CRÍTICA



  • Acusada, una historia sólida
    Por Matías Seoane


    Con un elenco repleto de caras conocidas y un guión bastante sólido que explota la variedad de personajes, Acusada, de Gonzalo Tobal, se interna en el poco explorado género del cine judicial local.

    La vida de Dolores Dreier (Lali Espósito) cambió drásticamente hace dos años, cuando se convirtió en la principal y única acusada por el homicidio de su mejor amiga, cargos por los que sigue proclamándose inocente. El caso toma gran trascendencia mediática y todo el mundo tiene una postura tomada sobre su inocencia o culpabilidad, algo que se acentúa a medida que se acerca el inicio del juicio.

    Dolores espera ese día encerrada en la casa de su familia, aislada de las noticias y de toda persona ajena a su círculo cercano que no sean su abogado defensor y la publicista encargada de controlar su imagen mediática, algo casi tan importante como el aspecto legal de su problema.

    La larga espera por la fecha que va a determinar su futuro hace que la carga emocional sobre Dolores y su familia esté al borde de ser insoportable. Ella está jugándose todo por un veredicto que la absuelva de los cargos: pero liberarse de la culpa ya va a ser algo mucho más complicado.

    Películas sobre juicios hemos visto a montones, pero siempre retratando un sistema judicial donde la teatralidad de los abogados es más importante que cualquier otra cosa que suceda en el recinto, algo que poco tiene que ver con nuestro contexto real.

    Aunque en la película tiene más peso el drama que el misterio, Acusada viene a cubrir ese vacío con una representación verosímil de un juicio local, con una historia sólida que recuerda a varios casos reales, pero que no se queda en las cuestiones legales. Por el contrario, prefiere prestar mucha atención a la condena social que padece la protagonista y cómo debe manejar la imagen pública que los medios reflejan de ella para intentar torcer el fallo.

    Pero Dolores no es una mente criminal ni una sociópata de manual, no necesita actuar para mostrarse en cámara como una chica de clase media alta que quedó claramente traumada por la situación que vivió, al punto que apenas puede hablar de ello. Para la justicia ella tenía motivos para atacar a su amiga y no es capaz de echar luz sobre algunos detalles de esas últimas horas que la incriminan, dejando todo el tiempo la puerta abierta para sospechar que no está contando toda la verdad de lo que sucedió o que incluso podría no ser inocente.

    Para contar esta historia el director usa una narración bastante tradicional que no toma muchos riesgos. Lo que hace falta entender es explicado por alguno de los personajes, y justamente si algo se puede criticar es cierta reiteración de explicaciones, insistiendo en volver a decir cosas que ya deberían haber quedado claras y que estiran de más algunas de las escenas (o directamente las vuelven redundantes). Por esto mismo se apoya mucho en las labores interpretativas de todo el elenco: por suerte, hasta cuando no destacan como mínimo están a la altura del desafío, incluso en los roles secundarios. Cada personaje importante tiene su momento de lucirse mostrando facetas, enriqueciendo con eso una historia que es menos compleja de lo que parece.


    (Fuente: Altapeli.com)


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