CRÍTICA



  • Ana y Bruno, una gran apuesta al cine de animación
    Por Ana Lucía Altamirano


    La espera fue larguísima pero valió la pena.  Después de más de una década de trabajo, la nueva película de Carlos Carrera y la vez su primer largometraje de animación luego de que en 1994 obtuviera la Palma de Oro del Festival de Cannes por su cortometraje El Héroe, se estrenó en el FICM, proyecto que fue ovacionado por un público que escondía lágrimas.

    Se trata de Ana y Bruno, una conmovedora y entretenida historia que le habla a público de todas las edades y que por múltiples razones debemos de tomar en cuenta. Se nota que es un trabajo hecho con corazón. El film viajará a distintos festivales internacionales para luego tener su estreno comercial el próximo mes de abril. Aquí cinco cosas a resaltar de la película:

    No es una animación convencional

    La historia de Ana y Bruno se desliza por múltiples capas y toca distintos temas de la vida cotidiana por fuertes o provocadores que puedan parecer, sorprendiendo al público –principalmente a los adultos. Este film te hrá enfrentar tus propios demonios y planteará escenarios en los que jamás pensaste podría estar involucrado un niño.

    Estamos acostumbrados al bombardeo de películas animadas norteamericanas pero con Ana y Bruno ocurre algo diferente: desde los primeros momentos logra crear empatía. La animación en ese sentido nos toca, nos habla y nos deja ver que,claramente, se puede hacer un trabajo muy bueno en animación dejando de lado el cliché de la estética mexicana.  Si bien todo es perfectible, esta cinta tiene mucho para aplaudir de pie.

    La grandeza de sus personajes

    La película producida por Altavista Films encierra a personajes que acompañan en la aventura a la equeña Ana. Estos amigos imaginarios fueron creados con tintes bastante aterrizados a la realidad y su comportamiento es tan cercano, que te harán reír de nervios por lo similares que son a nosotros.

    Además, con Ana y Bruno nos olvidamos de las frases hechas y las exageraciones en el lenguaje, de las cuales a veces se abusa cuando se trata de film hechos para niños.  

    La música

    La música en este film se convierte en un acompañamiento glorioso.  Las composiciones del moreliano Victor Hernandez Stumpfhauser y ejecutadas por la orquesta de Bratislava, no le piden nada a ninguna producción pues logran resaltar los puntos fuertes del relato. Vuelve la historia una obra majestuosa.

    En este film hay talento de sobra

    Aquí la historia es redonda: va caminando poquito a poquito y nos va sorprendiendo hasta dejarte sin aliento. La forma en cómo la trama va generando nudos y deshaciéndolos funciona tan bien, que vas a desear que el largometraje nunca termine. Definitivamente Ana y Bruno es una gran apuesta al cine de animación.


    (Fuente: Empireonline.com.mx)


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