CRÍTICA



  • Lava, otra muestra de libertad creativa
    Por Ezequiel Boetti


    Tras su paso por los festivales de Mar del Plata y Annecy, se estrena Lava, esta nueva película de animación de Ayar Blasco,  el director de El sol.
     
    Conocido gracias a varios cortometrajes y a su aporte como director de arte de Mercano, el marciano, Ayar Blasco es un director interesado en imaginar el fin del mundo a través de sus trazos. Así lo hizo hace más de diez años en su debut en la realización de largometrajes con El sol (2009), que tenía un grupo de personajes intentando sobrevivir luego de una catástrofe, y así lo hace ahora con Lava, en la que un grupo de extraterrestres invade el planeta e hipnotiza a los humanos a través de la televisión y los dispositivos móviles.

    Más allá de las indudables diferencias de tono y estilo, los ecos de El eternauta son bien visibles y audibles en esta distopía alucinada y alucinógena. Si allí el primer síntoma de anomalía era una inesperada nevada sobre la ciudad de Buenos Aires, aquí hay varios gatos gigantes que sobre las terrazas observan inmóviles la dinámica urbana como preludio de lo que vendrá.

    La situación encuentra a la tatuadora Débora (voz de Sofía Gala Castiglione) en una reunión con varios amigos junto a los cuales iniciará un recorrido que opera como puntapié para una serie de aventuras (o desventuras) hilarantes. Lava es mucho menos frenética, más oscura en su tono y reposada en el peso de sus personajes, que El sol. El resultado, sin embargo, es otra muestra de libertad creativa de uno de los referentes de la animación argentina.


    (Fuente: Otroscines.com)


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