REPORTAJE



  • El violín a la vanguardia del cine mexicano contemporáneo
    Por Joel del Río


    La película mexicana El violín, debut en el largometraje de Francisco Vargas Quevedo, ha ganado algunos de los reconocimientos más importantes para una película latinoamericana. Aclamada por la crítica en el Festival de Cannes, ganó el Colón de Oro del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, obtuvo en la  53 Edición del  Festival Internacional de Cine de San Sebastián, el Premio Casa de América de Ayuda a la Posproducción del Cine Latinoamericano y el Premio de la Confederación Internacional de Cine de Arte y Ensayo (CICAE), además del Premio Especial del Jurado del evento Cero Latitud, en Ecuador.

    Conmovedora historia de música, lucha y represión, filmada en blanco y negro, destaca entre sus actores Angel Tavira, violinista de 81 años de edad que interpreta el protagónico de la cinta. El violín, narra la historia de Don Plutarco, violinista manco y campesino, que, junto con su hijo y su nieto, toca en las calles para ganar un poco de dinero, pero al mismo tiempo colabora con la guerrilla, de la que su hijo es combatiente. Violencia  y compromiso social, amistad y traición forman, junto con la música, una trágica partitura de imágenes, que Francisco Vargas interpreta con maestría. El director no sitúa  su trama ni en lugar, ni en época concreta: "Quise que tuviera tiempo y espacio abstractos. No quería que fuese sentida como la historia de una región o de un momento histórico específico", ha dicho el director en repetidas ocasiones.

    Ignorada incomprensiblemente por la crítica y las distribuidoras mexicanas Francisco Vargas Quevedo no perdía el ánimo y seguía pidiendo ayuda en las conferencias de prensa, hasta que en una de ellas, en el Festival de Morelia exactamente, se apareció el mismísimo Guillermo del Toro. “Es muy difícil hacer cine en México, uno embarga hasta el alma —comentó— los proyectos de Iñárritu y de Cuarón tienen cierto apoyo, pero es muy molesto que películas como El violín pasen inadvertidas para las distribuidoras. A ver si por fin se animan a proyectar esta película en México”.

    Según el crítico cubano Alberto Ramos, una de las mayores satisfacciones del Festival de Toronto la brindó sin dudas El violín,  porque su aproximación a la guerra desde la leyenda, se sale de los esquemas habituales del género, "por su fotografía impresionista en blanco y negro, de texturas exquisitas, que le imprime un aura documental un tanto retro afín a los años setenta donde transcurre la acción, enmarcada durante los operativos del ejército mexicano contra la guerrilla en el estado de Guerrero. Por último, y no menos, porque sus actores son en su mayoría no profesionales que dan muestras de un admirable desenvolvimiento. Más allá de lo anterior, apuntar el sentido del tempo y el suspense que recorre esta singular historia de seducción en que el arte vence a la fuerza bruta, y una preciosa coda donde se inmortaliza la figura de su protagonista,  Plutarco, colaborador de la guerrilla, quien gracias a su condición de artista reclamado por el poder, logra pasar ante las narices de sus enemigos un cargamento de municiones destinado a los insurgentes. Verdadero tributo a la integridad del artista frente al abuso y la opresión, a la dignidad que no cede ante la injusticia, esta película tierna e ingeniosa abre un espacio a una visión más entrañable de la Historia que ni el documental en sus variantes canónicas ni la más espectacular epopeya pueden colmar".



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