ENTREVISTA

  • Francisco Lombardi


    Francisco Lombardi: "Pensé en no hacer más películas"
    Por Rodrigo Bedoya Forno


    Tras el estreno de Ella, en 2010, el cineasta peruano Francisco Lombardi no volvió a dirigir. Se dedicó al teatro y al fútbol. Ahora, el cineasta vuelve al ruedo con Troika, cinta que acaba de ganar uno de los premios de producción de obras cinematográficas del Ministerio de Cultura. Pero el cineasta, en esta entrevista, habla también de la salud del cine peruano, entre otros temas.

    Troika marca tu regreso a la dirección tras cinco años. ¿Por qué tanto tiempo, teniendo en cuenta que solías estrenar una cinta cada dos o tres años?

    El tema del financiamiento se había vuelto complicado. Yo ya no tenía la ayuda de España, que es como me había venido manejando, por la crisis española y porque ese país dejó de producir con América Latina, salvo con Argentina. Por eso, decido probar con películas de muy pequeño presupuesto, como Un cuerpo desnudo y Ella, hechas con personajes mínimos y muy pocos decorados. Pero fueron experiencias muy poco satisfactorias porque yo siempre he valorado que mis películas tengan un espíritu de comunicación con un público interesado. Y eso ha pasado siempre con mis cintas: las que menos han tenido no han bajado de los 70 mil espectadores, que es una cifra en la que sientes que te estás comunicando. Y bajar de eso era deprimente. Decidí, además, hacer teatro, que era más accesible. Y también estaba buscando un camino, un espacio distinto a lo que había hecho antes. Ella y Un cuerpo desnudo fueron alternativas, pero no resultaron satisfactorias. Estaba medio indeciso. En algún momento pensé que no volvería a hacer una película. Y, de pronto, llegó este proyecto, que hemos trabajado con Augusto Cabada, que creo que puede ser un camino entre mi primera etapa y lo que vine a hacer más adelante.

    ¿Por qué crees que tus últimas películas no tuvieron éxito? ¿Fue un tema de marketing o de tu forma de contar la historia?

    Yo creo que el marketing tiene un rol importante, pero en determinado tipo de películas. Si una película no conecta con el público, entonces no hay manera. Hay excepciones, como La teta asustada, que tiene una relación difícil para el público, pero que llegó a tener una asistencia alta en circunstancias muy particulares. Las películas que han tenido éxito son aquellas que han tenido una voluntad de comunicación con el público. Y las que han tenido más marketing han tenido un éxito mayor, como las que ha producido Tondero, que marketea todo lo que hace. Este año Tondero tiene un desafío porque tiene otras películas que no tienen el potencial comercial de Asu Mare o A los 40, que son El elefante desaparecido, de Javier Fuentes; y Magallanes, de Salvador del Solar. 

    ¿Cuál es la historia de Troika?

    No me gusta adelantar mucho de mis proyectos antes de comenzar a filmar, pero es una película que está centrada más en las relaciones entre un grupo de personajes. Se trata de un triángulo amoroso. Puede tener cierto vínculo con Bajo la piel, si se trata de encontrarle algún parecido, pero no es un thriller: es una película de relaciones humanas, sobre la deshonestidad, sobre los engaños, sobre la mentira. Y tiene que ver también con la representación: la protagonista es una actriz de teatro, y tiene que ver con cómo los personajes representan su propia tragedia. 

    ¿Desde cuando estás trabajando el proyecto?

    La escritura siempre fue de Augusto Cabada; con él siempre hubo las ganas de volver a trabajar juntos, porque las películas que hicimos juntos funcionó muy bien. Un día, en 2008, nos juntamos porque había tenido una conversación con el productor español Gerardo Herrero: se había presentado la posibilidad de hacer una película en España. Pero el proyecto se frustró, y lo recién lo hemos retomado el año pasado. Lo presentamos al concurso de desarrollo de proyectos cinematográficos del Ministerio de Cultura el año pasado, y no ganamos pero seguimos trabajando. Y ahora hemos ganado el fondo Ibermedia y el premio de producción de  proyectos del MinCul. Y, además, tenemos un coproductor chileno, lo que nos va a permitir hacer la película con más tranquilidad.

    ¿Ya tienes a tus actores? ¿Cuándo comienzas a grabar?

    Si bien todavía no hay nada firmado, las actrices comprometidas para hacer de las mujeres de la historia son Wendy Vásquez y Mayella Lloclla. Falta el protagonista masculino, que aun no sabemos quien puede ser. Empiezo el 22 de septiembre: en la película va a trabajar el director de fotografía español Teo Delgado, con quien ya he trabajado antes, y tiene que comenzar una cinta en noviembre, así que justo tenemos este tiempo. 

    Con los premios que has ganado, ¿te alcanza para completar la película?

    Me alcanza para un rodaje cómodo. Nos falta para la postproducción: habrá que buscar fondos internacionales o ahorros personales, pero no creo que sea un tema que pueda parar la película. Espero tener una copia de la cinta a fin de año. 

    ¿Cómo ves el panorama del cine peruano? ¿Crees que hay una división grande entre el cine comercial y el cine más de autor?

    Creo que esa división es la tendencia. Lo ideal es encontrar un punto medio, pero no está mal que hayan películas que tengan un destino previsto, porque el cine de autor raramente tiene un estreno masivo, y no hay que pedirle al cine comercial que vaya a festivales. Mientras más plural sea la producción, mejor. Es bueno que hayan salido películas comerciales porque hay un público que generalmente no ve cine peruano que ha comenzado a verlo. Creo que es un buen punto de partido para recuperar ese público que en los años 70, 80 y hasta 90 colmaba los cines para ver una película peruana.

    ¿Y crees que el cine de autor podrá encontrar cierta masividad?

    Es muy difícil. Da pena que El mudo, la mejor película peruana de 2014, haya sido la que menos público haya llevado en el año. Pero hay que pensar que se trata de una película complicada. Películas así pueden encontrar sistemas de distribución alternativos, como en Argentina, donde el instituto del cine argentino tiene cines y puede mantener las películas en la cartelera. El cine de autor va a tener un público minoritario. Pero es necesario que se haga ese cine porque a partir de ese cine se encuentra el molde artístico y la capacidad expresiva de una sociedad. Podrán haber películas más masivas que también apunten a eso, pero la pauta siempre la va a marcar un cine más personal, con un punto de vista sobre las cosas, que tenga una visión original. Eso ha sido Claudia Llosa en este país: tú ves una sensibilidad muy especial, así te guste más o menos, y eso la ha llevado a consolidarse internacionalmente. Y eso es algo difícil de hacer en un cine más comercial.

    ¿Por qué crees que es importante el apoyo del Estado para el cine?

    Si no hay un apoyo del estado, todo el cine peruano sería el más comercial. He leído comentarios de gente que tiene un espíritu menos pro estado que dicen que el cine tiene que manejarse sin apoyo estatal. Eso es un ejercicio de ignorancia: en ningún país el cine se maneja así, salvo en Estados Unidos. En todos los países hay una presencia del estado en el cine, un arte que hay que apoyar y sostener. Muchas veces los propios mercados no pueden mantener una cinematografía, y hay una importancia en lo que tiene que ver con la identidad cultural de un país en tener un cine propio. Yo tengo la esperanza que en el futuro, así como hay empresas que apoyan expresiones artísticas, también puedan apoyar un tipo de cine más de autor y no solo el cine comercial.

    ¿Qué opinas del hecho que el Ministerio de Cultura haya dejado de lado el proyecto de la nueva ley de cine?

    Lo que duele más del tema es que se trató de un proyecto nacido del propio Ministerio de Cultura: que ellos mismos, aduciendo que el Ministerio de Economía no está de acuerdo con algunos aspectos de la ley, decida retirarlo, es un poco incomprensible. El cambio de ministro ha afectado mucho el proyecto: Luis Peirano estaba más comprometido porque había visto las divisiones entre los gremios de cineastas, y que una manera de zanjarlos era justamente sacar el nuevo proyecto de ley. Las nuevas autoridades no tienen conciencia de eso. Pero no creo que los cineastas se queden con las manos cruzadas, porque mientras no haya mayor apoyo, siempre el cine va a tener ese desarrollo por rachas.


    (Fuente: El Comercio )


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