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  • El libro Cinematográfica Marte, historia de una empresa fílmica sui generis repasa la historia de la productora mexicana
    Por Sergio Raúl López


    Si bien la leyenda negra reza que los inspectores de la Asociación Nacional de Actores (Anda) detuvieron hasta en seis ocasiones la filmación de Los caifanes (México, 1967), de Juan Ibáñez, la prensa de la época consigna una sola: el primer día de rodaje. Añade que para la noche el problema estaba resuelto y continuó la producción sin mayores ceses durante diciembre de 1966 y enero de 1967.

    A medio siglo de distancia, Los caifanes, protagonizada por Julissa y Enrique Álvarez Félix, además de cuatro debutantes del teatro universitario y de Bellas Artes, Ernesto Gómez Cruz Óscar Chávez, Sergio Jiménez y Eduardo López Moctezuma –a causa de quienes se generó el problema con la Anda– y restaurada por la Cineteca Nacional, guarda más misterios.

    Ocurre que el cine de transición, creado en la década de los 60, carece de la suficiente atención, pese a representar un importante momento histórico de la industria nacional.

    Cinematográfica Marte, la pionera de las productoras, formada por dos herederos de Mauricio Walerstein (1945-2016) y Juan Fernando Pérez Gavilán, lograría el éxito con su primer filme, Los caifanes, con guion de Ibáñez y de Carlos Fuentes, a quienes se lo compraron en una mesa del restaurante El Perro Andaluz de la Zona Rosa –propiedad del director guanajuatense– y que luego ganó el primer Concurso Nacional de Argumentos y Guiones Cinematográficos.

    Dado que Pérez Gavilán era gerente general de los Estudios América, se decidió que la filmación ocurriría en sus instalaciones, con técnicos afiliados al Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica y no al Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC) como marcaban las reglas del concurso. Aunque devolvieron el monto del premio –convocado por el Banco Cinematográfico, la Dirección de Cinematografía y la Asociación de Productores y Distribuidores– el STPC se esforzó por atraer y luego intentar evitar la filmación y el estreno de la cinta.

    "Pienso que luego intentaron cortar la filmación, pero ya no lo lograron. Además, como se retrata una noche de juerga, filmaban las locaciones en las noches, pues no tenían permiso", afirma la investigadora Rosario Vidal Bonifaz, autora del libro Cinematográfica Marte, historia de una empresa fílmica sui generis (Cineteca Nacional, 2017), que repasa la historia de la productora.

    La segunda cinta fue Patsy, mi amor (México, 1969), de Manuel Michel, sobre un argumento de Gabriel García Márquez, que junto con los 17 filmes que produjo la empresa entre 1966 y 1972, sería la semilla que modificaría el panorama de la industria mexicana.

    “Fue una empresa que tuvo malos y buenos resultados. Los caifanes fue la más taquillera y la más innovadora, pues se estaba acostumbrado al cine de Enrique Guzmán y Angélica María.

    Patsy, mi amor es un parteaguas en la industria cinematográfica”, resume la autora del libro presentado en el 15 Festival Internacional de Cine de Morelia que exhibió una retrospectiva con siete filmes de la productora.

    Walerstein y Pérez Gavilán pertenecían a un grupo de amigos a los que, además de Ibáñez, Michel y Fuentes, habría que sumar al realizador Arturo Ripstein, Carlos Monsiváis y los directores que debutaron con la compañía como José Perro Estrada con Para servir a usted (México, 1970); Jorge Fons, quien debutó con El quelite (México, 1969); el actor Julián Pastor, quien hizo La justicia tiene 12 años (México, 1973), o el actor argentino Guillermo Murray, a quien le produjeron Una vez, un hombre... (México, 1971), lo mismo que profesionales con más trayectoria como el director y guionista Luis Alcoriza, quien filmó con ellos Paraíso (México, 1970).

    "Mauricio era muy sincero y me decía que era una cuestión de amistad. Si un cuate llega con un guion para ver si se lo filmas y además puede funcionar, pues lo haces. Una de las claves de Cinematográfica Marte es que sólo debuta a nuevos realizadores, pero está pegada a grandes directores, como Luis Alcoriza, muy amigo" del dueño,señaló.

    Luego de concluir su primer libro, Surgimiento de la industria cinematográfica y el papel del estado en México (1895- 1940) (Miguel Ángel Porrúa, 2010), la doctora en ciencias del desarrollo humano por la Universidad del Valle de Atemajac se dedicó a elaborar la obra, que incluye el testimonio de Jesús Fragoso, productor ejecutivo de la compañía y quien contribuyó a enriquecer su historia. También contiene los dictámenes y reportajes emanados de la Dirección de Cinematografía, realizados por personajes como el político Mario Moya Palencia, el novelista Gustavo Sainz, el funcionario fílmico Gabriel Macotela, la poeta Carmen Báez, el arquitecto Antonio Balmori Cinta, el jurista Raúl Ortiz Urquidi o el periodista Paco Ignacio Taibo, entre otros. Asimismo, se reproducen algunas críticas y reportajes de autores como Jorge Ibargüengoitia, Jorge Ayala Blanco, David Ramón, Emilio García Riera, Antonio Garmendia, Mauricio Peña, Rafael Solana, Tomás Pérez Turrent, José de la Colina o el peruano Isaac León Frías.

    La investigadora hurgó en los archivos de la Dirección de Cinematografía en la Secretaría de Gobernación.

    Con Cinematográfica Marte se hicieron nuevas propuestas, incluso estéticas, nuevos planteamientos para el cine mexicano, señaló Rosario Vidal Bonifaz. Su experiencia dejó enseñanzas para los realizadores mexicanos contemporáneos no sólo a nivel de producción, sino "también de exhibición".


    (Fuente: La Jornada Maya)


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