Con Dársena Sur (1997), Pablo Reyero no solamente mostraba su adhesión al entonces naciente grupo de realizadores conocidos luego dentro de la vaga definición de “nuevo cine argentino”, sino que hacía una inmersión en los recodos angostos de la sociedad argentina contemporánea. Allí se iba a reflejar la vida de grupos humanos que, al borde la opulenta urbe, llevaban una existencia amarga.
Ese interés por los menos favorecidos de la sociedad, por los despojos del fasto neoliberal que dejaron los gobiernos del país, ha sido parte de su obra. Cuando poco tiempo después debutaba en el largo de ficción, con La cruz del sur, el pasado como memoria que queda anclada al presente y explica el estado humano era su foco de interés esencial.
De ahí que volviera, tras unos años de silencio aparente, a abordar los temas sociales que más caros le son. Ángeles caídos es su nuevo largometraje documental, que se viera en la más reciente edición del Bafici como Work-in-progress y que por estos días se estrena en Argentina.
La nueva película de Reyero se dedica a referir la vida de tres personajes, jóvenes de barrios pobres de Buenos Aires, quienes combaten la adversidad en que viven a través de la música. Se trata del fruto de largos meses de investigación, de participación en la vida de los adolescentes y sus comunidades, más unos diez días de grabación de imagen y otros meses de posproducción.
Reyero explica las características de estos personajes: “Uno de ellos es un chico de 22 años que tiene un grupo de rock, que se llama "Los barbelitos" y que vive en el Bajo Flores en un monobloc del barrio social. Es un grupo musical que realmente mueve muchos chicos adolescentes de esos barrios, ya sea de villas o barrios sociales. María tiene 12 años, toca el Chelo, vive en la Villa 20 de Lugano y el otro protagonista es Ezequiel, de 17 años, que vive en un barrio que se llama Ingeniero Gudge, que también es un barrio muy marginal y que toca el violín. Ambos tocan en lo que se llama la Orquesta Infanto-juvenil de Lugano. María hace música clásica y Ezequiel también, además de tener un grupo de rock de dark metal. Ninguno de ellos se conocía antes del documental y lo que les une es la música."
Las estrategias de sobrevivencia de estos individuos interesa a Reyero, como ejemplo de crecimiento ante las adversidades. “Es una lucha cotidiana, refiere. En realidad hay unos conceptos o ejes temáticos básicos que pasan por identidad, construcción de un lugar de pertenencia, superación personal, también una lucha contra la marginación o contra la discriminación. Te diría que en las tres historias de alguna manera se repite la cuestión de que, 'por más que la sociedad crea que somos unos negritos de mierda, no nos van a hacer sentir eso y vamos a luchar por hacer lo que queremos hacer".
La idea de hacer esta película surge a partir de la realización de una serie anterior de documentales para televisión. Mas, se trata además de una intención política y de fuerza mayor de Reyero: “Siempre me interesó el tema de la juventud. Por un lado es el futuro de un país, pero al mismo tiempo el sector más golpeado y olvidado por los políticos. Siempre los jóvenes son los que sufren el gatillo fácil, son víctimas de la droga o tienen que salir a robar para poder comer y nadie hace nada. En ese sentido, Ángeles caídos viene a continuar una temática que comencé con Dársena Sur y La cruz del Sur.”
A propósito del auge del documental argentino actual, el realizador no se da por satisfecho: “Lo bueno es que son documentales y no informes periodísticos, como supo pasar siempre en la televisión. Por ese lado está bárbaro, pero no creo que sea suficiente. Considero que tendría que haber una política pública de fomentar la realización y difusión del cine documental en mucha mayor medida de lo que hay.”
Su nuevo proyecto en la ficción es otra vuelta de tuerca a la problemática más abordada por los realizadores de su generación. Su título lo dice todo: Sobrevivientes. La misma será producida por Luis Puenzo, con protagónico de Leonardo Sbaraglia.