ENTREVISTA



  • Tristán Bauer, jurado del 38 Festival de La Habana y con nuevos proyectos
    Por Maylín Vidal


    Tristán Bauer está listo para regresar al cine, su gran amor -como lo define-, con dos nuevos proyectos, uno de ellos el reto de llevar a la pantalla la vida de su coterráneo argentino Rodolfo Walsh.

    El director de Iluminados por el fuego impresiona por una altura que contrasta con su timidez y el hablar pausado y preciso que lo caracteriza.

    En los últimos seis años no ha parado un minuto, además de llevar la presidencia de la Radio y Televisión Pública, cargo al que renunció en diciembre de 2015, ha recorrido en visitas relámpagos varios países del continente.

    Sobre sus nuevos proyectos, su visión del cine latinoamericano actual, sobre política y su país hoy, dialogó en exclusiva con Prensa Latina en uno de los salones del recién creado Instituto Patria.

    ¿Que ha pasado después del estreno de su más reciente proyecto, el documental Che, un hombre nuevo (2010)?.

    El documental fue presentado en diversas partes del mundo con éxito, fue premiado en el festival Montreal. Después de eso asumí la responsabilidad de hacer el primer canal cultural educativo en Argentina, Canal Encuentro, y posteriormente la presidencia de la Televisión y la Radio pública.

    Fueron años de mucho trabajo pero ahora tengo muchos deseos de volver a rodar, después de tanto tiempo. Me encuentro abocado ya en los guiones de dos filmes, uno de ellos sobre ese periodista y escritor argentino que fue Rodolfo Walsh.

    El otro, es la adaptación de la novela La infancia de Jesús (2013), de uno de los grandes premios Nobel de Literatura de los últimos tiempos, el sudafricano J. M. Coetzee.

    Tuve un encuentro con él en el cual le expresé que me había conmovido mucho esa obra, llegamos a un acuerdo y estoy trabajando arduamente en la adaptación, relata a Prensa Latina el cineasta, quien por estos días lleva para todos lados ese libro en sus manos.

    En diciembre de 2015 usted decidió renunciar a la Radio y Televisión Argentina. En aquel entonces, el presidente Mauricio Macri expresó públicamente que usted debía dejar el cargo por su condición de militante. Muchos han declarado que se ha visto una persecución política contra simpatizantes del gobierno anterior. ¿Qué opina al respecto?

    Perseguir a la gente por ser militante político me parece una barbaridad, estoy seguro de que la historia pondrá en algún momento las cosas en su lugar. Los que luchamos por un mundo mejor somos justamente la militancia de todos aquellos hombres y mujeres que así dieron hasta su vida, los que lograron transformar el mundo y hacer avanzar la rueda de la historia.

    Que un presidente haga público eso y después tome una actitud de persecución me parece algo verdaderamente aberrante.

    Una de sus películas más conocidas es Iluminados por el fuego, la historia de un excombatiente de Malvinas. ¿Hoy como ve este tema en el país y la posición actual del gobierno?

    En el comienzo del siglo XXI, América Latina tuvo una relación muy activa por la recuperación de nuestras Malvinas, para que se hiciera realidad aquella resolución de Naciones Unidas que obliga a Gran Bretaña a sentarse a dialogar y discutir, que es lo que nosotros pedimos, un diálogo por la paz y una negociación abierta.

    Fueron avances muy importantes con el apoyo unánime del continente, sobre todo en estos últimos años. Frente a todo esto, llega Macri al poder y empezamos una etapa de retroceso.

    Vemos con preocupación las declaraciones del presidente y el documento recién firmado entre la cancillería y el gobierno británico, dijo, en referencia a un comunicado de septiembre último que establece varios puntos para avanzar sobre cuestiones como pesca y explotación de hidrocarburos en Malvinas.

    También agregó, vemos -no con sorpresa- pero si con preocupación que Gran Bretaña sigue haciendo operativos militares en esa base militar, incluso recientemente con lanzamiento de misiles.

    El tema de Malvinas a veces se le quiere presentar como unas islas aisladas en el Atlántico sur pero nada tiene que ver. Tiene una cantidad de kilómetros de mar con muchas riquezas y es un tema de soberanía y del asentamiento de una base militar en alianza con Estados Unidos en el Atlántico Sur, lo cual tiene que ser rechazo unánime de toda América Latina.

    Nosotros seguimos y seguiremos peleando por esa soberanía y nos preocupa muchísimo lo que ha hecho el gobierno actual.

    Hoy vemos un retroceso en esa reintegración lograda en el continente en estos últimos años. ¿Como cineasta y político, que hay que hacer para rebatir esto?

    Cuando uno mira lo que ocurrió en el continente, cuando Hugo Chávez asume en 1999, y luego vinieron Néstor, Lula... recuerdo hace 10 años aquel encuentro extraordinario en Mar del Plata, sin duda fue un triunfo en la unidad latinoamericana.

    Estaba presente Evo Morales, que aun no era presidente, desde ese momento cada uno nos pusimos a construir desde su espacio con mucha voluntad y maravillados de cómo esas ideas de unidad latinoamericana -que eran tan viejas pero fuertes al mismo tiempo- se cristalizaban de una manera hermosa.

    Tal vez por estar sumergido en tanta construcción no fuimos capaces de ver cómo el imperialismo estaba accionando y dando toda una serie de golpes blandos, primero en Honduras, luego en Paraguay...

    Tampoco vimos cómo toda una serie de ONGs con una matriz del departamento de estado de Estados Unidos empezó a penetrar todo el continente, a manejar las redes sociales, a utilizar los medios masivos, para hacer un trabajo contra los gobiernos democráticos y constitucionales.

    Por eso fue muy importante que en Argentina, en 2008, cuando sancionamos la ley de comunicación que dejaba atrás la ley de la dictadura, se comenzó a armar un mapa mediático en el cual dejaba atrás a los monopolios y se daba espacio a los medios públicos y los populares.

    Tuvimos muchas dificultades para implementarla porque junto con los medios, otra herramienta que utilizó este sistema imperialista al lado de los poderes nacionales, fue el de la justicia.

    Eso nos lleva hoy a una contra ola, después de tantas olas de avance en nuestros pueblos. Tenemos que hacer una movilización popular para retroceder lo menos posible y en la nueva etapa avanzar con mayor fuerza, volver y volver para hacer mejores.

    ¿Cuál es la realidad en Argentina de estos medios de comunicación populares hoy?

    Los medios privados lejos de desconcentrarse están cada vez más fortalecidos en su concentración. Los medios públicos, después de un trabajo inmenso en estos años, van perdiendo las audiencias de una manera estrepitosa.

    Si uno ve cuánto medía la radio nacional o el canal público 11 meses atrás y cuánto mide ahora, es insólito, una curva de caída que lo que demuestra es que quieren silenciar esos medios públicos.

    Hoy los medios de las organizaciones populares están a la deriva, sostenidos por sus propia fuerza, sin ningún apoyo, me parece que en eso es donde tenemos que trabajar y apoyar y construir muchísimo en esta etapa y en la nueva etapa.

    El cine es una de sus grandes pasiones. ¿Cómo ve a la industria nacional y en la región?

    El cine tiene una fuerza extraordinaria, es mi gran amor y después de estos 10 años dedicados a la televisión y a la construcción de nuevos canales, siempre en mi corazón estuvo muy presente, por eso cuando dejé mis funciones lo primero que hice fue ponerme a escribir para luego filmar.

    En nuestro continente, más allá de las situaciones de crisis, siempre aparecen realizadores y obras extraordinarias. Un rasgo de este tiempo, de la mano de la digitalización de la imagen y de las nuevas tecnologías, es la irrupción de una cantidad extraordinaria que necesitan el apoyo de los Estados.

    En Argentina tenemos una ley de cine realmente muy buena al igual que en otros países del continente. Es como una energía imparable, de ahí surgen películas, documentales, con muchísima fuerza.

    Es una tarea pendiente desmonopolizar las salas de cine de Argentina y la región: cuando observas las carteleras de las salas el 80 por ciento lo copan los filmes norteamericanos, es algo que hay que revertir.

    También es cierto que en nuestros países siempre hay una película chilena, o brasileña, o argentina, con una aceptación muy masiva y mucha audiencia, eso es buen síntoma.

    Si se mira para atrás hay una verdadera evolución en todos los terrenos de la cinematografía latinoamericana. Por eso estoy muy feliz de volver ahora al festival de La Habana en calidad de jurado para, como hacia hace algunos años, disfrutar todo el cine de nuestro continente.


    (Fuente: PL)


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