CRÍTICA



  • O Cheiro do Ralo, un guión original e ingenioso
    Por Alexandre Koball


    O Cheiro do Ralo fue lanzada en varios festivales internacionales, en los que recibió algunos premios considerables. Después llego a las pantallas nacionales, a través de un estreno tan limitado como injusto, pues es uno de los filmes brasileños más interesantes de los últimos  años; aunque ello no significa que sea un filme perfecto. De cualquier forma la película resulta válida por su carácter peculiar, una mezcla de comedia y drama personal que no gustará al gran publico, por estar repleta de elementos poco populares.

    La frase que da título al filme expresa una analogía perfecta con la situación en que se encuentra el protagonista, Lorenzo  (Selton Mello). Los glúteos de una muchacha camarera son el objeto de la adoración de Lorenzo, algo que a su vez se convierte en un martirio  para el protagonista. Su existencia se está yendo por el caño (su noviazgo, sus relaciones problemáticas con los clientes), hasta convertirse en una verdadera tragedia. No importa cual es  el significado preciso de la palabra ralo: caño, cloaca, alcantarilla, sólo hay que entender que se refiere a la generalidad de los acontecimientos del filme, que resultan trágicos, pero que a la vez se suceden suavemente. Lorenzo mantiene en su comercio una  colección de miles de objetos inutiles que por si sola demuestran lo deprimente que resulta su vida.

    Utilizando una estética bastante atrayente, el filme produce una sensación de desasosiego, tanto el apartamento como el local de trabajo dominan la fealdad, como reflejo de la propia vida del protagonista. A las mencionadas cualidades del filme se suma la de la dirección de Heitor Dhalia, una de las personalidades más promisorias de la nueva hornada de cine brasileño. Dalia  utiliza planos muy contemporáneos, al estilo de Thomas  Anderson en su Embriagado de Amor, que muestran al protagonista caminando por las calles utilizando cortes ligeros, sin mucho sentido aparente. Muchas veces la cámara, también sin un sentido claro, se pasea por las construcciones de concreto (igualmente feas), lo cual ayuda, sin embargo,  a acentuar la atmósfera casi fétida de al vida de Lorenzo.

    En cuanto a la frase “no debe gustar al gran público” a que hicimos referencia al principio del trabajo.- debemos decir que O Chiero… parece todo el tiempo un filme hecho para cinéfilos. De hecho el gran público no podrá entender todas las referencias cinéfilas como el afiche de Acosados o de Gateway, con los que Lorenzo interactúa. La comicidad del  filme proviene de estos pequeños detalles y referencias cinéfilas, no accesibles para un público más general. El filme tiene un aura pretenciosa de  filme de autor exhibicionista, pero el director sabe contenerse y lograr que este detalle no estropee todo el filme,

    El filme de Dhalia posee un lado feo, el cual explica porque el cine nacional está siendo mal recibido por el público y la crítica. La película resulta vulgar, glúteos,  exhibidos de forma gratuita constituyen el centro de la atención, que nos recuerdan los carteles las tiendas pornos, quizas con una estética menos agresiva, pero igualmente vulgar. La drogadicta que termina de prostituta se exhibe en un desnudo frontal; una escena igualmente fea pero que funciona dentro del espíritu del filme. Por su arte el guión resulta muy ingenioso y divertido, aunque por momentos recurra a clichés, como el escándalo de la exnovia del protagonista a raíz de la separación, o la camarera que trabaja con una minifalda que cuando se agacha descubre sus más íntimos atributos físicos.

    Con sus pros- un guión original e ingenioso, aunque no perfecto- y sus contras – recurrencia a ciertos estereotipos- Cheiro do ralo es un filme por encima de la media cinematografíca nacional reciente. No es un filme perfecto, ni será un éxito de taquilla, pero pobre del público que sea incapaz de disfrutarlo.


    (Fuente: Cineplayers.com)


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