La sinopsis que ofrece la productora dice: Viaje de autodescubrimiento de dos mujeres mientras viajan por el Ecuador haciendo autoestop en medio de un paro nacional. Dos mujeres que se conocen por casualidad y se ven obligadas a viajar juntas. Messidor, de Alain Tanner, nos viene a la cabeza; o Sin dejar huella, de María Novaro. La gracia de Qué tan lejos es que, al contrario de estos dos títulos, nunca cae en la tragedia ni en el drama.
El filme demuestra dos cosas: que la vida da muchas vueltas y lo que tú buscas no es siempre lo que encuentras; y que se puede hacer una película sudamericana sin caer ni en el miserabilismo tercermundista ni en la explotación folclórica. Una película que utiliza el paisaje como telón de fondo para que sus criaturas descubran que el auténtico viaje está en uno mismo. Y todo, con un sentido del ritmo ágil, unos diálogos deliciosos en sus contrastes y unos personajes entrañables en su simplicidad.