CRÍTICA



  • Metegol, la mejor cinta de animación computacional realizada en América Latina
    Por Luis Miguel Cruz


    Resulta curioso imaginar que luego del éxito de El secreto de sus ojos (2009) –ganadora del Oscar a Mejor película extranjera–, Juan José Campanella decidiera incursionar en una cinta tan diametralmente diferente como lo es Metegol. Para lograrlo, el argentino hizo mancuerna nuevamente con el guionista Eduardo Sacheri, y juntos ofrecieron una historia sencilla pero sumamente divertida inspirada en el cuento Memorias de un wing derecho de Roberto Fontanarrosa.

    La historia gira alrededor de Amadeo, habitante de un pequeño pueblo cuya vida gira alrededor de una rutina muy sencilla: trabajar en un bar, jugar al futbolito y disfrutar la compañía de Laura. Lamentablemente para el joven, todo cambiará cuando un personaje del pasado regrese convertido en el mejor futbolista del mundo y con la única intención de cobrar venganza por una humillación del pasado. Para salvar el día, Mateo deberá dejar atrás el anonimato y convertirse en el héroe que está destinado a ser, apoyado en todo momento por los diminutos jugadores de su futbolito.

    Uno de los principales méritos de Metegol es que su historia nunca pretende emular lo hecho por los grandes estudios norteamericanos de animación, sino que aprovecha numerosos elementos de América Latina para ofrecer una cinta verdaderamente única en su género: desde la pasión por el fútbol hasta los singulares habitantes del pueblo. Como resultado tenemos una cinta que –contrario a lo que muchos piensan– no va dirigida únicamente a los aficionados del deporte, sino que cuenta con una trama emotiva, con personajes que sufren problemas y alegrías reales y que utilizarán el fútbol solo como una metáfora para alcanzar sus sueños. Sin embargo no todo es dramatismo, ya que el filme también cuenta con excelentes dosis de comedia a cargo de del Capi, el Loco y muy especialmente el Beto, cuyas excentricidades terminarán robándose la historia con facilidad.

    En cuanto al aspecto técnico se refiere, Metegol es definitivamente la mejor cinta de animación computacional realizada en América Latina, pues además de contar con una animación fluida en todo momento –algo particularmente difícil en las secuencias de juego–, cuenta con un excelente diseño de personajes, una perfecta iluminación y un gran uso de la cámara, elementos que se vuelven determinantes para el resultado final. Quizá el único pecado suceda con algunas texturas, pues aunque la gran mayoría salen bien libradas, algunas lucen un poco flojas en comparación con el resto del filme. Finalmente no podemos olvidarnos del trabajo de doblaje de Alfonso Herrera e Irene Azuela, el cual puede calificarse como cumplidor y bueno a secas.

    Mención aparte para el 3D, ya que Campanella se muestra como un verdadero experto de la técnica al explotarla acertadamente a lo largo del filme. Esto nos permite ver secuencias espectaculares en el campo de juego, pero también disfrutar de momentos verdaderamente íntimos al lado de los personajes principales.

    De este modo Campanella y Sacheri se consolidan como una de las duplas más talentosas del cine, mientras que Metegol bien podría convertirse en el parteaguas que la industria animada latinoamericana necesita. Por el bien del cine de la región, esperemos que así sea.


    (Fuente: Cinepremiere.com.mx)


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