ARTÍCULO



  • Una película de huevos tendrá secuela
    Por Mauricio Peña


    El cine de animación ha multiplicado su fuerza y proyección en los últimos diez años y su auge ha beneficiado incluso al cine mexicano, donde nadie imaginaba que se pudieran hacer por lo menos dos películas de “monitos” en un solo año. En otro tiempo pasaban hasta diez o veinte años para que se pudieran hacer realidad las historias que eran lo usual en los Estudios Walt Disney por ejemplo, o en cinematografías como la de Francia o Italia, donde siguieron el ejemplo del legendario genio de la animación que hizo de Mickey Mouse el primer símbolo de estas películas.

    Los hermanos Rodolfo y Gabriel Riva Palacio ya están trabajando en la secuela de Una película de huevos, que fue el primer largometraje de su experiencia en la animación que les dio muy buenos resultados en taquilla y premios tan importantes como la Diosa de Plata de PECIME y el Ariel de la Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas. Por las ventajas económicas que les representó hacer esa película con un estudio en Argentina- Hook up Animation-, suponemos que ellos repetirán para la segunda vuelta de sus personajes tan divertidos.

    Aun cuando recurran al talento del extranjero, los cineastas mexicanos seguirán haciendo películas de animación porque la demanda en el mercado de la exhibición es muy grande y una simple revisión de los estrenos de 2007 en las pantallas mexicanas, van a revelarnos que abarcan un porcentaje importante, y la abundancia podría repetirse en 2008, porque la lista de proyectos terminados por las grandes empresas como Pixar, Disney, Dreamworks, etc., nos traerán de nueva esas aportaciones al género de fantasía.

    Haciendo un poco de historia y contando las películas de animación en el cine mexicano, de sobra está decir que quedan muchos dedos de una mano para señalar los títulos, porque apenas hay oportunidad de citar Los Reyes Magos, que se realizó hace tres décadas o Los Supersabios, basada en la tira cómica de German Butze, que llevó a la quiebra económica a su productor Anuar Badim, asociado con una empresa paraestatal, Conacine, para estrenar la cinta a finales de la década del 70, con muy pobres resultados en la taquilla, a pesar de que había en ese momento el apoyo de más de dos mil pantallas en todo el país, que garantizaban su difusión por lo menos en el territorio mexicano.

    Hubo un tiempo en que el talento de los dibujantes mexicanos fue aprovechado por los Estudios Hanna Barbera, que establecieron una sucursal en Churubusco, en donde se maquilaban episodios de la serie de animación Josie y las melódicas, que no fue más allá de las pantallas televisivas. Nunca volvió a repetirse el experimento y por ello hasta la fecha no se ha establecido una sistema constante para hacer las películas y es así que se recurre a la tecnología de otros ámbitos. Sin embargo siempre habrá un valiente que vuelve a intentar revivir las películas de animación.

    El caso más reciente es el de Ricardo Arniz con La leyenda de la Nahuala, que es la mejor apuesta mexicana en animación, sobre todo porque tuvo una respuesta formidable por parte del público y además porque en ella participaron un grupo de actores que dieron una muestra enorme de su talento para el género, figuras como Ofelia Medina, Rafael Inclán, entre otros, para prestar sus voces a los personajes de la fantasía creada por su director que buscaba a toda costa dejar un testimonio de las tradiciones mexicanas en escenarios de Puebla. El éxito de esta película seguro que servirá de ejemplo para otros directores que pretendan hacer películas de animación para hacer historia en el cine mexicano.


    (Fuente: Filmeweb No. 41)


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