Natalia Garagiola siente que se acaba de liberar de un enorme peso. La realizadora argentina acaba de mostrar al público su primer largometraje, Temporada de caza. Y no lo hace en cualquier platea, si no en el Festival de Venecia, uno de los más importantes del mundo.
"Al estrenar sentís que se está legitimizando algo. Por otro lado es el cierre, el final de un largo proceso de trabajo, tu puedes terminar pero no hasta que se prueba con el público. Ya está, es del mundo, no es más mía, pues no haces estas cosas para quedártelas. Es como muy, muy gratificante", explica la directora en conversación con dpa esa mezcla de sensación de alivio al estrenar la película, un alivio incrementado además por la buena acogida que ha tenido la cinta.
Temporada de caza pone en la mira la relación entre un padre y un hijo con el debutante Lautaro Bettoni en la piel del adolescente al que a la rebeldía e inconformidad de su edad se suma la muerte de su madre. Su situación con el marido de ésta (Boy Olmi) resulta difícil y se marcha a la otra punta del país, a la Patagonia, a conocer a su padre biológico, un cazador profesional al que da vida Germán Palacios, que interpreta el papel con tal precisión que parece que nunca hubiese hecho nada diferente.
Y Garagiola se sirve de ello para construir la relación entre el joven que se siente en un mundo que no es el suyo, con un padre al que no conoce, que tiene una nueva familia y cuya vida consiste en avistar posibles presas. Con pocos diálogos, pero con detalles que son casi como pinceladas, la realizadora construye esa relación en la que el joven suelta sus miradas displicentes y sus respuestas irreverentes mientras el padre casi lo trata con la rudeza del mundo en el que se maneja, pero teniendo siempre presente el amor que tiene por un hijo al que apenas pudo conocer porque vivía a cientos de kilómetros de él.
"Cobra sentido que sea física la relación, de acciones. La violencia, el tacto y las acciones brutas son el código primario que ellos encuentran para relacionarse", apunta Bettoni, que acompaña a Garagiola en la entrevista.
A la realizadora las relaciones vinculares en general le generan una gran curiosidad. "Es algo reconocible, pero siempre está como muy intervenido de cosas muy particulares, siempre hay pequeños detalles con todo un mundo que son esas personas", explica. "Todo el mundo se puede leer en una familia", concluye.
Admite que en el cine está muy vista la relación padre-hijo, "pero hay pequeños detalles que la hacen por un lado muy universal, pero también muy particular".
Uno de los méritos de Garagiola, que en este trabajo se intuyen muchos, es mostrar ese padre e hijo en medio de la esa naturaleza imponente que es la Patagonia nevada. A ella le gusta cuando en el cine se da la falta de control, algo que -en su opinión- se fomenta en un espacio tan abierto, tan a la suerte de las fuerzas de la naturaleza.
"El conflicto tan íntimo contrasta con el espacio amplio y eso genera como una tensión. Adentro de ese espacio tan grande puede pasar cualquier cosa, es como una amenaza", apunta la realizadora de 35 años, a la que le gusta trabajar la dinámica dentro de una familia.
Temporada de caza, que se exhibe en esa vitrina cazatalentos que es la Semana de la Crítica, cuenta en la producción con el respaldo en la producción del también director Gonzalo Tobal y de Rei Cine, la productora de Lucrecia Martel, que ha estrenado fuera de concurso también en Venecia Zama.
Coincidir con ella en Venecia es para Garagiola un plus añadido a toda la maravillosa situación que está viviendo estos días. "Es una directora que admiro muchísimo, mi directora preferida. Es increíble estar trabajando en la misma productora, es alucinante, es como conocer al genio absoluto, me parece alucinante", señala entusiasmada.
En una edición con escaso cine en español, Argentina es la cinematografía más representada con cuatro largometrajes repartidos por las diferentes secciones del certamen.