ENTREVISTA



  • Cuando el cine es un modo de vida
    Por Adolfo C. Martínez


    Su vitalidad y su pasión por el séptimo arte no han decaído nunca, y actualmente se dispone a comenzar el rodaje de Me robaron el papel picado , "una historia -dice en un diálogo con La Nación- que comenzó como un documental y finalmente será una película de ficción en la que vuelco mis vivencias y testimonios de mi juventud.

    "Yo nací en Bella Vista cuando esa localidad era un lugar casi despoblado. Allí, en 1934, vi pasar por sobre mi cabeza el enorme dirigible Graf Zeppelin, lloré la muerte de Carlos Gardel y comencé a cantar tangos en las orquestas típicas de Lanzoni-López, de Osmar Maderna, de Angel Cutini y de Amancio López. Transité muchos escenarios entonando tangos y pensé que mi futuro sería el de cantante, pero el cine, que por entonces producía una enorme cantidad de títulos, pudo más que mis ansias vocales... Todos estos episodios me sirvieron para elaborar un guión que no es autobiográfico, pero me apoyaron para elaborar la película, cuyo rodaje comenzaré en febrero".

    -¿A qué se debe el título de tu producción?

    -Cuando era muy chico, me entretenía recortando hojas de diarios para convertirlas en papel picado. Un día de carnaval, un compañero se quedó con todo ese papel picado que yo había reunido, lo que me produjo una gran tristeza. Ese episodio me marcó muy íntimamente, porque fue la primera vez que lloré frente a un fracaso.

    -¿Qué te impulsó a ingresar en la cinematografía?

    -Mi asombro frente a las películas argentinas que veía casi diariamente en el cine de mi pueblo. La magia de la pantalla me deslumbró y un día me acerqué a los estudios San Miguel, que estaban cerca de mi casa, y me ofrecí para hacer cualquier tarea que tuviese que ver con ese arte. En 1949 actué como extra en Petróleo , en Novio para las muchachas y en algunos otros films. Posteriormente, y como asistente de cámara, foquista y operador de cámara, participé en decenas de películas que se rodaron en aquellos estudios que cuando, lamentablemente, cerraron sus puertas dejaron a nuestra cinematografía sin uno de los más importantes sets de la Argentina.

    -¿Cómo continuaste con tu carrera?

    -Por aquellos tiempos yo ya tenía un gran oficio, y pude continuar mi trayectoria en otros sellos, entre ellos Artistas Argentinos Asociados, como camarógrafo y director de fotografía. Trabajé a las órdenes de los más prestigiosos realizadores de la época, hasta que decidí que ya era hora de probarme como director. En 1960 realicé el cortometraje Trayectoria mientras proseguía mi labor como director de fotografía. En 1981 dirigí el video Matías y los otros, que, debido a su éxito, convertí en un film de 35 milímetros. Posteriormente rodé Atrapadas, Seguridad personal, Las lobas, Enfermero de día, Camarero de noche y El Che. Proseguí mi tarea como técnico hasta 2001, cuando dirigí Chúmbale, adaptación de una obra teatral de Oscar Viale.

    La carrera de Aníbal Di Salvo incluye su participación en 170 largometrajes, en veinte documentales y en mil cortos publicitarios para la televisión. "Nunca tuve descanso -refiere-, simplemente porque el cine es mi manera de vivir con alegría y felicidad. Siempre tengo algún proyecto, alguna idea para llevar a la pantalla, y por eso ahora mis energías están puestas en Me robaron el papel picado, que será, posiblemente, el resumen de todo lo que me ocurrió en mis años adolescentes."

    -¿Cuál es tu opinión acerca del nuevo cine argentino?

    -Creo que muchos de los nuevos realizadores le están dando la espalda a nuestra cinematografía. Ignoran que las temáticas deben dejar de lado lo intelectual y adentrarse en lo popular, en lo que los espectadores sienten como suyo. ¿De qué vale que esas películas ganen premios en el exterior si aquí pasan casi inadvertidas? ¿De qué sirve que el número de producciones aumente en cantidad si el público no las tiene en cuenta?

    Con numerosos galardones en su haber, Aníbal Di Salvo se convirtió en un realizador emblemático que sigue un camino que se impuso desde sus comienzos. "Yo hago cine para que el público lo disfrute, reflexione y se entretenga -finaliza-, y entre éxitos y algún fracaso ése es mi lema, un lema que me permite ahora, en mi madurez, proseguir mi trabajo con el mismo entusiasmo de mi juventud." 
     


    (Fuente: )


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