Después de mucho tiempo inmerso en proyectos de cine documental, el cineasta argentino Gustavo Fontán regresa a la gran pantalla con una ficción coproducida con España, concretamente con los hermanos Almodóvar y su productora El Deseo.

Belén Blanco y Marcelo Subiotto protagonizan este drama sobre una empleada que no hace llegar a su empresa el importe de quince mil pesos cobrado a un cliente. Su falla ha comprometido también a otro compañero de trabajo suyo, quienes tendrán que hacer efectiva esa cantidad de dinero cuyo cobro le corresponde a su compañía.

“La Deuda” narra esa situación insostenible de Mónica, quien tiene que reponer esa cuantía a la mañana siguiente. Es a través de un periplo nocturno de la forma como conoceremos mucho mejor la personalidad de la protagonista y los errores cometidos.

Desde un primer momento se destaca en el film la fluidez de la vida en la ciudad, con su continuo tráfico rodado, y su contraste con los aparentes visos de estancamiento y una valoración sobre cuál es el nivel de desesperación interior que esta joven estaría teniendo como consecuencia de que podría estar inclusive amenazado su puesto de trabajo si no repone a la mayor brevedad esa cantidad.

Fontán ha optado por profundizar en la psicología de todos sus personajes, no solamente la de la protagonista, pues aquí en realidad cada uno de ellos cuenta para que poco a poco podamos llegar a situarnos en la marcada soledad que Mónica padece y que contribuye a que se le desborde toda una serie de problemas que viene arrastrando en lo que es su relación con el mundo que le rodea.

El director argentino explora también junto a la guionista Gloria Peirano los límites de la paciencia, los excesos de la sociedad capitalista y la ausencia de la ética que conllevan un viaje seguro hacia la perversión. A todo ello se une un poderoso trabajo de imagen (Diego Poleri), así como de sonido y música original (Abel Tortorelli).