El filme brasileño Sol Alegría,  de Tavinho Texiera, se alzó con el trofeo del 9 Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín. El filme de Texiera de alto tono sexual y combativo pone delirio a la oscuridad política de Brasil.

El griterío y algún que otro "vamos carajo" se apoderó de la tan modesta como cálida sala del teatro El Alma Encantada, ubicado en Pedro Ortiz casi esquina Presidente Perón. Y contrastó con la parsimonia habitual de esta ciudad turística cordobesa, que sólo se modifica dos veces al año, con el festival de folclore en la tradicional Plaza Próspero Molina y en el ya consagrado Cosquín Rock.

Sol Alegría es un filme de ficción que narra la historia de una comunidad, cuyo nombre le da título a la película, en la cual los miembros son dispares, en su mayoría monjas o mujeres que se visten de tales, en el marco de una convivencia sin demasiadas reglas, en donde se cultiva cannabis y se tiene sexo sólo para celebrar la existencia, además de militar en una célula guerrillera contra el régimen filocastrense. El nudo del relato, de alto tono disparatado, se desata cuando llega una familia burguesa a esa comunidad, de la que forma parte, y se genera una suerte de caos en donde el delirio roza lo circense en un guiño a la "pornochanchada" y a lo Bye Bye Brasil.

El filme brasileño obtuvo el premio mayor del Ficic aventajando en la competencia de largometrajes a Bajo centro (Brasil) de Ewerton Belico y Samuel Marotta, Construcciones (Argentina) de Fernando Restelli , que ganó una mención; De nuevo otra vez (Argentina) de Romina Paula, En el desierto, un díptico documental (Canadá) de Avner Faingulernt, Lluvia de jaulas (Argentina) de César González, que también tuvo su mención; Los miembros de la familia(Argentina) de Mateo Bendesky, Río (Argentina) de Santiago Canel, y Pájaros suburbanos (China) de Qiu Sheng.

El festival se caracterizó por la amplitud estética de sus propuestas, en un arco que abarcó desde ficciones y documentales hasta filmes experimentales y ensayos. "Hacer cultura en un país donde la cultura vale menos que nada es un gran esfuerzo colectivo", había dicho en la ceremonia de apertura Roger Koza, el director artístico. Y por lo visto a lo largo de los cuatro días de exhibiciones, charlas, muestras, talleres para niños y debates sobre cine no hay duda que el tan mentado esfuerzo colectivo quedó demostrado.

La competencia de cortometrajes la ganó muy merecidamente Las dos ejecuciones del mariscal", de Radu Jude, de Rumania, mientras que Blue Boy", de Manuel Abramovich recibió una mención especial. Entre los Cortos de Escuela, ganó Coronados", de Josefina Alen y Abril Lucini. También hubo dos retrospectivas de lujo, la del brasileño Andrés Novais Oliveira y la de la argentina Carmen Guarini. La historia del cine argentino se evocó en el ciclo Larga vida al celuloide, en el que colaboró Fernando Martín Peña. "En esta edición del Ficic hay muchos viajes garantizados. Ver películas es viajar" había anticipado Koza. Y la elección de "Sol Alegría" como mejor película ratifica que Cosquín fue un puerto para seguir la ruta hacia nuevos universos visuales y estéticos.