La realizadora Natalia Smirnoff estrenó el 25 de septiembre de 2014, en salas argentinas, el filme El cerrajero, protagonizado por Esteban Lamothe y Erica Rivas, en el que "trata la condición de la paternidad y las complejidades del amor, a través de la historia de un hombre que tiene mucho afecto para dar, pero que se lo esquila a sí mismo".

"Todo lo que tiene para ofrecer se lo retacea, a él y a los que quiere. Es alguien que tiene muchas posibilidades pero por sus propios miedos termina perdiéndose las grandes oportunidades de la vida", expresa Smirnoff en diálogo con Télam.

La cinta aborda la historia de Sebastián (Lamothe), un cerrajero de 33 años que no cree en los compromisos y al que la vida lo toma por sorpresa cuando Mónica (Rivas), una joven a la que frecuentaba ocasionalmente, le confiesa que está embarazada.

A partir de ese momento, él queda atrapado en un torbellino emocional, comienza a tener visiones sobre la vida de cada cliente al que acude para realizar un trabajo y esto lo sumerge en un viaje introspectivo que transitará hasta que ella tome una decisión definitiva.

"Es un hombre que al acercarse a lo más íntimo de su historia, puede pensarse y resignificarse y empezar otro camino más completo. A partir de entenderse internamente, llegando a la crisis más profunda, logra nacer de nuevo, como si fuera un Ave Fénix", explica Smirnoff.

"Sebastián siempre llega tarde a las distintas situaciones y está tan trabado en sus cuestiones que cuando logra hacer el proceso de transformación, ya es tarde", agrega la realizadora de Rompecabezas (2009).

¿Qué buscás explorar en esta historia?
Las situaciones conflictivas generan posibilidades de grandes transformaciones. Las crisis tienen mala prensa y le gente cree que es algo negativo y, en realidad, son grandes oportunidades. Uno puede hacer muchos cambios superficiales, pero una evolución interna es muy difícil de hacer y a mí me gusta pensar qué es lo que te habilita a lograr esa metamorfosis y es esto lo que transita el personaje.

¿Por qué recurriste en la trama a la figura del encierro para referir a la situación del protagonista?
La traba es interior y el personaje está inspirado en amigos que son muy afectuosos, pero son limitados emocionalmente y me resultaba un misterio el por qué con tanto potencial y siendo gente tan amorosa, no pueden superarlo.

En ese recorrido interno que transita Sebastián, ¿qué representan las visiones?
Uno puede estar ciego con respecto a lo que le pasa y tener una increíble claridad con lo que le sucede a los demás. Entonces, utilicé esta idea como metáfora. Sebastián no puede ver lo que realmente quiere, pero sí puede ver con bastante lucidez lo que le pasa a sus clientes. Es alguien que si pudiera no hablaría con nadie y esto es algo que lo obliga a salirse de sí mismo. Las visiones logran que él pueda abrirse. Por otro lado, un cerrajero es alguien que se mete en tu casa y ve tu intimidad, no es tan difícil esa impresión y no es tan fantástico el planteo, si bien se exagera un poco en la película.

¿El miedo es un factor que pesa en la trama?
El rival del amor es el miedo, no el odio. Si cada vez nos abrimos menos al amor, nos hablamos y nos miramos menos, terminamos encapsulados y esto se refleja en la película, hay mucho teléfono, por ejemplo, y poca interacción. La película pretende entender un poco la dimensión humana. Si bien somos limitados y vamos a seguir teniendo miedo y nos van a seguir saliendo mal las cosas, igual podemos animarnos a más y así vamos a tener la posibilidad de empezar de nuevo, pero desde otro lugar.

¿Qué quisieras que transmita El cerrajero al espectador?
Que refleje la idea de que pensar tanto, finalmente termina siendo una traba que impide llegar a ver lo que a uno le pasa y que si uno se relaja, se abre y permite que las cosas pasen, aunque se equivoque y salgan mal, finalmente va a poder transformarse.