Iván Giroud: “hacíamos el Festival presencial o no lo hacíamos”
Por Mayte Madruga Hernández
En un contexto complejo donde la gran mayoría de los festivales de cine han apostado por lo digital, por lo online, ¿por qué el Festival de Cine de La Habana no pensó en ningún momento apostar por esta vía?
Desde que comenzó la pandemia llegamos a la conclusión de que el Festival o se hacía presencial o no se hacía. Era algo que teníamos claro desde un inicio. Esta idea está basada en dos conceptos fundamentales, uno porque el Festival para nosotros es el espacio donde coincide la obra, el cineasta, el público. Eso no quiere decir que no apoyemos otras iniciativas que hagan en otros lugares, otros eventos de cine de manera online. Cada espacio encuentra siempre los caminos que consideran más apropiados. Una segunda razón es el público. El Festival de Cine La Habana es un evento de mucho público, tampoco la conectividad en Cuba, ni los recursos de los participantes asiduos al Festival permitiría una opción online.También a nuestro favor está que el Covid en Cuba está bastante controlado.
Desde que inició esta situación sanitaria mundial, nosotros no hemos parado de trabajar. Buscando obras para la selección, la inscripción de películas. Porque no podíamos esperar a los resultados de un panorama tan incierto, para decidir qué hacíamos y qué no. Para decidir qué hacer, teníamos que saber qué teníamos en obras y en películas. La convocatoria fue aplastante. Superó las anteriores en cuanto a las inscripciones. Entonces más próximo a la fecha, decidimos optar por hacerlo y de forma presencial.
Consideramos más prudente realizar el Festival en dos momentos, dos dosis. Uno será en diciembre, ya los cines han abierto por suerte, y en esta tendremos una selección que no es competitiva y la otra en marzo, donde presentaremos las obras en concurso, de forma que puedan participar en ese momento los jurados y de los creadores en el espacio físico donde presenten sus obras, participen en conferencias de prensa, etc. El Festival es muy grande y normalmente hay filmes en competencia y también tenemos secciones importantes no competitivas.
Hemos tenido muy en cuenta las medidas epidemiológicas, es por ello que tendremos menos funciones, y podemos organizar mejor los cines. La situación nos obliga a aceptar las medidas que se han tomado en los cines en cuanto a capacidad; en cuanto a funciones, y de esta manera, fragmentando el Festival en dos momentos: en diciembre de este año, y un segundo momento al principio del que viene, el Festival podrá mantener el nivel que esperamos que tenga. Tenemos una magnífica selección dividida en dos momentos. No queríamos bajo ningún concepto renunciar a hacer algo en diciembre, pero organizar el concurso en ese momento era bastante incierto, porque implica traer a los jurados, a los directores de las obras en concurso, en un momento bastante complicado en todas partes.
Esto nos ha obligado a repensar muchos elementos, que tienen que ver con las circunstancias específicas, pero también ayuda a modernizar conceptos, aprovechar muchas posibilidades tecnológicas. Por ejemplo, el transporte de copias vamos a reducirlo al mínimo de manera que todos los filmes lleguen por descargas de internet y depositadas en un servidor. Lo cual nos obliga a entrar en un territorio que nunca habíamos explorado.
También debemos numerar las butacas en los cines, con un plan más organizado, lo cual podrá tener elementos favorables, aunque el público no está habituado a ellos. Pero nos va encaminar incluso hacia la próxima edición, de diciembre de 2021, donde vamos a tener un Festival más organizado y con un nuevo modelo de producción del mismo.
El Festival tendrá dos momentos, pero el evento siempre ha tenido dualidades, tales como la cita que aprecian los públicos y la que perciben los cineastas y los profesionales de la industria, en ese sentido, ¿cuáles son los retos de colegiar estas dos miradas con estas decisiones tomadas?
Vamos a sentir en la primera parte, la de diciembre, la ausencia de cineastas extranjeros, vendrán algunos, pero no todos los que normalmente vienen en ese período, porque ya vemos que la situación de la pandemia en Europa y en América Latina ha tomado fuerza. O sea, sentiremos la ausencia de discusiones teóricas, de encuentros de conferencias de prensa, ese movimiento que es también muy importante, no solo para los cineastas, sino para nosotros, para los cineastas cubanos, para fomentar todas esas sinergias que un festival es capaz de generar.
Creo que hemos hecho una selección rigurosa. Nos sorprendió a todos que tuviéramos ese nivel de convocatoria. Pienso que, aunque hagamos el Festival en dos momentos, para muchos cubanos será una ventaja, pues tendrán dos períodos para disfrutar buen cine, un cine diferente, que normalmente no vemos el resto del año.
Un festival siempre está en reinvención, siempre está en cambio, es un organismo vivo que necesita todo el tiempo estar en ese choque con la realidad del momento, con las obras que se presentan, un festival no fabrica las películas, ellas existen, la labor de un festival es ponerlas a dialogar a interrelacionarse, organizar un mejor programa, descubrir las líneas y las temáticas que van sobresaliendo, las que van marcando un universo de discusión, no solo estético sino también social. Ese es el papel del Festival, pero siempre tiene que ser diferente, como diferente es la producción o el momento en que lo estás haciendo. Esto también ha sido un reto, uno más que forma parte del proceso creativo del mismo Festival.
Siempre en estas circunstancias es importante preguntarse, qué es lo mejor para el público, para el cine.
¿Cómo mantener la coherencia entre estas dos dosis?
La coherencia parte de no perder nunca ese objetivo raigal que tiene el Festival. Ese objetivo de defender, de proponer una curaduría al público y que se vea esa línea que divide diciembre y marzo como un hilo continuo. El trabajo que tenemos es comunicar bien para que el público sea capaz de percibir lo que nosotros creemos que estamos construyendo.
Se trata de abrir canales y ser creativos, partiendo de una circunstancia muy particular. Cada festival ha enfrentado la situación desde muchos ángulos, pero teniendo en cuenta sus realidades muy particulares, cada ciudad, cada país. Las realidades son muy complejas, no solo presupuestarias, son culturales, son sociales, son políticas y la clave está en tratar de interpretar cuál es el camino.
¿Esta decisión tomada cómo dialoga con el panorama internacional de festivales?
Estamos más en la línea presencial que defendió el Festival de Cannes, el Festival de Venecia, que son dos grandes festivales, universales en el paradigma histórico, Cannes, que es en mayo decidió no hacerlo, de todas maneras, hizo su selección marcó su programa de forma pública, de manera que ya esas películas tienen esa marca. La Mostra de Venecia pudo arriesgarse a hacer un festival más pequeño, pero no renunció a hacerlo presencial, el Festival Internacional de Cine de Toronto hizo una mezcla, entre online y presencial. Otros festivales en América Latina en circunstancias más duras, se han visto obligados a hacer uso de las plataformas virtuales. Nosotros no estamos preparados para asumir ese reto, ni tecnológicamente, ni sentimos que era coherente asumir ese camino. Por eso creo que podemos arriesgarnos a sostener este modelo de festival presencial con capacidades limitadas de público. Por lo cual haremos más proyecciones de las películas seleccionadas tratando de compensar.
La pandemia ha golpeado todo y la industria del cine va a hacer una de las más sensibles a este impacto. Este año no lo sentimos tanto en cuanto a las inscripciones, pero creo que en la próxima edición si se sentirá. ¿Cuántos proyectos dejaron de rodarse? ¿Cuántas películas no se han podido concluir? O sea que el impacto del Covid en la industria cinematográfica es brutal. Pero hay que luchar por defender los espacios físicos, de contacto, porque es parte del cine, esa energía que se crea, que no es individual solamente, es colectiva.
Si tuvieras que dar un mensaje a los espectadores que llegarán a diciembre, ¿cuál sería?
Tenemos que hacer un trabajo desde la organización muy serio, responsable. No dejar de convocar, pero alentar a la compra adelantada de las entradas. Es el momento de hacerlo. Para eso, como la programación no va a ser tan extensa en ambas partes, vamos a publicar tan pronto anunciemos el programa, no solo las obras seleccionadas, sino en los horarios y días que serán exhibidas. Para que el público reserve su entrada. Evitando al máximo la aglomeración y la venta de entrada en taquilla.
La clave es incentivar mucho a la disciplina, al respeto a las medidas, porque hay algo que supera al Festival y es la salud, y hay que velar mucho por eso. El Festival siempre desde su campaña de comunicación ha tenido muy en cuenta esos elementos y hay que ser muy responsables con ellos. Ser responsables no solo es buscar las películas, es programarlas bien y tener garantizado que el público tenga acceso a la información adecuada, para que pueda adquirir las entradas con tiempo.
Va a ser un momento muy diferente, pero creo que el público terminará por agradecer que nosotros nunca dudáramos en tratar de hacer el Festival.
(Fuente: habanafilmfestival.com)