegar a la playa, especialmente Manuel, de 7 años. Su hermana Lucía, de 10, mantiene una mirada distante y fragmentada.
    Fernando, el marido, quiere llegar a un sitio que le dejó su papá y su esposa Ana a un lugar inexistente en el que las cosas vuelvan a estar bien y donde todo siga como si no hubiese ocurrido nada en sus relaciones.

    Uno de los trabajos anteriores de Sotomayor, el cortometraje “Videogame”, trataba este mismo tema: la estabilidad que buscan y necesitan los niños frente a los cambios radicales que a veces exige el devenir de las relaciones de pareja en los adultos.

    Este corto anterior de la realizadora estaba igualmente basado en un divorcio prácticamente consumado. Un niño aparece perdido en el mundo virtual de un videojuego mientras que los padres están dividiendo sus pertenencias para llevárselas consigo tras la ruptura.

    De jueves a domingo fue seleccionado para participar en la Cannes Cinéfondation Residence del año 2010 y consiguió apoyos del Fondo Hubert Bals de Holanda.


    (Fuente: Cinestel.com)


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