ENTREVISTA

  • Enrique Álvarez


    Enrique Álvarez: Jirafas de «okupas» en La Habana
    Por Cecilia Crespo


    Luego de un pequeño pero exitoso periplo internacional, Jirafas regresó a la tierra que la inspiró, gestó y vio nacer, para competir por los Coral en este 35. Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, en el apartado de largos de ficción. Jirafas habla sobre la necesidad de tres personajes unidos en el intento de encontrar una supervivencia digna y tolerante, en medio del pleito por tomar posesión de una vivienda, compartida por obligación.

    Jirafas habla sobre la necesidad de tres personajes unidos en el intento de encontrar una supervivencia digna y tolerante, en medio del pleito por tomar posesión de una vivienda —compartida por obligación—, sin ser legalmente ninguno de ellos su propietario. Los tres se resignan a la espinosa convivencia, mientras son amenazados con el desalojo por un obstinado inspector. La pugna por el espacio y el temor a la ley, termina acercándolos. También es un filme sobre los instintos, los deseos y la sensualidad, rodado casi en su totalidad en una sola locación: la casa de su director.

    La historia aborda una temática muy recurrente en la Cuba de hoy, como mismo me dijera su coguionista, la también protagonista de la cinta Claudia Muñiz: «[Esta historia] sucede a diario en La Habana y nadie se entera». De una conversación con la otra protagonista, Olivia Marulfo, quien se encontraba en una situación similar a la del personaje que interpreta, nació el argumento del guion, en el que intervinieron y aportaron todos, al igual que en cada plano filmado.

    Es la primera película que Enrique Álvarez realiza de forma independiente. Sobre los retos y otras especificidades de esta entrega de título simbólico e historia cotidiana y exótica al unísono nos narra.

    ¿Cómo ha sido la experiencia de realizar su primer largometraje de forma independiente?

    Muy lúdica, un juego de aprendizaje, de vendarte los ojos y empezar a explorar un territorio desconocido, donde las voces de los otros, el intercambio de roles, la interacción de puntos de vista, fueron las pautas de un proceso que buscaba la espontaneidad y el gozo creativo como principios de la escritura cinematográfica y su diseño de producción. Ha sido intentar tener el control para instaurar un caos creativo, que nunca me permitirían las reglas del cine industrial, y mucho menos la retórica del cine de autor. Más allá de buscar independizarme del sistema institucional que gobierna al cine, lo que intento iniciar es un gesto que me libere de mí mismo. Lo otro son anécdotas de qué pierdes y qué ganas haciendo una película con muy pocos recursos y sin permisos legales, coyunturas, cosas que para mí ahora mismo no significan nada.

    ¿Qué diferencias establece entre este nuevo filme y sus anteriores entregas?

    Todavía no lo sé. Prefiero esperar por el pensamiento sistémico y el delirio interpretativo de los críticos. De lo que sí puedo hablarte es de un desplazamiento en mi punto de vista. Jirafas no responde a mis vivencias, pero sí a las de Claudia y a la de los personajes que escribió. Por eso no la dirigí desde dentro de mí, sino en permanente interrelación con ellos; a los actores les dije: jueguen, sean ustedes, muévanse con libertad; y al equipo técnico le indiqué: estamos haciendo una ficción pero nuestra actitud tiene que ser la de documentalistas.

    ¿En qué género podremos inscribir al filme?

    Nunca pienso en los géneros cuando hago una película, lo cual seguramente me hace débil como cineasta, pero prefiero ejercer esa debilidad que crear bajo fórmulas preconcebidas. Ahora mismo, en Jirafas hay expectativas que no se cumplen, sucesos que no conducen a nada, pero, ¿no es precisamente eso lo que ocurre en la vida? Claro que una película no es la vida, pero seguro, el arte de hacer películas todavía puede y debe aprender mucho de lo real.

    ¿Por qué lo tituló de esa forma?

    El título nació de los personajes y de la canción que canta Manuel. Es una metáfora que intenta atrapar en una imagen la belleza y la actitud de estos jóvenes: «Y ya no grito, porque nadie me escucha». Jirafas alude a la identidad y a la dignidad que estos jóvenes comienzan a construir entre sí.

    ¿Qué destacaría, en principio, de Jirafas?

    La interacción entre los actores y la cámara; la búsqueda entre todos de la sensualidad.


    (Fuente: habanafilmfestival.com)


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