Siempre recuerdo una frase que dijera Armando Almánzar en una de sus tantas críticas para el Listín Diario sobre el cine dominicano “Un pasito para alante, dos pasitos para atrás” destacando de alguna forma como nuestro cine a veces da señales de arrancar con buenos pies para luego volver “a lo mismo de siempre”. Y esto no es solo habladuría, es algo que realmente ha pasado.

Pasaje de Ida de Agliberto Melendez y Nueba Yol de Angel Muñiz fueron señales de que nuestro país tenía una capacidad de contar historias de nuestra tierra con una ricura fílmica que no tendrían nada que envidiarle a otras producciones, pero luego de ellas, o hubo un letargo sin producciones [en el caso de Pasaje de Ida] o hubo un declive en la calidad de los largometrajes [en el caso de Nueba Yol]. La Hija Natural llega con esa misma señal de esperanza para las producciones criollas y más que un paso adelante es un salto “bien dao”.

Le ópera prima de Leticia Tonos acierta en tantas cosas que comparado con sus antecesoras pareciese una obra maestra. La historia fluye de una forma natural en donde los chistes [la eterna jocosidad del dominicano] se presentan de manera natural y no de una manera forzada en búsqueda de una carcajada. Cada uno de los personajes se enfrenta a su día a día de la misma forma que cada uno de nosotros [en la vida real] entiende debe tomar las circunstancias y eso hace a cada uno de ellos más cercanos a nosotros la audiencia, porque son palpables, reales.

La Hija Natural está llena de personajes ricos, desde sus protagónicos: María [Julietta Rodríguez], Joaquín [Víctor Checo] y Justiniano [Andrés Ramos], sus secundarios: Polo Montiff y el dueño del bar [unos excelentes Gastner Legerme y Frank Perozo]; Mélido [Dionis Rufino] y de sus apariciones especiales más que adecuadas por parte de Jochy Santos y Vickiana hacen de esta entrega más que una de las mejores de nuestro país una apuesta de cine y no de televisión o publicidad. Un toque precioso de realismo mágico y un final "crowd pleaser" complementan está buena obra cinematográfica.

En noviembre nosotros presenciamos el renacer de una industria en una sala repleta en el Teatro Nacional y se reafirmó con su estreno comercial, esperemos que luego de la película de Leticia no haya ni un espacio carente de cine, ni dos pasitos para atrás.