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  • Veinte largometrajes en busca de un Coral
    Por Julio C. Betancourt


    Uno de los "platos fuertes" de todo festival de cine lo constituye la competencia de largometrajes de ficción, y el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano no es la excepción. Como cada año, los espectadores volverán a hacer sus predicciones a propósito de los premios por especialidad. En caso de que su vaticinio coincida con el del jurado, será doble la alegría. 

    Cinco son los filmes de nacionalidad brasileña en competencia: La Vía Láctea (retomando el título de la clásica película de Buñuel) es una historia de amor y desencuentros. Fue dirigida por Lina Chamie, quien tuvo ocasión de presentarla en una de las secciones de Cannes.

    Olor a caño, de Heitor Dhalia, estuvo este año en los Festivales de Sundance, Miami y Guadalajara, conquistando en este último el premio al Mejor Actor para su protagonista (Selton Mello), que encarna al misógino y misántropo dueño de una tienda de objetos usados quien se complace rechazando los artículos que intentaron venderle los clientes, clasificándolos a su gusto.

    El año en que mis padres salieron de vacaciones, de Cao Hamburger, es la opción de Brasil en la lucha por las nominaciones al Osear en la categoría de Mejor Película Extranjera. El filme nos traslada en el tiempo a 1970. Mientras la dictadura militar arremete contra todo lo que huela a disidencia, un chico de doce años solo desea que "su" equipo de fútbol gane el Mundial que se celebra en México.

    Bajío de las Bestias, de Claudio Assis, y Desierto feliz, de Paulo Caldas, completan la nómina brasileña.

    Todas las películas argentinas presentes en esta Lista fueron realizadas en coproducción con otros países. En Las vidas posibles, Sandra Gugliotta indaga sobre la posibilidad de tener un "doble", o un semejante casi idéntico. Con esta cinta, la realizadora participó en la más reciente edición del Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI).

    En Una novia errante, presente en 2007 en Cannes, Ana Katz sigue con la cámara una relación en apariencias "normal" que da un giro total cuando los protagonistas deciden separarse.

    El otro, de Ariel Rotter, ha vivido este año un interesante recorrido. Estuvo en Guadalajara y Friburgo, donde obtuvo el Premio del Público, y en la Berlinale, donde su protagonista, Julio Chávez Mejor Actor en La Habana (2006) por El custodio, ganó el Oso de Plata en la misma categoría. Él interpreta esta vez a un típico hombre de negocios tentado a tomar otra identidad y por una vez en la vida tener una experiencia aventurera.

    Una idea recurrente en el cine latinoamericano de ahora mismo, el regreso al pueblo natal, es recreada por Anahí Berneri en su película Encarnación.

    Por México, Paul Leduc, merecedor del Gran Premio Coral en la edición de 1985 con ese clásico del cine latinoamericano que es Frida  Naturaleza viva, propone una historia seductora, la de Cobrador: In God we trust, candidata de su país a las nominaciones al Goya. Se trata de una historia en busca del amor en un contexto donde la violencia es cotidiana y forma parte del imaginario mundial. El amor no lo puede todo, ni es suficiente la imaginación. Ni siquiera lo son la violencia y la muerte, nos revela la sinopsis.

    La otra mexicana está firmada por el ya reconocido director Carlos Reygadas (Japón). En Luz silenciosa, la opción de su país para la candidatura a los Oscar, se adentra en la vida de una comunidad de menonitas del norte del país.

    Matar a todos, de Esteban Schroeder, es la propuesta de Uruguay, y Fiestapatria, la de Chile. En esta última, Luis R. Vera detalla las intimidades de dos familias reunidas para celebrar el compromiso dé sus hijos. Antes del final feliz la chica descubrirá el secreto mejor guardado por la familia.

    ¿Quién mató a la llamita blanca?, de Rodrigo Bellot, es la única película boliviana en competencia, y Mi vida por Sharon, de Carlos Azpúrua, y Postales de Leningrado, de Mariana Rondón, representan a Venezuela. Esta última es la carta de ese país rumbo a los Goya y la cinta presentada a las nominaciones del premio Oscar.

    Una película realizada por latinos residentes en Estados Unidos también aspira al Coral: Padre Nuestro, de Christopher Zalla, Premio de Ficción este año en el Festival de Sundance.

    Las cintas cubanas en el concurso han sido dirigidas por experimentados realizadores. Fernando Pérez (Suite Habana, La vida es silbar) presenta Madrigal, que tuvo su estreno mundial en la Berlinale, y estuvo además en Guadalajara, Cartagena y Toulouse, donde obtuvo Mención Especial. Daniel Díaz Torres (Hacerse el sueco) concursa con Camino al Edén, que inicia ahora su recorrido por eventos internacionales, y La noche de los inocentes es la obra con la que se presenta Arturo Sotto, quien debutó en el Festival con Pon tu pensamiento en mí, su opera prima, en 1995.



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