ARTÍCULO



  • 70 años de La serpiente roja
    Por Ignacio Omar Granados


    En el presente año 2007 se cumplen 70 años de la realización de la primera cinta sonora de largometraje en Cuba: La serpiente roja, de Ernesto Caparrós.
    Las circunstancias y coyunturas que precedieron a la realización de este filme histórico dentro del cine cubano, el ambiente político y social y las condiciones objetivas que existían en nuestro país, así como los resultados finales del filme, son los aspectos principales que se tratan en este artículo.
     

    Un poco de historia
    En 1926 la productora Warner Brothers introduce en la industria del cine el primer sistema sonoro eficaz, conocido como Vitaphone, consistente en la grabación de bandas sonoras musicales y los textos hablados en grandes discos que se sincronizaban con la acción de la pantalla.
    En 1927 aparece la cinta El cantante de jazz (The Jazz Singer), de Alan Crosland, la primera película sonora, protagonizada por el showman de origen ruso Al Jolson, que alcanzó un éxito inmediato en el público.
    Esta película, a pesar de que no era totalmente sonora, marca el fin de la era del cine mudo y el principio de la era sonora.
    Hacia 1931, el sistema Movietone derivado de patentes alemanas, desplaza rápidamente al Vitaphone, ya que grababa el sonido directamente en la película, en una banda lateral. Este proceso creado por Lee de Forest, se convirtió en el estándar y el cine sonoro pasó a ser un fenómeno internacional de la noche a la mañana.
    La transición del cine silente al cine sonoro fue tan rápida que muchas películas distribuidas entre 1928 y 1929, que habían comenzado a realizarse como películas mudas, fueron sonorizadas después dado que la demanda del cine sonoro era ya latente. Posteriormente, en el transcurso de la década del 30, el sonido en el cine tomó un mayor desarrollo cuando el micrófono se liberó de su estatismo y se logró la manipulación del sonido y de la música una vez rodada y montada la película, lo que incluía también el doblaje y los efectos especiales de sonido. Los primeros ejemplos brillantes de este sistema fueron las cintas El desfile del amor (1929), de Lubitsch, y Aleluya, también en ese año, de King Vidor.
    Mientras esto sucedía en el ámbito mundial del cinematógrafo, ¿qué panorama podía verse en Cuba? El país se debatía en la peor etapa de la tiranía machadista, lo que incluía la suspensión de las garantías constitucionales, la situación económica era bastante precaria y más difícil aún para las clases más bajas. La industria del cine nacional, que de hecho no existía y solo contaba con la Fundación de los Estudios de la BBPictures (presidida por Ramón Peón, Arturo “Mussie” del Barrio y Antonio Perdices), tuvo que suspender sus actividades. Por otra parte, sin embargo, ya algunas salas de cine de La Habana, como Fausto y Encanto, habían instalado el cine sonoro por el sistema inicial Vitaphone, y el grupo de “románticos” que luchaban por hacer cine en Cuba aspiraba también a realizar cine sonoro en nuestro país.
    Ramón Peón, sin duda, el mejor cineasta del patio, quien había cerrado brillantemente la etapa del cine silente cubano con su filme La Virgen de la Caridad, emigra en 1930 a EE.UU. por contratos de trabajo y en aras de desarrollarse en las nuevas técnicas del cine sonoro, posteriormente pasa a México, donde permanecería trabajando por varios años, participando entre muchas otras en la cinta Santa, primer filme sonoro realizado en México.
    Max Tosquella, que había sido uno de los productores de La Virgen de la Caridad, logra en 1932 viajar a los EE.UU. como asesor técnico de los hermanos del Barrio para estudiar la posibilidad de introducir el cine sonoro en Cuba, y comprar algunos equipos necesarios. Un golpe de suerte los ayuda , ya que llegan a la tierra norteña en el momento en que De Forest pierde el pleito que sostenía con las grandes compañías cinematográficas y pasa a dominio público el invento de la grabación (recording) de sonido directamente en la película, de esta forma pueden comprar un equipo sonoro doble sistema, una cámara Bell and Howell para filmar películas en blanco y negro y en colores por el sistema de la Multicolor y el primer proyector de proyección de fondo que llegó a Cuba, de marca francesa.
    Luego de su regreso a Cuba, en ese mismo año, Tosquella en unión de Ernesto Caparrós, quien era graduado de San Alejandro y había trabajado como escenógrafo con Peón en La Virgen de la Caridad y además demostraba cualidades como fotógrafo y realizador cinematográfico, realiza un documental inicial sonoro (ya con el sistema Movietone) sobre el antiguo Hotel Palace, de 25 y G en el Vedado, que fue un documental comercial por encargo de su dueño.
    También en 1932 Tosquella, Caparrós y “Mussie” del Barrio realizan Maracas y Bongó, un corto de ficción sonoro que significó la primera producción cubana con la técnica del sonido, en el que se utilizó la música del Trío Matamoros, Neno Negret y Armando Valdés. Los equipos utilizados de procedencia norteamericana fueron mejorados por el técnico cubano Rogelio Fernández, quien trabajó con “Mussie” del Barrio, en el sistema de grabación sonoro. El resultado de este trabajo fue exitoso, y se logró un sonido de bastante calidad.
    A fines de ese mismo año se establecen en Cuba los laboratorios cinematográficos de la Royal News, propiedad de Luis R. Molina (llamado “El Caballero del cine cubano” por su deseo de cooperar en todo lo que fuera desarrollar el cine nacional), quien desde sus inicios creó un noticiero sonoro que se situó al frente de los noticieros existentes. Posteriormente la Royal News siguió filmando cortos sonoros en la dirección de los cuales se destacó Ernesto Caparrós, quien dirigió un corto de ficción de un rollo, llamado El Frutero, con música de Ernesto Lecuona y algunos otros cortos musicales de los cuales no existen muchos detalles.
    En los años siguientes, de mucha inestabilidad política en el país, solo se acometen en Cuba algunos filmes silentes de carácter documental y noticioso sobre sucesos de actualidad, también se instalan en La Habana algunas compañías de cine, con el objetivo principal de distribuir películas extranjeras. No es hasta 1936 que Ernesto Caparrós dirige un corto musical que merece destacarse, basado también en la música de Ernesto Lecuona: Como el arrullo de palma, participaban también la Orquesta Ensueño y actuaban Isabel Castellanos y Enrique Mryon.
     

    Chan Li Po y Charlie Chan 
    Es en 1937 que la Royal News y Félix O’Shea, de la emisora CMCK que divulgaba por radio los episodios detectivescos de Chan Li Po, los cuales tenían un éxito inusitado en el país, se proponen un proyecto ambicioso: filmar una película sonora de larga duración en ocho rollos y con más de siete mil pies de rodaje, basada en una aventura del popular detective radial.
    Pero podríamos pensar, ¿por qué acometer el primer largometraje sonoro con una historia policíaca, que ni siquiera se desarrollaba en Cuba, sino en una mansión inglesa? Todo parece indicar que desde luego la Royal News quería tener éxito de taquilla en esta película, lo cual significaba una inversión considerable para ellos. El cine policíaco en esa época o “cine negro”, como pasó a llamarse posteriormente, había hecho época en Cuba en esos años, con filmes como El enemigo público (The Public Enemy), de William Wellman, interpretado por James Cagney; El pequeño César (Little Caesar), de Mervin Le Roy, con actuación de Edward G. Robinson, y Cara Cortada (Scarface), de Howard Hawks, con el estelar Paul Muni. Un filme policíaco, sin duda, representaba un “gancho” de taquilla y además estaba la tremenda audiencia que tenían los episodios radiales.
    Por si esto no bastara, los productores consideraron con acierto que no estaría mal que la película tuviera algo de terror, pues los monstruos: Drácula, Frankestein, King Kong, también habían hecho aparición en el cine en los primeros años de la década del 30, con tres magníficas producciones que causaron un gran impacto entre el público cubano, así que se escogió una historia que tuviera un ingrediente de este género, lo cual garantizaría una mayor atracción aún.
    Chan Li Po era un detective creado por el polifacético escritor santiaguero Félix B.Caignet (1892-1976), precursor posteriormente de las radionovelas con la supercélebre El derecho de nacer. El personaje del detective de la radio cubana estaba basado, sin duda, en otro detective chino: Charlie Chan, creado por el escritor norteamericano Earl Derr Biggers (1884-1933), primeramente en un serial del semanario The Saturday Evening Post y posteriormente llevado a la literatura en la novela The House Without a Key a fines de 1925 y otra saga de aventuras, que le siguieron después.
    El detective Charlie Chan fue llevado al cine rápidamente apareciendo en una serie de episodios en 1926 interpretados por George Kuwa y posteriormente un intérprete de origen japonés Kamiyama Sojin, que había trabajado con Douglas Fairbanks en El ladrón de Bagdad (1924), asumió el personaje, aunque fue en 1931 que el actor sueco Warner Oland, dio la definitiva caracterización a Charlie Chan, llegando a protagonizar 16 aventuras en igual número de filmes.
    El personaje de Chan, interpretado por Oland, era obeso y su característica era ser irónico, aunque caballeroso, siempre en contrapunto con su hijo, que lo acompañaba y recitaba siempre sus aforismos, lo cual proporcionaba una dosis de humor a sus aventuras. Caignet creó un Chan Li Po mucho más serio, alto y desgarbado, aunque también repetía frases, principalmente aquella de: “paciencia, mucha paciencia” la cual quedó grabada por muchos años en la jerga popular cubana, sin dejar de dar en ocasiones un tono de humor.
    En este año de realización de La serpiente roja, que tomó el nombre de uno de los episodios de Chan Li Po, las aventuras radiales tenían una audiencia excepcional, habían pasado de la emisora santiaguera CMKD a la emisora de carácter Nacional CMCK de Félix O’Shea que los transmitía a las 8 de la noche. Tal era su popularidad que inclusive algunos cines ponían a esa hora la emisora en voz alta y encendían las luces, como intermedio entre películas, para que los espectadores no dejaran de asistir a las salas de cine y tampoco dejaran de oír los episodios de Chan Li Po.
     

    Equipo de realización del filme
    Para la realización del filme se designó como director a Ernesto Caparrós, el mejor cineasta en esos momentos en que Peón no se encontraba en Cuba, y además el hombre que más había ensayado y probado la filmación con sonido. Para el elenco principal del filme, Caparrós trató de buscar artistas que no provinieran directamente del teatro, con la idea de evitar que pudieran estar lastrados por la forma teatral de actuación.
    Como intérprete del personaje principal seleccionó a Aníbal de Mar, quien interpretaba las aventuras radiales y tenía alguna experiencia como actor de carpas, además de ser un buen imitador de voces. La voz radial de Chan Li Po estaba grabada en los oídos del público y cambiar el actor hubiera sido un riesgo demasiado grande. Este actor, como se conoce, formó posteriormente la pareja de Leopoldo Fernández en los inolvidables Pototo y Filomeno y el Juez de “La tremenda Corte”, el más famoso programa cómico radial cubano de todos los tiempos.
    En cuanto a la pareja de actores principales, para la actriz femenina se realizó un casting tipo concurso, en que se escogió entre más de 100 aspirantes a la actriz de origen canario Pituka de Foronda, quien provenía de una familia teatral y había vivido en varios países latinoamericanos, con alguna experiencia en el teatro y el cine, habiéndose radicado en Cuba hacía poco tiempo, con algunas actuaciones en el teatro cubano. Ella también pertenecía a la institución Cueva que promovía el buen teatro y el buen cine y a la cual, entre otros intelectuales destacados, perteneció José Manuel Valdés Rodríguez. Pituka fue seleccionada por encima de actrices de mucho prestigio, que se presentaron al concurso de selección para interpretar el personaje principal de Lucy. El galán seleccionado fue Carlos Badías, uno de los principales actores jóvenes de la Radio Cubana, quien no pudo demostrar en el cine la calidad que tenía como actor radial, a pesar de tener un físico que lo acompañaba.
    El resto del elenco lo formaron: Pedro Segarra, Dolores Zabala, Roberto Insua, Aurelio Cavía, Antonio Trigo, Ramón Valenzuela, Juan de Aragón, J. Ayala y Paco Alfonso.
    El equipo técnico lo integraban: Ernesto Caparrós, como director, guionista y diseñador de la escenografía, el fotógrafo principal era Laureano Rodríguez Gavalda, acompañado por Ricardo Delgado. Los efectos de sonido los dirigía el propio Caparrós, auxiliado por Mario Francia, en la escenografía estaba Armando Miqueli y en el Laboratorio: Antonio Trigo. La producción fue de Felix O’Shea y la Royal News. La grabación electromagnética del sonido y las copias se hicieron en New York. Como puede denotarse de lo anterior, Caparrós fue un verdadero all around en esta realización, de la que, sin duda, fue el eje principal.
     

    Se estrena La serpiente roja
    El resultado técnico de la filmación no tuvo la calidad esperada. La cinta se filmó en el Hotel Almendares, que se utilizó como estudio, con muy pocos exteriores, la escenografía que debía simular una antigua mansión inglesa, con cavernas y pasadizos secretos, no pudo lograr el ambiente verdadero que se requería y fue en ocasiones exagerada, el sonido se filmó, por motivos que no se han podido precisar, con un equipo portátil R.C.A., mediante el sistema simple (Single Sistem). Se utilizó una cámara Wall con un galvanómetro acoplado, lo cual dio como resultado un producto de baja calidad técnica.
    De esta cinta solo se conservan, penosamente, fragmentos que no llegan a la mitad de los 80 minutos del filme, se dice que motivado por un incendio en los almacenes de la Royal News en 1938 (lo existente fue donado por Caparrós y Molina a la Universidad de la Habana, aunque es inexplicable que nadie conservara una copia completa de la misma), por lo cual hacer una valoración completa de la cinta, se hace casi imposible. Sin embargo, en lo poco que puede verse, se puede apreciar la seriedad en el tratamiento de la historia, la cual se puede catalogar como una novela detectivesca en que el detective chino, mandado a buscar por la heredera de la mansión, trata de averiguar la misteriosa muerte de su padre. Luego la trama se va complicando cuando otros sospechosos son también atacados por el presunto asesino y no faltan escenas de misterio, suspenso y el elemento de terror en el filme (con el “monstruo” que se esconde en las cavernas secretas de la mansión), lo que la cataloga como el primer thriller realizado en Cuba.
    Las actuaciones de Aníbal de Mar como Chan Li Po y Pituka de Foronda como Lucy (la heredera de la mansión), pueden catalogarse de dignas y sobresalen a las del resto del elenco, aunque es una lástima que las mismas no puedan apreciarse en su totalidad.
    La cinta fue estrenada simultáneamente en los cines Payret y Radio Cine, el 19 de julio de 1937, y se logró que llegara a circuitos de estreno que eran competidores y que usualmente no exhibían la misma película. Salieron además tournées para exhibirla en otras provincias del país. La cinta también se vio en México y posiblemente en otros países de América.
    La prensa y la crítica de la época en general catalogaron a la película como un gran suceso para el cine nacional, aunque le restaron méritos en su valor artístico y le criticaron defectos técnicos de sonido y fotografía. El público, sin embargo, le dio una acogida grandiosa y la película recaudó en tres meses 50,000 pesos, una cifra muy alta para la época, lo que resarció con creces el costo de la misma, que había sido relativamente bajo, en parte también porque artistas y técnicos habían cooperado en su financiamiento.
     

    La mejor valoración 
    Quizá las mejores palabras sobre esta cinta las pronunció Ramón Peón a su llegada a Cuba, para asistir a la proyección de la película: “es el esfuerzo mayor y humano que se haya podido hacer en los anales de la cinematografía mundial si se tiene en cuenta que se carecía de todos los factores indispensables para producir una película, no del calibre de la realizada, sino de cualquiera de las clasificadas como 'corrientes'”. Y continuaba: “ni yo mismo podría haber producido una cinta tan perfecta como La serpiente roja, lo que sinceramente quiero expresar a todos por este medio, suplicándoles que acepten mis más sinceras felicitaciones a cuantos han intervenido, directa o indirectamente en su rodaje”.
    En la Historia del cine cubano, La serpiente roja marca, sin duda, un hito como primera película cubana sonora de larga duración, primer thriller y la película que más rápidamente recaudó el dinero empleado en su filmación. Es también la primera que tomó como argumento una historia que era popular en todo el país, a pesar de no desarrollarse en Cuba.
    Valgan estas notas como homenaje a los 70 años de su estreno y al centenario de Ernesto Caparrós, principal participante y creador de esta 0bra.
     
    Bibliografía
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